viernes, 27 de junio de 2014

El entierro de la “Ofensiva Revolucionaria” de Fidel Castro

Ofensiva Revolucionaria, Cambios, Economía



El entierro de la "Ofensiva Revolucionaria" de Fidel Castro

Se produce después de 46 años fracasando

Eugenio Yáñez, Miami | 26/06/2014 1:38 pm



Sin discursos, flores, velorios, esquelas ni epitafios, Raúl Castro

ordenó el entierro de la "Ofensiva Revolucionaria" que su hermano

desató, con su complicidad, una noche de delirio el 13 de marzo de 1968.

El absurdo pretexto de aquel aquelarre confiscatorio fue "poner fin a

toda actividad parasitaria que subsista en la Revolución", acusando a

los pequeños propietarios de parásitos y fuentes de contrarrevolución.

Se confiscaron 11.878 bodegas; 8.101 restaurantes, fondas, cafeterías y

puestos de fritas; 6.653 lavanderías, 4.544 talleres de mecánica

automotriz, 3.643 barberías, 3.345 carpinterías, 3.198 bares, 3.130

carnicerías, 1.598 artesanías, 1.188 reparadoras de calzado, y así hasta

55.636 pequeños negocios. Fidel Castro dijo: "¡…no se hizo una

revolución aquí para establecer el derecho al comercio! (…) ¿Cuándo

acabarán de entender que esta es la Revolución de los socialistas, que

esta es la Revolución de los comunistas?"

Se utilizó un "estudio" realizado por el Partido Comunista para

justificar la confiscación masiva, que recomendaba, entre otras muchas

cosas, eliminar los expendios de alimentos, "garantizando al pueblo

mediante el Poder Local y el INIT el establecimiento de alimentos

similares con una mayor calidad e higiene".

Cualquiera que haya experimentado en Cuba la calidad e higiene de los

establecimientos estatales que venden productos alimenticios, o el

pésimo servicio al público en cualquier actividad estatal, desde bodegas

a taxis, pasando por talleres de reparación de autos, hoteles,

carnicerías o reparación de zapatos, habrá podido comprobar lo absurdo

de aquel "estudio". Y no solo en tiempos del "Período Especial", sino

desde el inicio mismo de aquella ofensiva realmente

contrarrevolucionaria lanzada por Fidel Castro.

Ahora, tras 46 años de fracaso, con el agua al cuello, las arcas vacías,

inversionistas que no aparecen, incumplimiento de planes, caída de la

producción de alimentos y muchas actividades industriales, y una deuda

externa desgarrante, se pretende revertir la barbarie como si nunca

hubiera existido y sin disculparse con los cubanos por las miserias a

que fueran sometidos por tal irresponsabilidad: la gerontocracia cubana

no tiene memoria ni espíritu autocrítico, faltas que pudieran tolerarse

a octogenarios… si no fueran los dirigentes de un país.

La noticia se escurrió de contrabando en medio de la información sobre

un Consejo de Ministros ampliado donde primó la neolingua neocastrista y

el eufemismo, con engendros tales como "inejecuciones" (¿palabra tal vez

aceptada en el diccionario de la academia de los aserequevolá?), o

frases como "no siempre se actúa con espíritu crítico y autocrítico por

parte de quienes tienen la responsabilidad de fiscalizar y supervisar el

trabajo de sus subordinados". O sea, que los jefes no hacen su trabajo.

El jefe de la Comisión Permanente para la Implementación y Desarrollo de

los Acuerdos del Sexto Congreso del Partido, miembro del Buró Político y

vicepresidente del Consejo de Ministros (¡más títulos que autoridad!)

dijo, con otras palabras, que las empresas estatales en esos sectores no

sirven para nada: "Las unidades que hasta el momento se han incorporado

a las formas no estatales de gestión han obtenido resultados favorables;

los trabajadores incrementaron sus ingresos; se han reanimado los

locales; se ampliaron los horarios de servicios, al tiempo que se han

acrecentado los precios de venta a la población, en correspondencia con

el aumento de la calidad y variedad de las ofertas".

Es decir, lograron en poco tiempo lo que el mencionado "estudio" del

Partido ofrecía en 1968 y nunca realizó. Sin la presencia de núcleos del

Partido o la Juventud Comunista ni bonzos sindicales oficialistas. Y sin

que Barack Obama tuviera que flexibilizar el embargo para fortalecer la

sociedad civil cubana.

A un nivel digno del descubrimiento del agua tibia o los estudios sobre

la inmortalidad del cangrejo, el Consejo de Ministros decidió que "los

establecimientos que prestan servicios gastronómicos, personales y

técnicos, como norma, serán gestionados a través de formas no estatales".

Quienes se apresuraron a lanzar la noticia fuera de Cuba dijeron que se

iban a "privatizar" esos establecimientos, olvidando que cuando el

régimen dice "formas no estatales" se refiere a cooperativas o

cuentapropistas, no a empresas privadas. Lo que quedó claro en la

información divulgada: "Se mantendrá la propiedad estatal sobre los

principales medios de producción. En tanto, los equipos, medios, útiles

y herramientas se arrendarán o venderán". De privatización, nada.

Y para colmo de herejías, dice el periódico Granma que "Los precios en

estos lugares serán establecidos de acuerdo con la oferta y la demanda,

a excepción de los que se decidan centralmente". ¡Ay, espíritu del Che,

ven y mira esto!

Aquel 13 de marzo de 1968 Fidel Castro preguntaba: "¿Vamos a hacer

socialismo o vamos a hacer timbiriches?".

Hoy, la respuesta es obvia: cada vez hay menos socialismo.

Y el "timbiriche" ha demostrado ser más eficiente que el socialismo

castrista.



Source: El entierro de la "Ofensiva Revolucionaria" de Fidel Castro -

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