martes, 4 de diciembre de 2012

El tiro de gracia a la ofensiva revolucionaria

El tiro de gracia a la ofensiva revolucionaria

Martes, 04 de Diciembre de 2012 04:47

Escrito por Osmar Laffita



Cuba actualidad, Capdevila, La Habana, (PD) Hace más de 44 años de la

Ofensiva Revolucionaria de marzo de 1968 cuando de manera arbitraria

Fidel Castro liquidó de un plumazo a decenas de miles de pequeños y

medianos negocios privados que habían sobrevivido en los primeros años

del régimen revolucionario a la incautación forzosa de centenares de

grandes empresas propiedad de compañías, tanto extranjeras como nacionales.



Como consecuencia de la devastadora crisis económica provocada por la

caída de los países socialistas y la posterior desintegración de la

Unión Soviética, el gobierno cubano, en 1993, coyunturalmente, aprobó el

trabajo por cuenta propia. Pocos meses después unas 280 000 personas

ejercían el trabajo privado, con un alto porciento dedicado a la

actividad gastronómica.



A inicios del año 2001, gracias al pago por parte del gobierno

venezolano de miles de millones de dólares por los miles de médicos y

paramédicos enviados desde Cuba, comenzó una política dirigida a

fortalecer la actividad estatal en la gastronomía con el único propósito

de reducir al mínimo la actividad privada en la actividad de elaboración

y venta de alimentos, al extremo que finalizado el año 2010 tenían

licencia de cuentapropistas una 90 000 personas.



A finales de 2010, ante la crisis surgida por los centenares de miles de

trabajadores que sobran en las plantillas de las empresas estatales, se

determinó por el gobierno abrir fuentes alternativas de empleo no

estatal. Entonces, se inició, al amparo de medidas legales, la

flexibilización del cuentapropismo. A finales de mayo, cerca de 390 000

personas ejercían la actividad privada en diferentes negocios.



Durante muchos años, el gobierno no tomó medidas para resolver la

situación de miles de establecimientos gastronómicos propiedad del

Estado, que fueron incautados forzosamente en la Ofensiva

Revolucionaria, a pesar de las perdidas económicas que originaban, el

avanzado deterioro y abandono de estos establecimientos, que en no pocos

casos son focos de negocios ilícitos de todo tipo y de descontrol

generalizado.



Pero en la Asamblea Nacional del Poder Popular, a finales de diciembre

del pasado año, el zar de la economía, Marino Murillo, anunció que se

había decidido arrendar los establecimientos gastronomicos propiedad del

Estado en los que están empleados unos 120 000 trabajadores.



Después de un serio forcejeo entre continuistas y aperturistas y

trascurrido prácticamente un año del anuncio de esta medida, el gobierno

cubano dio a conocer por la Gaceta Oficial No. 51 de fecha 6 de

noviembre las resoluciones 241/12, 349/12 y la 46/12, de los ministerios

de Comercio Interior, Finanzas y Precios y de Trabajo y Seguridad Social

respectivamente en que se pone en vigencia la nueva modalidad de gestión

económica privada por arrendamiento de los establecimientos

gastronómicos propiedad del Estado.



Si bien tales arrendamientos se aplicará inicialmente en 200

establecimientos localizados en las provincias de Artemisa y Villa Clara

y entrará en vigor el primero de diciembre del presente año, se

extenderá de manera paulatina sin plazo fijo a lo largo del todo el país

en 1200 establecimientos que tengan en plantilla entre uno y cinco

trabajadores que automáticamente pasarán a ser trabajadores por cuenta

propia.



Tan limitado arrendamiento no resolverá de manera definitiva el caótico

estado de cosas en que están sumidas las empresas gastronómicas que mal

dirigen los Consejos de Administración Municipal.



Los sectores más ortodoxos dentro del gobierno impusieron su voluntad a

los militares reformistas que forman el selecto club que dirige el

presidente Raúl Castro y lograron, en contra de toda lógica de

eficiencia y rentabilidad económica, que los establecimientos con más de

cinco trabajadores, que son la mayoría, continúen administrados por el

Estado.



Los compromisos que están obligados a cumplir los arrendatarios de estos

establecimientos están dirigidos a limitar al máximo sus ganancias.

Muestra de ello es el impuesto personal que tendrán que pagar

mensualmente, que fluctúa entre 16 y 28 dólares.



Los insumos para elaborar los alimentos, tanto en paladares como en

cafeterías, tendrán que comprarlo en el mercado minorista. Solo los

cigarros y las bebidas alcohólicas tendrán descuento



Los servicios básicos, como la electricidad, el agua y el teléfono,

tendrán que pagarlo de acuerdo a la tarifa residencial vigente. De igual

manera, la remodelación y mantenimiento de estos deteriorados locales

tendrá que ser asumida por los arrendatarios.



Será difícil encontrar los nuevos arrendatarios ante la proliferación de

centenares de establecimiento en poder de los cuentapropistas desde hace

más de un año, que han sobrevivido a la fiera competencia inicial y se

han posesionado del lucrativo mercado gastronómico. Bajo el principio

darvinista, solo han prevalecido los más fuertes.



Sin duda, a los nuevos arrendatarios les resultara bastante difícil

sobrevivir, imponerse y triunfar.



Para Cuba actualidad: ramsetgandhi@yahoo.com



http://primaveradigital.org/primavera/politica/159-agaleriapolitica-/5927-el-tiro-de-gracia-a-la-ofensiva-revolucionaria.html

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