lunes, 22 de septiembre de 2008

Los rostros, los hechos y los números de la tragedia

Cuba: Los rostros, los hechos y los números de la tragedia
Escrito por Jorge Gómez Barata
22-09-2008

Para el país los hechos se prolongaron por unos diez días, en algunas
localidades, horas y para muchas familias apenas minutos. Los huracanes
con vientos que alcanzaron 340 kilómetros por hora, olas que superaban
edificios de cinco plantas, mareas que llegaban a cotas insospechadas,
lluvias torrenciales que lo inundaron todo y brutales penetraciones del
mar abatieron la obra humana y a la naturaleza de Cuba.

A lo largo y ancho de la Isla fueron sensiblemente afectadas todas las
actividades y todas las personas. Ningún cubano quedó al margen, ninguna
zona, pueblo o ciudad escapó a las amenazas o al impacto de los
meteoros. Organizada, preparada, bien dirigida y curtida, la Nación
cerró filas y tensó sus fuerzas. Los Consejos de Defensa fueron
activados y tomaron el mando. La Defensa Civil y el Instituto de
Meteorología asumieron la orientación y las tareas de protección. Las
fuerzas armadas y del Ministerio del interior alistaron su técnica y sus
efectivos. Todo fue previsto.

Rápida y eficazmente se evacuaron o protegieron 3 millones 179 mil 846
personas, 176 mil 113 estudiantes de centros internos fueron retornados
a sus viviendas y se reubicaron 2 mil 818 turistas. En esas acciones se
utilizaron más de 10 mil medios de transporte, se habilitaron cientos de
albergues, centros de elaboración de alimentos, facilidades para
servicios médicos y se utilizaron las comunicaciones de diseño militar.
La radio y la televisión crearon cadenas. En la más grande operación de
defensa civil registrada en el hemisferio participaron 87 mil personas.
Hubo que lamentar la muerte de siete ciudadanos.

Nada podía sin embargo detener las fuerzas desatadas. Más de 444 mil
viviendas resultaron afectadas, 63 mil 249 de ellas, en las que vivían
más de 200 000 personas fueron totalmente destruidas.

Con diferentes períodos de duración, todo el país estuvo a oscuras. Las
afectaciones a la infraestructura eléctrica incluyen la destrucción de
150 torres de alta tensión, 4 500 postes, 530 transformadores y 5 mil
luminarias. En algunas localidades el 100% de las líneas eléctricas
resultaron dañadas. Se perdieron millones de kilómetros de cables y
miles de conexiones, anclajes y otros elementos del sistema electro
energético nacional. Algunas plantas generadoras detuvieron sus
operaciones y muchas de las mini y micro hidroeléctricas resultaron
averiadas.

Fueron destruidas varias torres para la transmisión y recepción de la
radio, la televisión y la telefonía. Casi 10 000 servicios de
telecomunicaciones fueron afectados.

Sufrieron pérdidas totales más de 65 mil 700 hectáreas de diferentes
cultivos, 877 organopónicos y 392 huertos intensivos. 205 casas de
cultivos protegidos y la mayoría de las instalaciones de cultivos
semiprotegidos fueron dañadas. 180 mil hectáreas de plantaciones
forestales resultaron desvastadas.

Por su fragilidad la apicultura resultó barrida y la avicultura fue
quebrantada en un 80 %, más de medio millón de gallinas ponedoras y
pollos perecieron. Resultaron destruidas 3 mil 414 casas de curar tabaco
y se dañaron 1 590. Más de 800 toneladas en proceso resultaron afectadas.

Las áreas de cultivo de café fueron mutiladas y en los municipios más
productores, virtualmente se perdió toda la cosecha, igual suerte
corrieron 42 mil 305 hectáreas de plátano y más de 10 mil hectáreas de
otros cultivos. En las plantaciones de caña de azúcar se reportan 156
mil 600 hectáreas encamadas, 518 mil 879 inundadas y 3 mil 895 de caña
nueva perdidas. Aproximadamente 40 mil toneladas de azúcar se mojaron.

