domingo, 4 de julio de 2010

EN TORNO AL PRÉSTAMO DE LOS CHINOS Y EL FUTURO DE LA ECONOMÍA CUBANA

EN TORNO AL PRÉSTAMO DE LOS CHINOS Y EL FUTURO DE LA ECONOMÍA CUBANA
02-07-2010.
Elías Amor Bravo
Economista, ULC

(www.miscelaneasdecuba.net).- ¿Podemos confiar en que el problema de la
economía castro raulista se resuelve con un préstamo? Los medios se han
hecho eco de que las autoridades de Pekín planean conceder ayuda
financiera a La Habana para afrontar el déficit de liquidez del sistema
bancario con la concesión de un préstamo multimillonario. Varios cambios
se han producido con respecto a otras situaciones similares en el pasado.

Para empezar, se habla de préstamo, y no de esas ayudas a fondo perdido
que tanto gustan a la ineficiente economía castro raulista.
Precisamente, la obtención graciosa de esas subvenciones improductivas
procedentes de la extinta URSS es lo que ha impedido a la economía de la
Isla ocupar un puesto en la economía mundial y ser capaz de alimentar a
su población.

La concesión del préstamo supone, de antemano, que los chinos no están
por la labor de mantener un sistema económico inservible en el que ellos
tampoco confían, y la exigencia de unos tipos de interés apunta a un
cambio cualitativo muy importante en las relaciones entre los dos países.

De otro lado, las autoridades del régimen habrían tenido que solicitar
un préstamo de una magnitud ciertamente importante, y que se cifra en
3.000 millones de dólares para afrontar a corto plazo, la grave crisis
de liquidez que atraviesa la Isla y que lastra cualquier posibilidad de
recuperación económica.

Los datos de CEPAL consignan impagos por parte de los bancos cubanos que
se sitúan entre 600 y 1.000 millones de dólares en 2009, lo que ha
supuesto en varias ocasiones, diferendos con las empresas extranjeras
establecidas en la Isla, que no han podido repatriar los beneficios a
sus casas matrices en los plazos convenidos.

Es cierto que la suavización de las operaciones comerciales con Estados
Unidos supondrá una bocanada de aire fresco a corto plazo, pero tampoco
se resuelve así el problema de una economía que viene cayendo en picado
desde 2006.

El problema de la deuda externa del régimen castrista es estructural, y
actúa como una rémora al crecimiento económico. Aunque las cifras no son
muy exactas, y cabe aceptar que las transformaciones contables actúan a
favor de la reducción de las mismas, en 2008 se incrementó la deuda
externa hasta 20.532 millones de dólares, hasta representar el 152% del
valor de las exportaciones, y casi el 30% del valor del PIB de la
economía, según The Economist Intelligence Unit, EIU.

Aunque China sea actualmente el segundo socio comercial de Cuba, por
detrás de Venezuela, la rentabilidad de sus actividades en la Isla deja
mucho que desear, a diferencia de lo que están obteniendo los asiáticos
en otros países de América Latina.

El nivel de endeudamiento de la Isla con los bancos chinos va en
continuo aumento, a pesar de que las autoridades se han esforzado en una
renegociación de la deuda oficial durante la visita a la Isla en 2008
del presidente chino Hu Jintao.

Por todo ello, la concesión de un nuevo préstamo va a estar muy
condicionada a los cambios que se necesitan en la economía castro
raulista para fomentar su crecimiento y despliegue. Atrás quedan los
tiempos del dinero fácil y del derroche de su hermano, ahora convertido
en pronosticador oficial de guerras mundiales y comentarista de fútbol.

Los chinos no van a otorgar a Raúl Castro el mismo trato que al otro, y
no van a perder ni un solo instante en reflexionar sobre su apoyo
financiero al régimen castrista, porque su objetivo es asegurar que los
fondos que generan se emplean de forma adecuada, posiblemente en
inversiones en equipamientos industriales, infraestructuras o
tecnología, actividades de las que está muy necesitada la débil economía
del régimen.

De lo que no me cabe la menor duda es que, a diferencia de ocasiones
anteriores, Raúl Castro se va a encontrar observado y vigilado por los
chinos, y no le va a servir de nada ponerse a cantar en su idioma, como
la última vez que visitaron La Ha

bana las autoridades del gigante asiático para conseguir sus objetivos.
Se tiene la sensación de que los chinos, gente práctica donde las haya,
se han cansado de apostar por un enfermo de muerte que sólo comete
errores en materia de política económica, y que se ha convertido en un
motivo de preocupación para la continuidad y expansión de las relaciones
comerciales del gigante oriental con la economía de Occidente.

Que aproveche muy bien este préstamo Raúl Castro, porque mucho me temo
que puede ser la última oportunidad procedente de China. Ya se verá.

http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=28653

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