miércoles, 12 de septiembre de 2012

Construyendo el comunismo a la luz de una "chismosa"

Construyendo el comunismo a la luz de una "chismosa"

Expertos y un diario español coinciden en que, con una red eléctrica
prendida con alfileres, lo raro es que no haya más "apagonazos" en Cuba.
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Rolando Cartaya/ martinoticias.com

septiembre 12, 2012
El diario madrileño El País dice en un editorial, a propósito del apagón
que dejó a oscuras el domingo a media Cuba durante casi seis horas, que
una de las reformas atascadas en la isla es la del sector energético.

Señala el matutino que si a principios de los 90, tras la caída de la
URSS, los apagones eran constantes y hasta de 16 horas por falta de
combustible, la posterior generosidad petrolera de Hugo Chávez no bastó
para resolver de una vez el problema, pues no se acometieron las
inversiones imprescindibles para rehabilitar el sistema eléctrico,
"necesitado" –afirma El País--"de una renovación casi total, como todo
en Cuba".

El editorial apunta que el sistema eléctrico de la isla sigue "prendido
con alfileres oxidados", por lo que lo extraño es que no haya más cortes
del suministro.

Esta última opinión la comparten expertos y estudiosos del devenir de la
red eléctrica cubana, los que coinciden también en su apreciación de que
ésta, lejos de tener una renovación y un mantenimiento sistemáticos,
durante más de medio siglo apenas se ha remendado en situaciones de
emergencia, y su planeamiento no ha tenido en cuenta consideraciones de
vital importancia financiera y económica.

La Unión Eléctrica de Cuba sólo ha explicado que "el apagonazo" –el más
general que recuerden los cubanos, y que dejó la noche cubana de
Camagúey a Pinar del Río como la debe haber visto Colón a su llegada--
fue causado por la falla de una línea de transmisión entre Ciego de
Avila y Santa Clara.

El ingeniero cubanoamericano Manuel Cereijo, profesor retirado de la
Universidad Internacional de la Florida, ha escrito ampliamente sobre
estos temas.

En un análisis de las necesidades de la infraestructura en Cuba para el
momento de una transición, Cereijo señala que el sistema de transmisión
y distribución de energía cubano, que consta de unos 71.000 kilómetros
de líneas de diferentes voltajes, se caracteriza por grandes pérdidas,
debidas a la tecnología de los soportes donde se montan los conductores,
una circunstancia que es agravada por el robo de metales y partes, así
como por el mínimo mantenimiento y reemplazo de accesorios y líneas.

Durante una entrevista para recabar su opinión sobre el "apagonazo",
Cereijo recordó que la última instalación significativa de líneas
eléctricas nuevas en Cuba data de los años 70, y que desde entonces
mayormente se han renovado sólo las afectadas por los huracanes. Agregó
que ese sistema, con una media de 40 años de explotación y muy poco
mantenimiento, sufre una pérdida promedio de energía, entre la planta
generadora y su destino, de 20 a 25 por ciento, cuando el máximo según
los estándares internacionales debería ser de un 5 por ciento.

Otro problema que señala el experto es el déficit de generación
acumulado con respecto al consumo, que sobrecarga a las grandes plantas
existentes. Si en 1985 había en la isla 17 de estas instalaciones, en la
actualidad quedan sólo siete con capacidad superior a los 50 MW
(megavatios): Antonio Maceo, la antigua Renté, en Santiago de Cuba;
Antonio Guiteras, de Matanzas; Lidio Ramón Pérez, de Felton, Holguín;
Máximo Gómez, en Mariel; 10 de Octubre, en Nuevitas, Camagüey; Carlos
Manuel de Céspedes, de Cienfuegos; y la de Santa Cruz del Norte, al este
de La Habana.

Todas son termoeléctricas que trabajan a media máquina, debido a su
avanzada edad --la más reciente fue construida en los años 80-- y a que
sus calderas han sido afectadas por el uso del corrosivo y sulfuroso
petróleo de producción nacional.