Las afectaciones en las instalaciones industriales son generalizadas,
todas las fábricas, minas, talleres, oficinas de diseño, obras de la
construcción, viales y acueductos paralizaron sus producciones y muchas
no han podido reanudarlas. 28 panaderías, 8 dulcerías y una empresa de
conservas de frutas y vegetales perdieron sus techos. En almacenes y
establecimientos se dañaron 4 mil 355 toneladas de alimentos. En las
capacidades de almacenamiento se reportan afectaciones por cerca de 50
000 toneladas. Sólo en la base de almacenes de Holguín se registran
daños en 12 mil 750 toneladas de productos. Todos los puertos reportaron
averías y todavía 7 permanecen cerrados.

La red vial fue golpeada, además de miles de kilómetros de caminos y
carreteras dañadas en todo el país, se reportan afectaciones en puentes
y accesos y considerables daños en arterias principales como el
pedraplén de Cayo Coco, el viaducto de La Farola y la Autopista Nacional.

En el área de salud pública sufrieron considerables daños: 26
hospitales, 18 policlínicos, 191 consultorios, 14 hogares de ancianos y
casas de abuelos y 42 farmacias. Las instalaciones de varios grandes
hospitales fueron golpeadas. En hospitales, policlínicas y escuelas se
dañaron 794 computadoras.

En el sector educacional se afectaron 1160 escuelas y 2 mil 642
sufrieron daños considerables, 186 círculos infantiles fueron afectados
y se registraron daños severos en los Institutos Pedagógicos de Holguín,
Las Tunas y Camagüey. Las universidades de Cienfuegos, Sancti Spíritus,
Matanzas, Villa Clara, Holguín, la sede municipal de Puerto Padre en Las
Tunas y el Instituto de Ciencias Agropecuarias de La Habana fueron
fuertemente azotadas.

146 instituciones culturales y 82 instalaciones deportivas, entre ellas
6 Escuelas de Iniciación Deportiva, 13 Escuelas Superiores de
Perfeccionamiento Atlético, dos facultades de cultura física, cinco
estadios provinciales de pelota y 32 municipales, ocho salas
polivalentes, 13 escuelas comunitarias y dos complejos de piscinas
registran afectaciones considerables.

Una idea de la lluvia caída durante esos días se obtiene al saber que
sin contar el agua que fue al mar y la que permanece inundando los
campos, en 239 embalses, ingresaron 1 791 millones de metros cúbicos del
preciado líquido.

En 10 de las 14 provincias cubanas y en el Municipio Especial Isla de la
juventud es más fácil enumerar aquello que los huracanes no afectaron
que relacionar lo dañado o destruido. Cuba protagoniza un desastre cuyas
dimensiones materiales, culturales y humanas son inconmensurables. Las
aguas, los vientos y las mareas arrasaron con años de tesoneros
esfuerzos, no sólo asociados al bien común y al desarrollo económico y
social de las regiones y del país, sino a los planes de los individuos y
las familias.

En instantes colapsaron realizaciones y sueños, joyas arquitectónicas
que habían soportado el paso de los siglos y árboles centenarios,
incluso localidades, parajes y paisajes declarados Patrimonio de la
Humanidad. Entre las ruinas yacen también teatros, bibliotecas,
monumentos, elementos decorativos, carpas e instalaciones deportivas y
recreativas.

La naturaleza resultó duramente golpeada desaparecieron decenas de miles
de árboles, jardines y bosques habitados por una exuberante
biodiversidad, muchas ciudades y poblados quedaron sin áreas verdes,
hubo playas que dejaron de existir y poblados borrados de los mapas y en
algunos sitios, la geografía fue modificada.

Nadie podrá cuantificar el patrimonio intangible que asume forma de
sueños e ilusiones que es preciso aplazar o cancelar. Para quienes les
falte sensibilidad para comprenderlo, tal vez baste decir que, calculado
en dinero, a precios convencionales, y no con los valores del mercado
internacional actual, los daños preliminares ascienden a más de 5 mil
millones de dólares.

http://elmercuriodigital.es/content/view/13174/301/

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