domingo, 20 de abril de 2014

Cuba apuesta por el puerto de Mariel

Cuba apuesta por el puerto de Mariel
La ampliación del histórico muelle es uno de los desarrollos más
ambiciosos de América Latina
JUAN JESÚS AZNAREZ 20 ABR 2014 - 00:00 CET1

El puerto de Mariel, que hace 30 años fue la vía de salida hacia Estados
Unidos de un éxodo de 125.000 cubanos desesperanzados, se ha
transformado en la principal baza del Gobierno de Raúl Castro para
construir uno de los principales motores de la economía nacional: una
zona franca de importación, exportación y fabricación, capaz de recibir
buques pos-panamax: los de mayor calado, que pueden cargar hasta 9.000
contenedores, pero no pueden pasar por el actual canal de Panamá.

La ampliación del histórico puerto cubano, situado a unos 50 kilómetros
de La Habana, en la entrada del golfo de México y frente a las costas
norteamericanas, es uno de los proyectos de desarrollo económico más
ambicioso de América Latina, en el que Brasil comprometió más de
seiscientos millones de euros. Desde el pasado noviembre en que se abrió
la entrada de solicitudes, cerca de 70 empresas de 15 países, entre
ellos Brasil, Rusia, China, España, Francia e Italia han pedido
documentación sobre esta nueva zona franca americana, que lleva a cabo
el gigante brasileño de la ingeniería Odebrecht, presupuestada en torno
a los 7.000 millones de euros, según fuentes oficiales.

Todavía no se han publicado los nombres de los consorcios que han
solicitado información antes de tomar una decisión sobre su eventual
entrada como inversores en un complejo industrial de 45 kilómetros
cuadrados, en principio, pero llegará a los 465 kilómetros cuadrados de
cumplirse los planes del proyecto. Esta superficie tiene previsto
albergar las instalaciones de firmas petroquímicas, de biotecnología,
tecnologías de la información, agrícolas y otras dedicadas a la logística.

La primera fase, 700 metros de muelle, se inauguró el pasado enero, pero
desde hace meses cerca de 3.500 personas trabajan en otras
infraestructuras, entre ellas el acondicionamiento de la red ferroviaria
de acceso a la denominada Zona Especial de Desarrollo Económico, que se
regirá con una legislación especial con el objeto de atraer inversores,
que exigen seguridad jurídica, garantías de permanencia y los amplios
márgenes de libertad operativa de las economías de mercado. Queda por
ver si al capital foráneo le convence la ley de inversión extranjera
aprobada el mes pasado por el Gobierno de Castro, que sustituye la
promulgada en 1995, y establece nuevas seguridades, autonomías y
beneficios fiscales para quienes decidan apostar por el puerto de Mariel.

Un obstáculo serio es la dualidad monetaria de Cuba. La convivencia del
peso nacional, cuya capacidad adquisitiva es muy limitada, y el CUC, la
moneda fuerte, equivalente al dólar; continúa teniendo efectos
disuasorios en los mercados internacionales de capital porque causa
incertidumbre y distorsiones. El economista cubano Hugo Pons piensa que
la dualidad podría desaparecer dentro de dos años.

La terminal del puerto de Mariel, en el que se ha dragado un canal de
una profundidad de 17,9 metros, podrá mover más de 800.000 contenedores
al año, el doble de la capacidad del puerto de La Habana, cuyos
principales clientes a partir de ahora podrán ser yates y cruceros. El
consorcio de Singapur PSA International, uno de los mayores operadores
portuarios del mundo con filiales en 15 países y 30 millones de
contenedores en movimiento, dirigirá el tráfico de esta especie de King
Kong en la cuenca caribeña.

Los sociólogos no descartan que se produzca una emigración interna desde
el sur isleño hacia Mariel, que tiene 40.000 habitantes, ante las
expectativas de que el megaproyecto creará trabajo mejor remunerado que
en el resto del país.

