martes, 9 de diciembre de 2014

Cuba y 2015 ¿Quo Vadis?

Cuba y 2015: ¿Quo Vadis?
Infolatam
Philadelphia, 8 diciembre 2014
Por JUAN ANTONIO BLANCO

(Infolatam).- No pocas señales indican que en 2015 Cuba se adentrará en
un sendero de inciertas bifurcaciones. Quienes acostumbran a focalizar
sus análisis en una o dos variables, – como son las relaciones
bilaterales de La Habana y Washington o las de los hermanos Castro con
el gobierno venezolano-, debieran ampliar sus perspectivas sin por ello
perder de vista esos dos importantes ejes. Más que un GPS local se
requiere de una foto satelital para entender mejor el contexto global en
el que la elite de poder cubana ha de tomar sus decisiones el próximo
año. En este mundo interdependiente ni siquiera Cuba escapa de la
repercusión en la Isla que provocan acontecimientos geográficamente
distantes.

Una mirada a vuelo de pájaro indica que las principales tendencias que
moldearán los acontecimientos serán, el peligro de una recesión europea
y su impacto en la economía mundial y estadounidense; la continua caída
de los precios del petróleo; la desaceleración económica de China y el
estancamiento de Japón; la guerras civiles del Oriente Medio y la
creciente desestabilización de esa zona; la confrontación con Rusia en
Europa, la cuestión nuclear iraní y la seguridad de Israel; el inicio de
las campañas presidenciales de 2016 en Estados Unidos y las que se
proyectan en algunos de sus aliados occidentales como Francia y España,
países todos en los que las fuerzas conservadoras se fortalecen (en el
caso de España por la dispersión del voto de las izquierdas).

En Washington las dos Cámaras del Congreso están ya en manos
republicanas -por lo que cobran mayor peso en ellas los senadores y
representantes cubanoamericanos afiliados a ese partido- y es imposible
que los demócratas recuperen la Cámara Baja al menos en una década. Si
el Partido Republicano escoge un candidato presidencial centrista
pudieran llegar a dominar también la Casa Blanca en enero de 2017. La
elección de Hillary Clinton no está hoy asegurada ni siquiera entre los
propios votantes demócratas. Incluso la inserción del tema cubano en los
debates presidenciales pudiera facilitar el endurecimiento de la postura
estadounidense.

En América Latina varios de aquellos gobiernos de izquierda que han
ganado su tercera elección consecutiva enfrentarán una caída de la
exportación de sus materias primas y una disminución del PIB, en un
momento en el que se tensan las relaciones sociales. Las nuevas clases
medias, que emergieron en la última década de auge económico, demandan
mejores servicios, mayor consumo, calidad de vida y también castigos
contra la corrupción pública y privada. A los pésimos resultados
económicos del chavismo es posible que haya que sumar al mediano plazo
la desaceleración de Chile y un giro pragmático hacia la flexibilización
del mercado en Brasil, Ecuador y Argentina. Los subsidios solidarios de
Venezuela y el ALBA se deshacen en el Caribe y pronto pueden tocar fondo
los destinados a Cuba.

En la Isla, frente a esas convulsas e inciertas perspectivas
planetarias, se encuentra una elite de poder que ha sido incapaz de
renovar su pensamiento y estrategia después de remplazar a su líder
máximo hace ya ocho años. La cúpula dirigente está formada por dos
componentes: una elite permanente y gerontocrática (los que en realidad
"mandan") y una serie de círculos burocráticos concéntricos y
reciclables (que "gobiernan" en su nombre). Si bien la elite no ha dado
señales de estar dispuesta a avanzar siquiera hacia un sistema no
democrático de mercado, como el chino o el vietnamita, no pocos de
quienes forman su clase administrativa parecen desesperados en su
esfuerzo por "iluminar" a los viejos dirigentes de que no pueden seguir
indefinidamente paralizados mientras el tiempo pasa, porque habría
consecuencias para todos a la larga. Pero la elite hasta el presente
muestra más preocupación por perder el poder que por perder el tiempo.

Lo que va a pasar

Al mediano y largo plazos las actuales tendencias negativas pasarán
factura: la baja conectividad con Internet, el nulo crecimiento
demográfico por baja natalidad y la emigración, la obsolescencia del
parque industrial, la baja productividad y casi nula innovación, el
deterioro de la infraestructura rural y urbana, la crisis de viviendas
disponibles, la mala calidad y cantidad de servicios de transporte,
salud y de educación actualizada son una fórmula fatal en la nueva
economía global de conocimiento. Pero al corto plazo se presentan dos
desafíos económicos inminentes: abastecimientos de petróleo y alimentos.

También al corto plazo se presenta otro reto de creciente importancia:
la profunda desilusión de la mayoría de la población –militantes
comunistas incluidos- con la pereza intelectual de la actual dirección
del país y el obsoleto régimen de gobernabilidad que impone.
Irónicamente, mientras la elite de poder ha logrado avanzar en su
operación externa de marketing político contra el embargo es ya raro
encontrar en la Isla a personas que sigan creyendo que sus males
cotidianos provienen de Washington y no de la Plaza de la Revolución.
Están cansados de escuchar soluciones mágicas de sus líderes (desde la
zafra de diez millones hasta el petróleo y puerto de Mariel), quienes
impiden miles de soluciones que emanarían de la iniciativa y creatividad
de todos.

Lo que algunos pudieran haber esperado de Raúl Castro hace ocho años no
es ya lo que puede fundamentarse más allá de la propaganda. Entonces
tenía tres opciones. "Actualizar" el totalitarismo con los menores
cambios posibles, transformarlo en un modelo de mercado con dictadura, o
avanzar gradualmente hacia formas propias de la democracia. Escogió la
primera. De ahí no se moverá hasta que la creciente crisis social que
viene acumulándose presione a la dirigencia y quiebre la unidad en la
cúpula, entre la elite de poder y su clase burocrática. Solo si eso
sucede y cuando ello ocurra– lo cual es lógico, pero no certeramente
predecible- es que la Habana se dispondría a sopesar con seriedad sus
opciones respecto a Estados Unidos, la Unión Europea y algunos
organismos financieros y de comercio multilaterales. En La Habana, por
ahora, prefieren esperar que sean "los otros" los que cambien.

Mientras tanto, los hermanos Castro, así como sus cercanos y avejentados
asociados, prefieren la comodidad de mantenerse alejados de cualquier
socio o institución que pretenda fiscalizar su ejecutoria en materia de
derechos humanos. Nada de ratificar los Pactos Internacionales que ya
suscribieron en esa materia ni de solicitar el ingreso a la OEA. Incluso
si ello presenta eventualmente riesgos a su seguridad nacional,
prefieren fomentar su cooperación militar y de inteligencia con países
como Rusia, China y Corea del Norte.

Es por ello que no hay que asombrarse de que, lejos de priorizar esa
interlocución, prefieran dialogar con el enviado de la Unión Europea a
nivel de Viceministro de Relaciones Exteriores. O de que Raúl Castro se
permita dejar plantado al Ministro de Exteriores de España – tercer
socio comercial de Cuba- para, menos de una semana después, recibir
personalmente a uno de los cinco "consejeros" del Consejo de Estado de
China.

En La Habana, por el momento, las consideraciones políticas siguen
teniendo primacía sobre las económicas. Y en política, los octogenarios
hermanos Castro solo tienen una prioridad: mantenerse en el poder.

Source: Infolatam Cuba y 2015: ¿Quo Vadis? - Infolatam -
http://www.infolatam.com/2014/12/09/cuba-2015-quo-vadis/

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