lunes, 2 de julio de 2007

El comercio burla el embargo

CUBA
El comercio burla el embargo

Las sanciones comerciales prohiben que turistas estadounidenses visiten
Cuba y permiten sólo que EE UU exporte productos alimentarios, agrícolas
y medicamentos. Pero los mayoristas y distribuidores en Europa, Asia,
América Latina y Canadá suelen vender algunas marcas reconocidas a los
importadores cubanos

WILL WEISSERT / AP

LA HABANA.- Los arcos dorados, símbolo de McDonalds, no son visibles en
La Habana. Tampoco hay un solo Starbucks ni un Wal-Mart. Es imposible
comprar una Budweisser, un Corvette o una Dell, pero en Cuba, se puede
comprar una Coca-Cola.

Pese al embargo impuesto por Washington hace 45 años al gobierno de
Fidel Castro, las ventas en la isla siguen llevando dinero a los
bolsillos de las empresas estadounidenses.

Zapatos deportivos Nike, dentífricos Colgate, cigarrillos Marlboro,
cremas de afeitar Gillette, pantalones vaqueros Jordache... todo es
fácil de encontrar aquí. Los cubanos que usan lentes de contacto pueden
adquirir la marca Bausch & Lomb. Los padres pueden obsequiar a sus niños
un camión de bomberos con la figura de Mickey Mouse.

Decenas de marcas estadounidenses están a la venta aquí, y no en alguna
suerte de mercado negro o en un callejón oscuro. Están en los vestíbulos
de los lujosos hoteles administrados por el gobierno y en los
supermercados o farmacias que responden al gobierno comunista.

Las compañías señalan que no tienen conocimiento directo de las ventas
en Cuba, y que el dinero involucrado representa un monto pequeño, por lo
que sería poco práctico el frenar las operaciones. Pero resulta difícil
negar que una parte de las transacciones termina en Estados Unidos.

Simplemente pasan
"Tratamos de hacer y hacemos lo posible para vigilar... pero en una
economía globalizada, es imposible detener todo", dijo Vada Manager,
director de administración de asuntos globales de Nike Inc.

Las sanciones comerciales prohiben que los turistas estadounidenses
visiten Cuba y permiten sólo que Estados Unidos exporte productos
alimentarios y agrícolas, medicamentos y cierto equipo de
telecomunicaciones. Pero los mayoristas y distribuidores en Europa,
Asia, América Latina y Canadá suelen vender algunas de las marcas más
reconocidas de Estados Unidos a los importadores cubanos.

Christopher Padilla, subsecretario estadounidense de comercio para la
administración de las exportaciones, dijo en Washington que Cuba envía
delegaciones en "misiones de compra", que buscan productos específicos
de Estados Unidos en otros países, para revenderlos en la isla.

Las autoridades cubanas de prensa no permitieron entrevistas con
funcionarios público para hablar de esta supuesta práctica.

En un país donde el turismo es la fuente principal de ingresos, la
oferta de marcas estadounidenses permite atender mejor a los visitantes,
según Daniel Erikson, un experto en economía de Cuba, en la organización
Inter-American Dialogue, en Washington.

"La gente, incluido el cubano promedio, prefiere beber una Coca-Cola que
una gaseosa genérica sin nombre. Ello significa que el gobierno puede
cobrar más", dijo Erikson. "Y evidentemente para la industria turística,
es importante el que los extranjeros que visitan Cuba vean productos que
conocen y en los que confían".

No para cubanos
Todos los productos estadounidenses se venden en pesos convertibles,
considerados divisa extranjera, con un tipo de cambio de 1,08 dólares
unas 25 veces más que el peso regular de la isla.

Aunque los salarios del gobierno se han incrementado recientemente, la
paga mensual promedia todavía los 15 dólares, lo que significa que muy
pocos cubanos pueden adquirir productos estadounidenses.

Pero el mes pasado, el ministro de Economía y Planificación de Cuba,
dijo que el 57% de la población tenía acceso a dólares o pesos
convertibles, ya fuera mediante empleos en el turismo o remesas
provenientes de familiares en el extranjero. Un informe emitido en el
2004 por la Comisión Estadounidense para la Asistencia a una Cuba Libre,
estimó que las remesas, tan sólo de Estados Unidos, totalizan 1.000
millones de dólares al año.

Puerta medio abierta
La llegada de las marcas estadounidenses comenzó formalmente en 1993,
cuando Cuba derogó las leyes que prohibían a sus ciudadanos poseer
dólares. Los cubanos conocen los productos estadounidenses, pese a que
prácticamente no hay publicidad en la isla.

