domingo, 19 de octubre de 2014

Respuesta a la editorial del New York Times

Respuesta a la editorial del New York Times
octubre 17, 2014
"Poner fin al embargo estadounidense contra Cuba"
Por Clive Rudd Fernández

HAVANA TIMES — Me sorprendí al leer el editorial del New York Times del
11 de octubre de 2014, no por el asunto tratado, sino por los argumentos
pobres y poco convincentes presentados. Cubano al fin, que ha vivido en
el exilio en Europa por más de 20 años, este tema está en mis
pensamientos con frecuencia.

El embargo comercial de Estados Unidos contra Cuba, impuesto desde el 19
de octubre de 1960, debe ser flexibilizado por Barack Obama al realizar
"un importante cambio de política [que] podría producir un éxito
importante en la política exterior".

Este argumento aparece en el primer párrafo del artículo con un mensaje
implícito a Barack Obama instándolo a realizar un importante cambio de
política con respecto a las relaciones con el Gobierno cubano, y con
esto mejorará su grado de popularidad.

Ahí fue donde yo no podía creer lo que estaba leyendo. "Eliminar
totalmente el embargo requerirá la aprobación del Congreso. Pero la Casa
Blanca podría hacer mucho más por su cuenta". Así que el artículo
crítico no pide a Estados Unidos modificar la ley; la intención es ir
por el camino menos democrático: el Presidente con sus poderes
ejecutivos debe realizar algunos cambios de política para socavar el
embargo de forma tal, que podría convertirlo en algo irrelevante, y el
objetivo: ¡un punto político a favor del presidente!

Unos párrafos más abajo se lee: "La generación que apoya firmemente el
embargo está muriendo. Los jóvenes cubano-americanos tienen puntos de
vista totalmente diferentes". Así que, me pregunto, ¿por qué la
necesidad de pasar por alto la ruta democrática?

El editorial sigue y afirma que "una economía devastada ha obligado [al
gobierno interno] a Cuba a realizar reformas" y "con el paso de las
décadas, se hizo evidente para muchos políticos norteamericanos que el
embargo era un completo fracaso". Ambas declaraciones son claramente
contradictorias.

El embargo comercial afecta a la economía cubana hasta el punto de ser
una "economía devastada" por lo que "ha obligado a la Isla a realizar
reformas", ¿y en el mismo texto se dice que el embargo no funciona? Como
dice un proverbio popular inglés: "Usted no puede tener su propio pastel
y comérselo (también)".

Otra contradicción evidente es que el editor declara que "por primera
vez en más de 50 años, cambiar la política en Estados Unidos y en Cuba
hace que sea factible restablecer relaciones diplomáticas formales y
desmantelar el absurdo embargo". Así que el hecho de que Alan Gross haya
sido encarcelado injustamente en Cuba por casi cinco años, y que "el
gobierno autoritario todavía acose y detenga a los disidentes" ¿no es un
punto de conflicto?

Después de brindar escasos elementos contra el embargo el editorial va
al plan de implementación. Se trata de un manual para el Presidente
sobre cómo ejecutar los cambios en la política:

"En primer lugar, la Administración de Obama debe eliminar a Cuba de la
lista del Departamento de Estado de países que patrocinan a
organizaciones terroristas" y "Cuba fue incluida en esta lista en 1982
por apoyar a grupos terroristas en América Latina, lo cual ya no hace."

"¿Qué ya no hace?" ¿Cómo diablos puede la junta editorial del NYT hacer
una declaración como esta? Por lo menos la mayoría de las organizaciones
de derechos humanos en Europa y en EE.UU. no creen eso. Cuba es una
sociedad cerrada, en la cual el gobierno persigue y encarcela al
periodismo de investigación; Por lo tanto, podríamos decir que una
afirmación como esta, por lo menos, está infundada. Además de todo eso,
el Gobierno cubano ha dejado constancia en los últimos años de su apoyo
a Bashar al Assad en Siria, Hamas en Gaza y varias personas en el poder
en Irán.

Igualmente, el artículo afirma "que también podría ayudar a las empresas
estadounidenses interesadas en el desarrollo de la red de
telecomunicaciones de la Isla, pero que se mantienen cautelosos de los
riesgos legales y políticos".

Esta afirmación ignora por completo lo que Bloomberg Business Week
publicó en abril de 2009 la "Administración [estadounidense] dejaría que
los ciudadanos de su país y proveedores establecidos de la red de
telecomunicaciones de esa nación paguen la instalación de los cables de
fibra óptica y las unidades de comunicación satelital que conecten a
EE.UU. y a Cuba. Ese gobierno también certificará a esas empresas para
proporcionen servicios de telefonía celular en Cuba, y permitir que los
proveedores de servicio satelital radial y televisivo hagan negocios en
la Isla". Esto fue hace más de cinco años, pero, al parecer, el Gobierno
de Castro no está interesado en perder su monopolio sobre las
telecomunicaciones cubanas, así que la respuesta del Gobierno cubano
fue: "gracias, pero no".

Después de todos los argumentos fallidos el trabajo concluye con la
misma idea que comenzó. "Teniendo en cuenta las muchas crisis en todo el
mundo, la Casa Blanca puede querer evitar un cambio importante en la
política cubana." Así que, señor Presidente, no pierda esta oportunidad
de una victoria política, siga adelante y suba sus ratings de popularidad.

Dejando completamente a un lado el argumento de lo beneficioso o no que
puede ser el embargo para Estados Unidos y sus contribuyentes, ya es un
fiasco de la editorial, que también muestra una peligrosa amnesia
histórica. ¿No me creen? Pues pregúntenle al presidente Clinton o a
Carter lo que pasó cuando trataron de anotar en este frente en
particular y verá lo rápido que una ganancia política que parecía fácil
se convirtió en un caos rotundo.

Source: Respuesta a la editorial del New York Times - Havana Times en
español - http://www.havanatimes.org/sp/?p=100034

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