La ampliación del puerto de Mariel y la nueva ley de inversiones parecen
integrarse en el plan de reformas en curso, que convergen hacia la
economía de mercado. Se alejan de la estatización aplicada a rajatabla
durante decenios y de la brusca recentralización ejecutada a mediados de
los años 2000, que redujo a la mitad en número de empresas extranjeras
presentes en Cuba: solo 200 en el año 2008.

El objetivo del nuevo parque industrial, según resolución de la Gaceta
Oficial, es "promover el incremento de infraestructuras y de actividades
que permitan el aumento de las exportaciones, la sustitución de
importaciones, la realización de proyectos de alta tecnología, generar
nuevas fuentes de empleo y contribuir al progreso nacional".

El economista Emilio Morales, autor del libro Cuba: ¿tránsito silencioso
al capitalismo? y presidente de Havana Consulting Group, alerta sobre la
distancia entre el sueño y la realidad de un proyecto que exige grandes
capitales extranjeros dispuestos a permanecer un largo periodo de tiempo
en Cuba. El nuevo polo de desarrollo afronta, en primer lugar, la
competencia de las zonas francas existentes en Panamá, Jamaica, Caribe y
Centroamérica, con precios competitivos y mejores relaciones con el
principal mercado regional: Estados Unidos.

El proyecto cubano, además, estará limitado por las medidas que se
derivan del embargo norteamericano, vigente desde los años sesenta, que
prohíbe entrar en aguas territoriales norteamericanas a buques que hayan
atracado en Cuba en los últimos seis meses.

No obstante, agrega Morales, el complejo portuario de Mariel está
pensado, estructurado y puesto en la perspectiva futura de desbrozar el
camino para la entrada de capital de las grandes compañías
norteamericanas cuando se normalicen las relaciones bilaterales. "Esa es
la idea que inspira también al dinero brasileño invertido en esta
apuesta y constituye la carnada para los potenciales inversores", agrega.

En la primera etapa de desarrollo del parque industrial, además de
construirse infraestructuras, las autoridades cubanas fomentarán la
apertura de empresas relacionadas con la biotecnología y los sectores
farmacéuticos, informático, comunicaciones, "y otras ramas relacionadas
con la industria tradicional, deficitarias en nuestro país", informa Ana
Igarza, directora de la Oficina de Zona Especial de Desarrollo.

Novedades para la inversión exterior

La nueva Ley de Inversión Extranjera aprobada el pasado 29 de marzo en
Cuba establece fuertes incentivos fiscales para atraer capital foráneo y
permite a los cubanos residentes en el extranjero, sobre todo en Estados
Unidos y España, invertir en la isla. Las ataduras legales incluidas en
la anterior norma desanimaron a muchos inversores, que fueron cerrando
sus proyectos en la isla. En una década, el número de empresas mixtas
cayó de 400 a 200.
La nueva legislación reduce a la mitad el impuesto sobre las ganancias
para la mayoría de las inversiones, con un tipo impositivo del 15% sobre
el beneficio neto, excepto en los sectores de educación, sanidad y las
instituciones armadas, que continúan vetadas a la entrada foránea. Los
empresarios internacionales, que exigen seguridad jurídica y
certidumbre, podrán repatriar sus beneficios y vender sus
participaciones en las empresas mixtas con Cuba.
Cuba necesita atraer entre 2.000 y 2.500 millones de dólares de
inversión exterior anual. "Para que vengan hay que darles incentivos",
dicen fuentes oficiales. Sin especificar cómo se hará, la ley promete
salvaguardar la inversión extranjera de la extraterritorialidad de la
ley Helms Burton de 1996, que reforzó el embargo norteamericano impuesto
en la década de los sesenta. Pese las demandas en sentido contrario, la
contratación de trabajadores cubanos no podrá ser directa y dependerá de
organismos estatales.

Source: Cuba apuesta por el puerto de Mariel | Economía | EL PAÍS -
http://economia.elpais.com/economia/2014/04/17/actualidad/1397757176_763538.html

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