Angel Hernández, un pensionado de 62 años, no mostró dudas cuando se le
presentó un par de zapatos modelo "Air Jordan".

"Eso es Nike", dijo.

Los zapatos, fabricados en China, se venden en 129,40 pesos convertibles
(unos 140 dólares) en una tienda del Parque Central de La Habana.
Abundan también los modelos apócrifos. Varias tiendas, incluida una
dentro del Hotel Habana Libre el Havana Hilton antes de la revolución de
1959 ofrecen modelos Max Air 80 que se asemejan a los originales, pero
Nike no los fabrica.

En el Hotel Comodoro, una tienda de ropa ofrece en 40 dólares un maletín
para gimnasio. La etiqueta dice "Hecho en Indonesia" y "Nike de México",
lo que daría una pista sobre cómo llegó el artículo a Cuba.

El gerente dijo que probablemente, los productos Nike a la venta en Cuba
son "piratas". Sin embargo, reconoció que los distribuidores legítimos
fuera de Estados Unidos podrían estar vendiendo productos a importadores
cubanos, y que Nike podría estar recibiendo algo del dinero generado por
esas ventas.

"Pero de lo que hablamos aquí es de un volumen muy pequeño", dijo. "Y si
somos capaces de detectar de dónde provienen los productos, ese
distribuidor o detallista corre el riesgo de perder su cuenta con nosotros".

John Kavulich, asesor político de U.S.-Cuba TradeEconomic Council Inc.
en Nueva York, dijo que "en ninguna forma debe decirse que ésta es una
forma en que las empresas estadounidenses eluden las restricciones; no
es así".

"Resulta casi imposible para las empresas estadounidenses el detener
esto", añadió Kavulich.

Negocio es negocio
John Kavulich, asesor político de U.S.-Cuba TradeEconomic Council estima
que el valor de las marcas estadounidenses vendidas en Cuba es
"probablemente de 20 millones de dólares o menos al año", pero destacó
que menos del 5% de ese monto representa utilidades para las empresas
estadounidenses, debido a todos los estratos de transacciones por los
que pasan los productos para llegar a la is1la.

Se consigue desde jeans hasta salsas de marca
Al menos dos tiendas de ropa en La Habana llevan el nombre Jordache y
una utiliza incluso el logotipo de la compañía la cabeza de un caballo
en su marquesina. Los estantes están repletos de pantalones vaqueros,
camisas y blusas con etiquetas de la marca.

Steven Nakash, director de licencias de Jordache Enterprises en Nueva
York, dijo que la compañía ha tenido noticias sobre el uso no autorizado
de su marca en Cuba desde hace varios años, pero la empresa otorga
licencias de su marca a los fabricantes, incluido uno en México. Añadió
que no está seguro de dónde provienen los productos ofrecidos en Cuba.

¿Me llega algo de los ingresos de Cuba? Absolutamente no", dijo Nakash.

Dureza y flexibilidad
Después de que Fidel Castro tomó el poder, más de 100 corporaciones
estadounidenses incluida Ford Motor Co. obtuvieron licencias para operar
en Cuba mediante filiales extranjeras.

Una ley federal promulgada en 1992 prohibió esas transacciones, aunque
autorizó la exportación de medicamentos estadounidenses. Ocho años
después, el Congreso permitió las ventas directas de alimentos y
productos agropecuarios a Cuba, desde arroz, helado y ganado hasta
maderas y cigarrillos.

Desde entonces el ketchup Heinz, la salsa Tabasco y el pollo Tysons han
estado disponibles esporádicamente en los supermercados del gobierno
cubano, y EE UU se ha convertido en el principal proveedor de alimentos
y productos agropecuarios para la isla.

Los precios pueden ascender al doble que en las tiendas estadounidenses.
Un envase de dentífrico Colgate cuesta un mínimo de 4,85 dólares.

También es posible encontrar otros productos que incluyen champú,
acondicionador y jabón de Colgate-Palmolive Co., con sede en Nueva York.
Una crema para afeitar de Gillette Series, distribuida por Procter &
Gamble Zurich cuesta 4,80 dólares el envase.

¿Puede considerarse a estos artículos medicamentos? Difícilmente, según
las autoridades estadounidenses. Pero el determinar si algún producto
estadounidense llega a Cuba legalmente resulta difícil, pues el
Departamento de la Tesorería no revela quién obtiene licencias de
exportación, con base en las leyes del secreto comercial.

http://www.eltiempo.com.ve/noticias/default.asp?id=116366

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