miércoles, 17 de septiembre de 2014

Las dos caras del embargo

Las dos caras del embargo
Por 52 años de ¨bloqueo¨, el régimen reclama a EE.UU. más de 100 mil
millones de dólares. Pero, ¿cuánto han costado las guerras en el
exterior, la Zafra de los 10 Millones, las escuelas al campo, los
delirios científicos? ¿Cuánto las movilizaciones para la guerra
imaginaria, la fuga interminable de talentos? Cuánto ha costado el auto
embargo impuesto al pueblo cubano
miércoles, septiembre 17, 2014 | Miriam Celaya

LA HABANA, Cuba -Como ya se ha hecho habitual, el informe que presentará
la delegación cubana a la próxima Asamblea General de Naciones Unidas,
en octubre de 2014, centra su atención en el tema del embargo
estadounidense, abundando en cifras y en los perjuicios que, según las
autoridades, sufre la población de la Isla "en cada ámbito de la vida
diaria", por lo que "Cuba" pide su levantamiento inmediato.

El señor viceministro de Relaciones Exteriores, Abelardo Moreno –quien
no muestra señales visibles de ese sufrimiento–, señaló en conferencia
de prensa en La Habana, el pasado 9 de septiembre de 2014, que las
sanciones impuestas al gobierno cubano desde medio siglo atrás han
causado a nuestro país pérdidas por más de 100 mil millones de dólares.
Esta "guerra y persecución financiera contra Cuba", según expresó
Moreno, ha hecho que se dejaran de percibir alrededor de 116. 800
millones de dólares desde el inicio del embargo (1962) y ha afectado
tanto el comercio exterior de la Isla como las inversiones extranjeras.

Un cuidadoso desglose da cuenta de los "ingresos no percibidos". Por
ejemplo, el viceministro expuso que el veto a las exportaciones cubanas
en Estados Unidos ha costado a Cuba 3.900 millones de dólares que se
dejaron de percibir, y que si a la Isla se le permitiera colocar su café
y tabaco en ese país, el presupuesto nacional ingresaría más de 205
millones de dólares adicionales. Dato curioso, habida cuenta que la
producción cafetalera cubana está en franca fase de extinción, al punto
que no resulta suficiente siquiera para cubrir la demanda nacional y los
últimos años ha sido necesario importar ese producto. ¿Cómo podría,
entonces, ser capaz de penetrar el mercado extranjero?

Otro aspecto del gemebundo informe aborda la cuestión cardinal del
embargo, aquella donde las sanciones golpean con mayor fuerza al
gobierno cubano: la imposibilidad de establecer operaciones en dólares,
acceder a créditos o entablar relaciones con empresas que posean capital
estadounidense. Las multas aplicadas por la administración Obama a las
empresas extranjeras que han violado las leyes del embargo han hecho
diana justo donde más le duele a la castrocracia: en las limitaciones a
las inversiones extranjeras en la Isla, última carta que pretende jugar
el gobierno para su propia sobrevivencia y beneficio.

El informe abunda en datos numéricos tan exactos que resultan
sorprendentes para un país donde solo en los últimos cinco años la
Contraloría General de la República ha detectado infinitas
irregularidades en los registros contables en todas las ramas de la
economía, con desfalcos millonarios que nadie sabe a dónde han ido a
parar. No resulta coherente un récord tan estricto sobre las operaciones
económicas en el exterior y el caótico manejo de la economía interna.

Por otra parte, ¿de dónde salen esas cifras "estadísticas" y cómo se
calculan los daños? Cada año el informe gubernamental se ajusta
rigurosamente a las fluctuaciones del valor del oro, pero ese mismo
gobierno padece una incapacidad congénita para ajustar precios y
salarios al interior del país. ¿Acaso operan en Cuba, además de dos
monedas, dos matemáticas? ¿Funcionan dos sistemas contables, uno para el
exterior y otro para los cubanos?

Los numerosos rostros del embargo

Un comentario sobre la referida conferencia de prensa, publicado el
pasado 10 de septiembre por el Diario El País, citaba también "las
consecuencias económicas del embargo sobre la prestación de servicios
básicos gratuitos en las áreas de salud, educación y comunicaciones
dentro de la Isla", y señalaba que "un creciente sector de la comunidad
cubano-americana pide el levantamiento de este conjunto de leyes, por
considerar que durante los últimos cincuenta años han fortalecido
políticamente al castrismo lejos de debilitarlo".

