miércoles, 25 de marzo de 2015

Informatización a la vieja usanza

Informatización a la vieja usanza
DIMAS CASTELLANOS | La Habana | 25 Mar 2015 - 10:47 am.

Cuba necesita acceder a la sociedad de la información sin interferencias
de ningún partido político ni de una Constitución que reclama ser reformada.

La Sociedad de la Información es efecto de un proceso de convergencia
entre los avances tecnológicos y la democratización de la información y
las comunicaciones que irrumpió alrededor de los años 80, con tal fuerza
que condujo a las Naciones Unidas a convocar una cumbre mundial de la
información, celebrada en la ciudad suiza de Ginebra en 2003. En ella se
adoptó una Declaración de Principios y un Plan de Acción, cuyo principal
beneficiario son las personas, con formación para el uso inteligente y
creativo de las modernas tecnologías, sin lo cual será imposible el
progreso social y cultural.

Una de las exigencias de las novedosas tecnologías de la información es
la necesaria inmediatez en su introducción. Una peculiaridad que
distinguió a Cuba desde la época colonial. La máquina de vapor,
patentada 1769, fue introducida en la producción azucarera cubana casi
inmediatamente. El ferrocarril, inaugurado en 1825, enlazó las
localidades de La Habana y Bejucal en 1837. El telégrafo, que envió el
primer mensaje a distancia en 1844, inició su primera línea en Cuba
nueve años después. El teléfono, que estrenó su primer servicio en 1877,
llegó a Cuba en 1881. El alumbrado eléctrico, que en 1879 era disfrutado
solo por algunas ciudades importantes del mundo, en 1889 se utilizaba en
La Habana, Cárdenas y Puerto Príncipe, y en teatros como Payret y Tacón.
El cine, patentado en 1895, fue exhibido en La Habana en 1897. La radio,
estrenada en 1920, fue inaugurada en 1922 en Cuba. La televisión, casi
en paralelo con Estados Unidos, inauguró la primera emisora cubana en
1950. Mientras, internet comenzó oficialmente en Cuba en 1996, a más de
diez años de su explotación en otras latitudes.

El pasado febrero, el primer vicepresidente del Consejo de Estado,
Miguel Díaz-Canel, en la clausura del primer Taller Nacional de
Informatización y Ciberseguridad, planteó algunas cuestiones acerca de
la sociedad de la información que exigen ser comentadas, debatidas y
consensuadas.

1- El acceso a internet supone al mismo tiempo desafíos y oportunidades
y constituye una acción necesaria para el desarrollo de la sociedad en
las condiciones contemporáneas.

Si la sociedad de la información se distingue por el uso generalizado y
eficiente de las modernas tecnologías en época de globalización, cuando
la información ha devenido materia prima de toda actividad y de cada
persona, nadie podría negar que la misma, además de necesaria, contiene
desafíos y oportunidades que hay que afrontar. Con esta tesis no puede
haber discrepancias.

2- La estrategia a su acceso debe convertirse en un arma fundamental de
los revolucionarios para lograr la participación social en la
construcción del proyecto de sociedad que queremos, desde un diseño
integral del país. Y agregó que la estrategia de uso de esta
herramienta… tiene que ser liderada por el Partido y debe involucrar a
todas las instituciones y a la sociedad para lograr el más pleno uso de
sus potencialidades en función del desarrollo nacional.

Si partimos de que es una necesidad de todos, la estrategia de acceso a
internet no puede convertirse en un "arma fundamental de los
revolucionarios", sino de todos, pues los revolucionarios son solo una
parte. Y "el proyecto de sociedad que queremos" —si ese queremos incluye
a todos— tiene que ser consensuado con todos. Entonces esa estrategia
inclusiva no debe ni puede ser liderada por un partido, que como lo
indica su acepción, representa a una parte, mientras el desarrollo
compete a todos. Este planteamiento se contradice con otra zona del
discurso donde Díaz-Canel dijo, que necesitamos distinguirnos"por una
informatización con todos y para el bien de todos".

