lunes, 17 de noviembre de 2014

Cuba y UE - posición común y sentido común

Cuba y UE: posición común y sentido común
Para el inicio de esas conversaciones con Europa, Cuba debería empezar a
considerar la posibilidad de desistir de la concesión de espejismos como
sucedáneos de las verdaderas libertades que el país precisa.
Martín Guevara
noviembre 16, 2014

Durante los primeros años de mi estancia en La Habana vivía en el Hotel
Habana Libre, que había sido antes de la Revolución Hotel Habana Hilton.
Cada mañana bajaba a desayunar a un coqueto restaurante en la planta
Mezzanini, ordenaba un par de huevos fritos que venían con unas gruesas
fetas de jamón caliente debajo, y pedía además una ración queso fresco.
Me comía los huevos pero el jamón y el queso lo metía dentro de los
panecillos calientes untados con mantequilla, los envolvía en las finas
servilletas de tela blanca, y los llevaba a la escuela.

Mis compañeros del colegio no tomaban el desayuno en aquel restaurante,
y la gran mayoría hacía años que no habían tenido la ocasión de saborear
el jamón. Yo me ocupaba de acercarlos a ese recuerdo impreso en el
hipotálamo.

Una tarde se acercó uno de los "compañeros revolucionarios" del ICAP
(Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos) que atendía a mi familia,
y se tomó un tiempo para explicarme que en Cuba se había hecho la
Revolución para que todo el mundo fuese igual, sin embargo -dijo- aún
quedaban cosas por hacer, y por el momento la población de "fuera del
Hotel" no tenía el mismo acceso al modo de vida que generosamente la
Revolución nos estaba brindando a los de "dentro del Hotel".

Sugirió que no llevase más los bocaditos de jamón al colegio, porque los
niños podrían estarse llevando una idea equivocada. En ese instante
conocí el carácter subversivo de dos de los elementos más extraviados y
extrañados en la isla de Cuba: el jamón y la verdad.

Eso ocurrió hace unos cuantos abriles ya, pero la nomenclatura que
gobierna el país hoy, a 25 años de la caída del Muro de Berlín,sigue
siendo exactamente la misma, con algunos obligados pequeños retoques
dada la intervención inexorable del paso del tiempo.

En estos días parecen quererse remozar, aggiornar y pretenden hacerse
ver como reformistas maquillando la paupérrima realidad de la situación
socio económica de la isla, con medidas que ni siquiera consiguen
emparchar las innumerables y profundas carencias de la población.

En lo que va del más de medio siglo de secuestro de la soberanía de la
ciudadanía sobre su gobierno y la toma de decisiones, por primera vez la
cúpula del gobierno de Cuba, manifiesta el deseo creíble de que haya un
acercamiento a Estados Unidos, y del fin del bloqueo económico y las
medidas de la ley Helms Burton. Con el mismo ahínco piden una relajación
de los términos en la Posición Común Europea, una normalización de las
relaciones de intercambio socio económico.

Las soflamas y algarabías públicas en modo de queja, frente a la más que
esperable reacción como mínimo, de un bloqueo económico por parte de la
potencia en contra de la cual se erigía la Revolución, no eran más que
una cortina de humo en forma de victimismo, que sin embargo le granjeaba
la seguridad de un pueblo unido frente a la crueldad de un enemigo
exterior, la amenaza permanente.

Sin embargo el enfriamiento de las relaciones con Europa, la posición de
Suecia frente a persistencia del gobierno cubano a violar
sistemáticamente los derechos humanos y negar al pueblo la participación
en las decisiones de su propio destino a través del sufragio, es un
escollo que no estaba previsto en su ruta de viaje, que acarrea más
inconvenientes reales, que ventajas como elemento cohesionador de la
población en torno a "la amenaza del mal".

Cuba cuenta con las mismas posibilidades que cualquier otra nación, de
mantener una relación fluida, de amistad e intercambio económico y
cultural, deseada por toda la Unión Europea, y por sus lazos históricos
con la isla cuenta incluso con más simpatías y deseos de esa
normalización. Pero ciertas condiciones mínimas son indispensables, sin
las cuales Europa no sería el garante de los más altos logros cívicos,
de progreso y convivencia que viene siendo desde hace décadas como
brújula para el resto del mundo occidental.

Cuba debe abrir el juego de una vez y por todas a la población. Los
presos de la Primavera Negra que fueron puestos en libertad extrapenal u
obligados a salir del país, ni indultados ni sobreseídos, sino
absueltos, debe detener las continuas olas represivas sobre sus
familiares u otras organizaciones que se manifiestan en su legítimo
derecho a favor de otras opciones de gobierno.

Y debe profundizar en todos los sentidos y entenderlo como una
oportunidad más que como un incordio al que es invitado a través de la
presión, no porque se lo pide el mundo, sino por una cuestión de
elemental sentido común y supervivencia, el país necesita modernizarse,
tendrá que contar con una clase trabajadora y media competitiva, que
participe activamente en la política y en la toma de decisiones
democráticas a través del voto libre y directo para elegir a sus
representantes.

Debe tomarse con seriedad el respeto a los derechos humanos, el respeto
a la divergencia, a la información, a la libertad de opinión, de
publicación, de prensa, editorial. Debe permitir y además fomentar la
libre asociación política, dentro de un marco democrático y acorde a
unas leyes modernas y tolerantes.

Para el inicio de esas conversaciones con Europa, Cuba debería empezar a
considerar la posibilidad de desistir de la concesión de espejismos como
sucedáneos de las verdaderas libertades que el país precisa y que la
gente añora o intuye que apreciaría si pudiese disfrutar, y de no
continuar engañando para presentar estas eximias dádivas como grandes
concesiones, como sucedáneos del jamón que yo les llevaba a mis
compañeros de clase.

Publicado en el Blog de Martín Guevara el 16 de noviembre del 2014

Source: Cuba y UE: posición común y sentido común -
http://www.martinoticias.com/content/cuba-ue-posicion-comun-sentido-comun-/80267.html

No hay comentarios:

Publicar un comentario