domingo, 8 de febrero de 2015

Corrupción, cáncer del transporte público cubano

Corrupción, cáncer del transporte público cubano
Descontrol y desfalco de grandes sumas de dinero por parte de los
principales dirigentes del sector
sábado, febrero 7, 2015 | Ernesto Pérez Chang

LA HABANA, Cuba. -Ha transcurrido más de una década desde que se
realizara la primera gran compra de ómnibus a China y Rusia, para
atenuar el problema del transporte en Cuba, y aún no se avizora una
mejoría. Muy por el contrario de lo prometido en aquel entonces, cada
día el trasladarse de un punto a otro se convierte en una verdadera
agonía para el ciudadano de bajos ingresos.

Aunque los funcionarios del Ministerio de Transporte continúan achacando
al embargo económico y a la crisis mundial todas las dificultades que
enfrentan, es bien conocido que son otros fenómenos, muchos de ellos
relacionados con la corrupción.

En ese sentido, no sorprende el silencio en los medios oficiales y en
las declaraciones de algunos funcionarios que intentan ocultar los
millonarios desfalcos que las empresas importadoras y las transportistas
deben enfrentar todos los años, de modo que lo que se invierte por un
lado, pasa a los bolsillos de unos pocos, por el otro.

Junto a las cifras negativas suministradas por Ricardo Chacón, director
de Relaciones Internacionales del MITRANS, en la conferencia de prensa
ofrecida hace durante 2014 para "denunciar el embargo", faltaron otros
datos sobre los daños que han causado a la economía cubana los fraudes y
robos cometidos por algunos de los principales directivos de empresas
estratégicas relacionadas con el transporte.

Según pudimos conocer a través de un funcionario de la Dirección
Provincial de Transporte de La Habana, que por razones obvias nos ha
pedido discreción en cuanto a su identidad, una gran parte de las
pérdidas económicas que sufrieron durante el año pasado, así como en los
anteriores, se deben al descontrol y al desfalco de grandes sumas de
dinero por parte de los principales dirigentes de empresas como
Transimport, cuyo director, Jesús José de Hombre, se encuentra detenido
desde hace meses bajo proceso investigativo por un hecho de corrupción
que involucra además al director de la empresa de Autopartes, ligado a
la venta ilícita de miles de motores que debieron ser destinados a la
transportación pública.

En las calles de Cuba es de conocimiento general que el mercado negro de
piezas y autos, así como todos los servicios relacionados con el ramo,
es abastecido por una red de corrupción que alcanza los estratos más
altos en las instituciones de gobierno. La incapacidad de administrar
honestamente todas estas empresas que funcionan como verdaderas mafias
resulta obvia cuando se tienen en cuenta las renuncias constantes de
funcionarios, los frecuentes cambios tanto de altos directivos como de
los ministros y viceministros relacionados directa o indirectamente con
el transporte pero, además, cuando se nos revela el exagerado precio de
una plaza vacante en cualquiera de los almacenes u oficinas relacionados
con la venta e importación de autos y piezas.

Un trabajador ―que para su seguridad no identificaremos― de uno de los
almacenes del grupo empresarial Gaviota, en la capital, nos comenta
sobre este particular:

"Una plaza de ayudante de Jefe de Almacén está por los mil dólares y las
que tienen que ver con la comercialización también están picando cerca.
Aquí hay gente que ha entrado en guagua y se ha ido en un Hyundai.
Entran sin un peso en el bolsillo porque lo que tenían se lo gastaron en
comprar la plaza pero después le sacan veinte veces lo que invirtieron.
Aquí he visto darle de baja a carros nuevecitos, acabados de entrar al
puerto. Después se llevan a la renta los carros viejos, como si fueran
los nuevos."

Cualquiera de los camiones y autos antiguos que circulan por la ciudad,
sobre todo aquellos dedicados al negocio particular de la
transportación, es sabido que obtienen sus recambios en esos oscuros
mecanismos de mercado debido a la ausencia de proveedores legales.
Pudiera parecer un milagro el hecho de que aún continúen rodando por las
carreteras del país automóviles con más de medio siglo de explotación
pero un vistazo al interior de cualquiera de ellos echaría por tierra
tales asombros.

El chofer de un almendrón (auto antiguo de alquiler) comenta sobre los
gastos que implica mantener en funcionamiento esos vehículos que la
necesidad ha convertido en parte del perfil citadino.

"Las piezas todas hay que salir a buscarlas. Como no las hay, te dan la
puñalada con los precios. Si quieres tenerlo rodando al menos ocho
horas, para que el negocio te dé, sabes que al año o a los dos vas a
tener que remotorizar. Todas las semanas tienes que darle mantenimiento
para que no se funda y adaptarle piezas de todo tipo. Y nada de eso es
legal, todo lleva papeles y págale a este y al otro y al otro para que
todo te salga ok. Todo el que tiene un carro rodando en la calle, tiene
que transar si no que se olvide del carro. El Estado te obliga a ir al
mercado negro porque no te da nada. Ellos saben lo que están haciendo y
han visto en eso un negocio redondo. El que hace la ley, hace la trampa."

A pesar de que para el visitante extranjero la cosa pudiera marchar de
maravillas ―puesto que recorren las mejores rutas del país en
confortables ómnibus panorámicos y no en carricoches de caballos o en
inseguros camiones como los de la terminal del Lido, en Marianao―, el
panorama del transporte en la isla es bien sombrío. No hay modo de
romper ese círculo de corrupción que el propio gobierno ha creado y no
por incapacidad o inocencia. Tantos años cometiendo los mismos errores
solo apunta a que bien arriba, a la cabeza del Estado, alguien sabe
hacer cumplir ese refrán infalible que parece el slogan de todo un
proyecto social: a río revuelto, ganancia de pescadores.

Source: Corrupción, cáncer del transporte público cubano | Cubanet -
http://www.cubanet.org/destacados/corrupcion-cancer-del-transporte-publico-cubano/

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