3- Las regulaciones y normas que rigen el acceso a internet y su uso,
deben ser coherentes con la legislación vigente y alinearse con los
principios generales de la Constitución y demás leyes y ajustarse a las
cambiantes necesidades del desarrollo social.

Aquí la contradicción es tan flagrante que resulta inadmisible. Un
fenómeno tan moderno y cambiante como la sociedad de la información no
puede subordinarse a una Constitución que reclama con urgencia una
profunda reforma, a menos que el propósito sea que la informatización
corra la misma suerte del resto de los proyectos estancados en el país.

El planteamiento debe ser en dirección opuesta: los cambios que implica
la sociedad de la información nos obliga a reformar una Constitución que
hace rato no responde a las necesidades del desarrollo, sobre todo lo
relativo a derechos y libertades ciudadanas, que constituyen una
necesidad insoslayable de la sociedad de la información, que en la
Constitución vigente están subordinadas a una ideología y a un partido.

Lo anterior es demostrativo de que la sociedad de la información
implica, ineludiblemente, el respeto y defensa plena de los derechos
humanos, el reconocimiento de su universalidad, indivisibilidad e
interrelación, y el acceso democrático a la infraestructura y los
servicios de las tecnologías informativas.

El discurso de Díaz-Canel fue pronunciado dos décadas después del inicio
oficial de internet y después que el presidente de EEUU Barack Obama,
entre las medidas dirigidas a "empoderar al pueblo cubano",planteara
autorizar la exportación comercial de artículos dirigidos a mejorar la
capacidad de los cubanos para comunicarse, incluyendo la venta de
dispositivos de comunicaciones y artículos para establecer y actualizar
los sistemas relacionados con las mismas.

La demora en su introducción ha estado acompañada de restricciones para
que la información obtenida del ciberespacio se correspondiera "con la
ética revolucionaria" y no "afectase a la seguridad del país".

En 1996 se emitió el Decreto 209[1], cuyo articulado define que la
política será trazada "priorizando en la conexión las personas jurídicas
y las instituciones de mayor relevancia para la vida y el desarrollo del
país"; que para "garantizar el cumplimiento de los principios expuestos
en el presente Decreto, el acceso a los servicios de redes informáticas
de alcance global tendrá carácter selectivo"; y que "el acceso directo
desde la República de Cuba a la información en redes informáticas de
alcance global tendrá que estar autorizado por la Comisión
Interministerial que se crea por el Presente Decreto".

Luego, en el año 2003, la Resolución No. 180[2]resolvió: "Disponer que
la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba emplee todos los medios
técnicos necesarios que permitan detectar e impedir el acceso al
servicio de navegación por Internet, desde líneas telefónicas que operan
en moneda nacional no convertible a partir del 1ro. de enero del 2004."

La creación de la sociedad de la información es incompatible con la
prioridad de los revolucionarios, con la subordinación a las ideologías
y con una Constitución que refrenda esas restricciones. La contradicción
está planteada. Se asumen las exigencias de la modernidad o se corre el
riesgo de continuar ensanchando la brecha informativa del país y de los
cubanos respecto al mundo.

El uso pleno de las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías de
la información para fomentar una información libre y autónoma, rica y
diversificada, plural y temática, interactiva y personalizada, es una
necesidad. Especialmente en la época en que la diferencia entre niveles
de desarrollo se mide por la cantidad de conexiones a internet.
Sencillamente, la informatización a la vieja usanza tiene que ser
desterrada.



[1] Decreto No, 209 del Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros Sobre
el Acceso desde La República de Cuba a Redes Informáticas de Alcance
Global de 14 de junio de 1996.

[2] Resolución No. 180/2003 de fecha 31 de diciembre de 2003, del
Ministerio de la Informática y las Comunicaciones.

Source: Informatización a la vieja usanza | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1427276832_13593.html

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