sábado, 11 de octubre de 2008

Insuperable el déficit de casas en Cuba

Publicado el viernes 10 de octubre del 2008

Insuperable el déficit de casas en Cuba
Redacción de The Miami Herald
FLORIDA, Cuba

La choza de madera de un solo cuarto donde vivía Humberto Díaz en la
parte central de Cuba todavía está técnicamente de pie, pero las
planchas del techo se partieron en pedazos cuando una palma le cayó
arriba durante el huracán Ike.

Hace poco pasó varias horas recogiendo materiales del piso para usarlos
en la reconstrucción y espera poder comprar tejas a unos $4 cada una.
Díaz duda que la ayuda del gobierno cubano pueda llegar a tiempo: hay
demasiadas personas esperando.

"La última vez que un ciclón afectó mi casa, el Estado se demoró cuatro
meses en conseguirme materiales'', dijo, mientras cortaba los restos de
la palma que cayó sobre su casa. "Tenemos que reconstruir nosotros mismos''.

Díaz se cuenta entre los más de dos millones de personas en la isla
cuyas casas se vieron duramente afectadas con el paso de dos grandes
ciclones. Según la cuenta del gobierno cubano, unos 440,000 viviendas
fueron dañadas por los ciclones Gustav en agosto e Ike, ocho días más
tarde, en septiembre. Unas 63,000 de ellas quedaron totalmente destruidas.

Cuba, que ya sufría de una grave escasez de viviendas, casi ha duplicado
su déficit de casas. La cuenta de su reconstrucción suma miles de
millones de dólares. Ante la escasez de recursos y una devastación
nacional, el país afronta la enorme tarea de albergar a las víctimas de
los ciclones y, simultáneamente, tratar de reconstruir su industria
agrícola y miles de edificios gubernamentales.

La escasez de alimentos ha comenzado a afectar la capital, y es probable
que el gobierno se vea obligado a invertir primero en la compra de
víveres. El gobierno estima que necesitará $5,000 millones para la
reconstrucción. Expertos dicen que la tarea es tan gigantesca que es
poco probable que Cuba pueda cumplirla nunca. Demasiadas estructuras se
han perdido en un país donde miles de personas ya vivían en albergues
temporales y en los que faltaban condiciones mínimas. La gente
simplemente tiene que arreglárselas como pueda.

Díaz, cuya casa de Camagüey era más grande antes de perder la mitad de
la misma durante otro ciclón, está viviendo con unos amigos.

La familia Tejada, que vivía en a provincia de Holguín, en el noreste
del país, han estado durmiendo en una escuela todas las noches. Cuando
amanece, recogen sus pertenencias para que los niños puedan dar clases
en lo que los refugiados tratan de reconstruir sus casas.

Rosa Arencibia, de 47 años, dijo que 42 personas abarrotaban la casa de
tres cuartos de su hermana en Camagüey.

José Armando Valdez, de 81 años, tiene que buscar que alguien lo
transporte de favor todos los días entre su casa de Santa Lucía en
Camagüey y la de su hijo en Guardalavaca en Holguín, donde duerme.

"Por lo menos tengo la mitad de mi techo'', dijo Valdez. "Por ahora
puedo quedarme debajo de esa mitad. Primero hay que ayudar a los que
perdieron todo el techo''.

Aún antes de los ciclones, la prensa del gobierno cubano había dicho que
déficit nacional de vivienda era de unas 600,000 unidades, un aumento en
relación con las 530,00 de hace cinco años. El gobierno se jactó de la
construcción de 110,000 viviendas el año pasado, pero luego tuvo que
reconocer que ni siquiera se había acercado a esa cifra. "Nada justifica
fraudes ni engaños como los del año pasado, cuando se reportó que cierta
cantidad de casas estaban terminadas, y no lo estaban'', dijo el año
pasado el vicepresidente Carlos Lage.

El Instituto Nacional de la Vivienda ajustó su meta a 50,000 casas
nuevas al año. A ese paso, tomaría por lo menos 20 años el construir
todos los hogares que se necesitan en Cuba.

De acuerdo con los reportes de la prensa, el gobierno había construido
22,558 alrededor de junio de este año.

"Los ciclones han azotado a Cuba siempre, y nunca, nunca, nunca había
sido como esta vez'', opinó el profesor de Arquitectura de la
Universidad Internacional de la Florida Nicolás Quintana, antiguo
planificador de la ciudad de La Habana. "¿Qué va a hacer falta para
reconstruir? ¿Reconstruir cómo? ¿Están hablando de techos de aluminio y
de paredes de madera? Si quieren reconstruir de verdad, van a necesitar
sus buenos $50,000 millones''.

Durante viajes recientes a la isla de varios corresponsales de The Miami
Herald, los periodistas vieron camiones cargados de materiales de
construcción yendo de un lado para otro por las maltratadas carreteras.
Pero los residentes cuyas casas se derrumbaron dijeron que la ayuda se
demoraría probablemente meses en llegar a ellos.

"Estamos hablando de cifras inconcebibles'', dijo Quintana. "Eso allí es
un verdadero desastre''.

Los expertos están de acuerdo en que los recursos para hacer
reparaciones no existen, sobre todo considerando que muchas de las
fuentes de ingresos de Cuba, como el tabaco, también sufrieron.

"Yo sospecho que eso no se va a arreglar'', declaró Tomás
López-Gottardi, de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de
Miami. "La mayor parte de esa destrucción estaba por pasar de todos
modos. El huracán simplemente la aceleró. Todo el mundo está de acuerdo
en que ellos no tienen los materiales necesarios''.

El Departamento de Estado de EEUU ofreció a Cuba $6 millones en
materiales de construcción para ayudar a decenas de miles de familias,
pero el gobierno cubano rechazó la oferta, diciendo que lo que necesita
es que se suspenda temporalmente el embargo para poder comprar los
abastecimientos que necesita. Semejante moratoria necesitaría ser
aprobada por el Congreso y es altamente improbable, según los expertos.

"Desde el punto de vista económico, a mí no me parece que Cuba podrá
recuperarse, en el sentido en el que yo defino la palabra
recuperación'', dijo José Azel, director de la Mesa Redonda de Negocios
Cubanos del Instituto de Estudios Cubanos y Cubanoamericanos de UM. "No
me parece que Cuba pueda hacerse de los recursos financieros necesarios''.

The Associated Press reportó hace poco que cientos de familias están
viviendo en condiciones miserables en la Habana del Este, donde el
gobierno las colocó en refugios temporales después del huracán Charlie
en el 2004. Lo mismo que las víctimas de Katrina en New Orleans, todavía
están esperando un alojamiento más seguro.

"Me dijeron que iba a ser seis meses, pero eso fue en el 2004'', dijo
María Escalona, de 48 años, una supervisora de preescolar que vive con
su esposo y su hijo de 22 años en dos cuartos con paredes de concreto y
un techo lleno de goteras en Bahía, una comunidad de viviendas
temporales en la Habana del Este. "Yo quiero salir de aquí cuanto antes''.

Los corresponsales de The Miami Herald que contribuyeron a este
reportaje desde el centro y el occidente de Cuba no se dan a conocer
porque carecían de la visa requerida por Cuba para reportar desde la
isla. El artículo fue escrito por Frances Robles en Miami.

Cuba@MiamiHerald.com

http://www.elnuevoherald.com/167/story/299924.html

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