viernes, 14 de diciembre de 2012

El problema de los cobros y pagos en la economía cubana

Economía, Cambios

El problema de los cobros y pagos en la economía cubana

¿Por qué aparecen estos problemas en la economía de planificación
central y en la que no existe el mercado como instrumento de asignación
de recursos?

Elías Amor Bravo, Madrid | 13/12/2012 9:37 am

Una de las cuestiones tratadas en el Consejo de Ministros del pasado
viernes por la cúpula de poder que dirige la economía castrista, ha sido
el problema de los cobros y pagos. La tarea, sin duda complicada,
correspondió a Ernesto Medina Villaveirán, presidente del Banco Central
de Cuba, quien sustituyó a Francisco Soberón cuando este se percató de
la grave situación en que se encontraba la economía castrista en
términos de liquidez.

Porque este es el problema y no otro, cuando se trata del análisis del
estado de las cuentas por pagar y por cobrar, que se encuentran vencidas
en los Organismos de la Administración Central del Estado (OACE) y en
los Consejos de la Administración Provincial (CAP).

Para empezar, hay que señalar que estos dos organismos representan
prácticamente el 100 % de los flujos económicos y monetarios de la
economía, dada la centralidad existente en el control de los medios de
producción, y de la riqueza generada en las diversas actividades
productivas.

Si a nivel central de la economía no existe un adecuado equilibrio entre
cobros y pagos, es porque se están produciendo una serie de problemas en
los mecanismos de transmisión de la economía real y productiva, a la
monetaria, y viceversa, que no se están resolviendo de manera efectiva,
y que, por el contrario, amenazan la eventualidad de las reformas que se
introducen en los llamados "Lineamientos".

¿Por qué aparecen estos problemas en la economía de planificación
central y en la que no existe el mercado como instrumento de asignación
de recursos?

Un primer motivo tiene mucho que ver con la dualidad monetaria existente
en la Isla. No es posible tratar de mantener en el tiempo dos monedas
que tienen significado, valor y utilidad distintos. El régimen, con esta
práctica, ha roto la definición del dinero en sus tres acepciones de
medio de intercambio, depósito de valor y numerario para fijar las
transacciones. Ya nadie sabe en Cuba a qué atenerse, y la continua
referencia a los tipos de cambio entre las dos monedas para operar en el
ámbito, cada vez más limitado de la economía nacional, y el de la
economía abierta, donde prácticamente todo se puede conseguir, genera
distorsiones en los agentes económicos, empresas y organismos.

Un segundo factor obedece a las prácticas tradicionales en las empresas
y organismos estatales, inspiradas en aquellas recomendaciones
"heroicas" del Che Guevara, en funciones de ministro de economía, cuando
decía que "la contabilidad ¿para qué?", poniendo de patas arriba todo el
complejo entramado mercantil y comercial de la potente economía cubana
de los años 50. Según Villaveirán, las deudas de las empresas,
representadas por letras de cambio (un instrumento en desuso en la
mayoría de las economías más avanzadas), "se sustentan en un verdadero
análisis de los flujos económicos de las entidades, y con fuentes de
pago reales de acuerdo con la fecha de vencimientos".

Ante una afirmación de esta gravedad, hecha por el máximo representante
del banco central, cabe preguntarse, pero, ¿se tiene conocimiento en la
economía castrista de las bases de la gestión financiera y de tesorería
de las empresas? Con un sistema bancario rudimentario, que apenas
comienza a despertar de un largo letargo de medio siglo en el que este
tipo de actividades mercantiles prácticamente fueron penalizadas por la
ideología del poder, la realidad que afronta la economía es compleja. Si
las deudas se trasladan por las empresas y organismos hacia el futuro,
sin el correspondiente elemento de referencia monetario, no solo se está
realizando una mala práctica financiera, sino que la solución final, por
mucho que se empeñen las autoridades, será una explosión de
consecuencias imprevistas.

En tercer lugar, la inacción de las propias empresas y organismos
estatales, que no han logrado ejecutar a plenitud sus gestiones de
cobro, en su mayoría dependientes de que el Gobierno a través del banco
central facilite la circulación monetaria adecuada para financiar las
transacciones. No se puede pagar si no existe numerario, y ello a pesar
de que en los últimos años el crecimiento de la masa monetaria en la
economía castrista ha sido realmente muy elevado, llevando a la
preocupación por el aumento de los precios.

No me extraña que exista preocupación en el núcleo dirigente de la
economía por el problema de los cobros y pagos. Detrás de todo existe
una cuestión de credibilidad de las transacciones y de respeto a las
reglas del juego que, por ejemplo, en la economía de mercado libre, sin
necesidad de tanto nivel de intervención, planificación y control, se
resuelve a diario, en miles de millones de transacciones automáticas que
se ven reforzadas por el valor de los contratos y el respeto a los
derechos de propiedad y las instituciones jurídicas.

Por ello, no creo que la solución propuesta por las autoridades para el
problema generado sea la más adecuada. Por mucho control y revisión
periódica que se realice, en interminables reuniones, la escasez de
numerario seguirá actuando como un freno para el pleno despliegue de la
economía, y en ello, la política monetaria, tiene mucho que responder.

http://www.cubaencuentro.com/cuba/articulos/el-problema-de-los-cobros-y-pagos-en-la-economia-cubana-282173

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