Más allá de la capacidad termoeléctrica, de unos 3.000 MW, otros 1,500
MW son suministrados por los llamados "Grupos Electrógenos" instalados
en 116 de los 169 municipios de la isla durante la llamada "revolución
energética" de Fidel Castro. Pero el objetivo del Grupo Electrógeno, que
también funciona con diesel o gasóleo, no es remplazar a las centrales
eléctricas, sino generar energía cerca del punto de la demanda para
reducir al mínimo las pérdidas de transmisión.

Por último, 395 MW son aportados a la red eléctrica cubana a partir de
gas natural por Energas S.A., una sociedad conjunta entre la estatal
cubana Cupet y la corporación canadiense Sherritt International.

Como todo el sistema está interconectado, una falla en el circuito
provoca un desequilibrio en el resto de la red generadora-transmisora,
causando una especie de efecto dominó similar al que experimentaron los
cubanos la noche del 9 al 10 de septiembre, explicó el ex catedrático de
FIU.

El portal CaféFuerte cita a quien identifica como "un ingeniero
vinculado a la Unión Nacional Eléctrica" según el cual el reciente
apagón interprovincial se debió a un simple error humano. "Fue solamente
un error en la operación del sistema eléctrico nacional, que lo dividió
totalmente en dos, dejando solo a oriente con luz", dijo la fuente a
CaféFuerte.

Entretanto, el consumo medio de energía en Cuba, un país con una
cobertura eléctrica relativamente alta, es de 1.300 kilowatts por
habitante, ligeramente mayor que el que se esperaría para un país con un
bajo ingreso per cápita, apunta Juan Belt, otro experto que ha estudiado
la situación de la electricidad en Cuba como director de la Oficina de
Infraestructura e Ingeniería de la Agencia de Estados Unidos para el
Desarrollo Internacional, USAID.

Por otra parte, el consumo del sector doméstico en la isla sobrepasó por
primera vez al estatal en 2010, con 52 por ciento en el área residencial
y 48 por ciento en el "no residencial", que incluye a las dependencias
del Estado y a empresas mixtas y entidades privadas como las iglesias y
las cooperativas campesinas.

Pero una actualización del sistema que equipare la generación y la
demanda requeriría inversiones multimillonarias. Cereijo ha calculado
que serían necesarios 3 mil millones de dólares sólo para para que las
siete termoeléctricas existentes puedan alcanzar su capacidad original y
para ampliar en 500 MW la capacidad existente

Se trata de inversiones que la isla no está en condiciones de hacer por
sí sola. La alternativa, atraer altos niveles de inversión extranjera
directa, exigiría implementar en la isla --especialmente durante la
actual crisis económica mundial-- reformas significativas diseñadas para
ofrecer comodidad a los potenciales inversores, advierte Belt .

Él y Cereijo coinciden por otra parte en señalar el peligro de que la
generación eléctrica predominante en Cuba se base en combustibles
líquidos, que hasta ahora el gobierno ha obtenido a precios irreales,
primero de la Unión Soviética y luego de Venezuela.

Esto coloca a Cuba frente al posible escenario de que un nuevo gobierno
venezolano cierre la llave del suministro barato y La Habana deba
despertar a los altos precios actuales de los combustibles líquidos en
el mercado mundial, o volver a considerar alternativas como la Opción
Cero, la camboyización del país ya barajada tras el derrumbe de la Unión
Soviética.

Hablando de la Unión Soviética: me pregunto si el viejo Lenin, a quien
se atribuye aquello de que "el comunismo es el poder soviético más la
electrificación del país" no habría reconsiderado su "¿Qué hacer?",
aquel folleto donde defendía la posibilidad de hacer triunfar una
revolución socialista dirigida por revolucionarios profesionales, si
hubiera tenido que escribirlo en Cuba, al sofocante calor del trópico,
sin ventilador ni agua fría, y a la luz titilante de una chismosa.

http://www.martinoticias.com/content/article/14597.html

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