lunes, 30 de junio de 2014

Profesionales intentan abrirse paso en el trabajo privado

Profesionales intentan abrirse paso en el trabajo privado

IVÁN GARCÍA | La Habana | 30 Jun 2014 - 9:21 am.



En Cuba la pirámide social está invertida. Muchos profesionales

abandonan sus puestos para dedicarse a trabajar de taxistas o camareros.



Fernando F., ingeniero en sistemas automatizados, hace 25 años que

guarda su título universitario en una gaveta. No lo ha necesitado para

vivir. Es productor musical y ha ganado suficiente moneda dura como para

comprar una casa de tres habitaciones y adquirir un Lada 2107.



"Con mi salario de ingeniero nunca hubiese tenido esa posibilidad.

Incluso tengo mis dudas de que en un futuro cercano pueda ejercer mi

profesión. Han pasado muchos años sin practicarla. Pero no me quejo.

Como productor musical, he viajado a varios países y gano dinero

suficiente para mantener a mi esposa y mis dos hijos", señala Fernando,

mientras se dirige a un estudio de grabación en las afueras de la capital.



En Cuba la pirámide social está invertida. Profesionales de nivel han

descolgado sus títulos universitarios de la pared y laboran como

recepcionistas de hoteles, camareros, taxistas, o ejerciendo oficios

manuales que les permiten ganar divisas.



Un ingeniero de calibre en la Isla devenga un salario que ronda los 25

dólares. Leonel S., cirujano —a pesar de que en 2014 el Estado le dobló

el salario (ahora gana 1.500 pesos mensuales, unos 65 dólares—, en las

tardes, después de llegar del salón de operaciones, junto a su esposa y

su hija mayor se dedica a elaborar dulces y cakes por encargo.



"Gano tres veces más como dulcero que como cirujano. El negocio familiar

es por la izquierda y esa plata extra nos ha servido para mejorar

nuestra calidad de vida", dice Leonel.



El gobierno de Raúl Castro prohíbe que los profesionales en activo

puedan tener un pequeño negocio privado. Cuba sigue siendo un país donde

muchas leyes o normas carecen de sentido.



Después de que Fidel Castro se hiciera con el poder a punta de fusil en

enero de 1959, las pequeñas empresas fueron confiscadas y la medicina

privada abolida. Solo a unos pocos dentistas se les permitió mantener en

su casa un sillón de estomatología.



En 1990, con la llegada del "período especial", se acentuaron las fallas

estructurales de la economía centralizada y Cuba entró de pleno en la

crisis económica estacionaria más prolongada de su historia.



Gilberto L., estomatólogo, comenzó haciendo empastes. "Luego, con el

dinero ganado, en el extranjero adquirí anestesias y equipamiento de

primera. Solicité mi baja del Ministerio de Salud Pública y mantengo una

discreta clínica dental en mi domicilio", apunta.



Después de 2010, a tenor con las reformas económicas propulsadas por el

General Castro, 181 oficios y pequeños negocios privados fueron

autorizados por el régimen. Pero al igual que en 1993, cuando se

legalizaron varios sectores del trabajo por cuenta propia, se mantuvo la

prohibición de ejercer a los profesionales. La realidad demuestra lo

absurdo de la medida.



No ha habido una oleada de profesionales que hayan abandonado sus

puestos laborales. Lo que ha ocurrido es un reacomodo. Ingenieros,

médicos, arquitectos y abogados, después de sus turnos de trabajo, se

convierten en taxistas, peluqueros o dulceros.



Hay quienes aprovechan la materia prima de su empleo y la desvían hacia

sus negocios. Yuri S., ingeniero en telecomunicaciones, ha montado un

taller de reparaciones de móviles, tabletas y computadoras con equipos y

herramientas de su empresa. Hace de todo.



Repara ordenadores. Monta conexiones Wi-Fi. Craquea software y vende

cuentas clandestinas de internet y tarjetas clonadas a menor precio para

llamadas internacionales. "También descargo de internet planos para

reparar móviles inteligentes y computadoras", acota.



Daniel M., arquitecto, asesora a personas que construyen paladares,

bares privados o sus casas. "Les diseño la fachada, los interiores y el

espacio, con un toque de buen gusto. Durante mi jornada laboral dibujo

los planos".



Otros que hacen zafra son los ingenieros automotrices. Recuerden que

Cuba es el museo a cielo abierto de autos estadounidenses antiguos más

grande del planeta. Coches con 60 años o más de explotación.



Orestes U., ingeniero mecánico, gana bastante con la reparación de

autos, chapistería, reformas estructurales, cambios de motores o diseños

de barcazas ilegales con motor a bordo que utilizan los balseros en su

intento de cruzar el estrecho de la Florida. "Mi lista de clientes es

extensa. Tengo tres mecánicos y dos ayudantes", dice.



La precaria situación económica, la elevada inflación y los bajos

salarios, sigue empujando a un sector de profesionales a hacerse un

hueco dentro de los emprendimientos privados.



Algunos dejan sus profesiones para dedicarse a tiempo completo a un

negocio particular. Otros alternan y roban o desvían recursos y materias

primas de las empresas del Estado.



Y tal y como hace 25 años hizo Fernando F., siguen guardando en una

gaveta sus títulos universitarios.



Source: Profesionales intentan abrirse paso en el trabajo privado |

Diario de Cuba - http://www.diariodecuba.com/cuba/1404112884_9286.html

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