viernes, 16 de septiembre de 2011

Impuestos en Cuba, acostúmbrense

The Economist: Impuestos en Cuba, acostúmbrense
Última actualización Friday, 16 September 2011

El sistema impositivo cubano ha comenzado a dar sus primeros pasos, no
exentos de tropiezos, trabas burocráticas e inconformidad popular. Pero
el gobierno de Raúl Castro parece decidido a impulsar esta
transformación sin marcha atrás, con un mensaje claro para los
ciudadanos: esta es la realidad a la que tendrán que acostumbrarse en lo
adelante.

Un mercado campesino cubano en las afueras de La Habana

Con su tradicional agudeza y concisión analítica, la revista The
Economist penetra en el abigarrado panorama de los impuestos en Cuba en
un artículo que describe, con pinceladas muy ilustrativas, la
complejidad de los cambios en una sociedad esclerosada por años de
inactividad, escepticismo e ineficiencia económica.

CaféFuerte publica una versión en español del artículo que aparece en la
edición impresa de The Economist, correspondiente a este fin de semana.

IMPUESTOS EN CUBA: ACOSTUMBRENSE

Los súbditos de Castro se familiarizan con esa otra cosa de la que no
podrán escapar

Cuando Raúl Castro, presidente de Cuba, anunció el año pasado que el
gobierno reduciría su nómina hasta en un 20 por ciento y promovería el
autoempleo, la prensa estatal saludó el nacimiento de una "cultura
tributaria". Como la mayoría de los cubanos nunca han pagado impuestos
sobre la renta, el periódico comunista publicó una guía para entender el
concepto. Los economistas del gobierno previeron un aumento del 400 por
ciento de los ingresos tributarios por vía de los ciudadanos.

El experimento ha sido accidentado. El pasado octubre Cuba publicó un
código de impuestos para los trabajadores en 181 profesiones de reciente
autorización, desde un reparador de muebles hasta un payaso profesional.
Al igual que en los comienzos de los años 90, la última vez que Cuba
intentó la liberalización económica y el cobro de impuestos, las tasas
fueron punitivas: el 10 % de las ventas, 25% para seguridad social y
hasta un 50% en los ingresos. Tales gravámenes desalentaron a algunas
personas a arriesgarse en el trabajo por cuenta propia. Desde mayo las
solicitudes para licencias de trabajo fueron disminuyendo.

Por otra parte, el Señor Castro falló en reforzar la Oficina Nacional de
Administración Tributaria (ONAT), que pronto se vio abrumada por el
papeleo. Eso ha retrasado la recaudación de ingresos y ha permitido la
impunidad tanto para el fraude fiscal intencional como para las
violaciones accidentales. "Ellos parecen aún más confundidos sobre esto
que nosotros", dice Ernesto, un ingeniero que en marzo obtuvo una
licencia para montar un negocio de plomería. Él admite que simplemente
hace un estimado de lo que gana todos los meses y declara una décima parte.

Pero el Señor Castro parece más flexible que su hermano y antecesor
Fidel, quien culpó a los trabajadores por cuenta propia de sembrar
desigualdad y alegremente puso tantos impuestos a los negocios privados
que los obligó a cerrar. Deseoso de encontrar empleos para un millón de
trabajadores públicos que planea despedir, Castro ha facilitado
exenciones de impuesto de seguridad social y en dos ocasiones ha
incrementado el margen de las deducciones. También ha ordenado a la ONAT
volver a entrenar a su personal y contratar nuevos inspectores.
"Ciertamente hay una tendencia a ir haciendo las reglas sobre la
marcha", dice un diplomático europeo en La Habana. "Pero Raúl parece
totalmente decidido a cumplir este trabajo".

Nuevas reformas están en camino. A finales del 2011, los cubanos podrán
comprar y vender casas y automóviles. Queda por ver cuánto tiempo van a
aceptar impuestos sin representación. "Ellos cobran con mucha felicidad
nuestros impuestos", dice Michel, un barbero que recientemente creó un
negocio. "Pero todavía guardan sus secretos".

Traducción: CaféFuerte

http://cafefuerte.com/2011/09/16/the-economist-impuestos-en-cuba-acostumbrense/

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