Este último argumento resultaría suficientemente sólido solo si las
condiciones sociopolíticas y económicas fuesen las mismas que una década
atrás o si nos detuviéramos en hacernos una simple pregunta: si el
embargo es fuente de fortaleza para un régimen cuyo capital político en
su propio país es casi nulo, ¿qué interés tendría ese gobierno en que se
eliminara?

Se precisa memoria histórica. En los años del protectorado soviético el
embargo (bloqueo) era apenas una referencia en algún que otro discurso
oficial. Una herramienta ideológica útil para justificar internamente
las carencias y, hacia el exterior, un recurso para concitar la
solidaridad. Así, a la sombra del "criminal bloqueo" se centralizó la
economía cubana, se concentró el poder en manos de una elite y se
coartaron las libertades de los cubanos. Cuba quedó cerrada al mundo por
la voluntad de un régimen totalitario que fabricó el fantasma del
enemigo externo, presto a invadirnos y a destruir la nación, para
aplastar la voluntad popular. Visto así, ciertamente, el
"embargo/bloqueo" fue de gran utilidad para el castrismo.

Sin embargo, el escenario actual es otro, y hoy –cuando la economía
colapsó y las energías de los cubanos se vuelcan en la sobrevivencia y
el escapismo, ajenos todos a los discursos políticos– la elite verde
olivo necesita desesperadamente el levantamiento de las sanciones
estadounidenses porque éstas asfixian sus aspiraciones de inversiones,
mientras la era de los "protectorados" de regímenes aliados está tocando
el final. El embargo tiene un efecto real sobre la economía castrista, y
su levantamiento incondicional no traería sino el fortalecimiento
económico del régimen.

Pero, también urge hablar del otro bloqueo, tangible y permanente, que
es el que impone el propio gobierno a los cubanos.

Cifras desconocidas

Si el gobierno cubano quiere apelar a cifras, que así sea. Es saludable
la contabilidad, siempre que ésta sea completamente transparente e
incluya todo lo que nos interesa. Por ejemplo, los cubanos nunca hemos
sabido cuánto nos han costado las guerras en el exterior –principalmente
la de Angola–; cuánto los gigantescos planes económicos sin resultados
–como la Zafra de los Diez Millones, los planes genéticos vacunos, las
escuelas al campo, los internados (ya desmantelados), el Plan
Alimentario–; las celebraciones de eventos deportivos con todas las
labores constructivas e inversiones relacionadas –como los Juegos
Panamericanos de 1991, en pleno "Período Especial" –; las continuas
movilizaciones ideológicas –como la célebre "Batalla por Elián", las
"Tribunas Abiertas" semanales, las innumerables marchas que paralizaban
el país, la "Tribuna Antiimperialista" con su "Monte de las banderas",
los túneles populares para defendernos de una guerra imaginaria, entre
otras.

No olvidar incluir en la lista los delirios científicos que llevaron a
la creación de una inoperante y gigantesca Academia de Ciencias, un
Centro de Inmuno-ensayos, un Centro de Ingeniería Genética y
Biotecnología, una colosal y ya desaparecida Biblioteca de Información
Científico Técnica ("la mayor de Latinoamérica").

Sería saludable saber cuánto perdemos los cubanos por el gravamen que
impone el Banco Central de Cuba a las remesas enviadas por los
familiares desde el exterior, o cuánto pierden los cuentapropistas por
concepto de prohibiciones de ventas, por los impuestos leoninos, por la
persecución y hostilidad de las autoridades. Cuánto nos asfixian las
regulaciones aduanales, cuánto dejamos de ingresar por los inmorales
decomisos; cuánto por los bajísimos salarios.

De existir un informe contra el embargo/bloqueo del gobierno cubano
contra su pueblo, sería interminable. Pero en particular, habría que
poner en cifras todo lo que hemos perdido por concepto de emigración,
ese rubro "intangible" que incluye el sufrimiento de las familias, la
pérdida de vidas en el mar, la fuga interminable de talentos y fuerza de
trabajo. Podrían añadirse muchísimos elementos más a este inexistente
registro contable que no se ha presentado jamás en ninguna rueda de
prensa y que al parecer no han considerado oportuno los solidarios del
régimen y los anti-embargo más radicales. Por mi parte, me declaro
opuesta a los embargos en plural, que es decir, a todos los embargos…
Siempre que empecemos desmontando el que tenemos en casa.

Source: Las dos caras del embargo | Cubanet -
http://www.cubanet.org/opiniones/las-dos-caras-del-embargo/

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