viernes, 24 de abril de 2015

El fenómeno piratería y la democratización de la cultura

El fenómeno piratería y la democratización de la cultura
abril 23, 2015
Naty Gabriela González*

HAVANA TIMES — Llego a un kiosco de venta de CDS y DVDS y pregunto si
tienen alguna película de Alexander Sokurov. El que me atiende pregunta:
"¿de quién?", y respondo: de Alexander Sokurov, el director de Arca Rusa.

"Ah no, películas rusas no tengo", responde el joven amablemente, "pero
tengo muchas películas, por ejemplo estos días he vendido bastante una
cubana: "Vestido de novia", la gente la ha comprado bastante y está
buena, actúan los actores de Clandestinos, sabe".

Hago un gesto de admiración: "me dejas verla por favor"; el muchacho
pone el DVD y compruebo que es una copia de muy mala calidad. Me acerco
y le pregunto bajito por qué se ve tan mal.

"Bueno… así me la trajeron, pero está buena la película no te fijes en
eso, está buena", alega el vendedor. "Déjame dar una vuelta y vuelvo",
contesto. "Bueno, de todas formas tenemos las últimas películas de
vampiros que se han hecho en Estados Unidos, esas sí tienen muy buena
calidad…"

Esta es una conversación de las tantas que he tenido no solo aquí,
también en Perú mi país natal, al acercarme a kioscos de discos
"piratas". Parece que la "piratería" es una preocupación a nivel mundial
en el universo de los creadores, mas no es un tema tan sencillo…

El copyright que protege los derechos de autor de la productora -ya sea
musical, cinematográfica, editorial, etc.-, debe garantizar que los
productos artísticos no puedan ser copiados ni distribuidos en el
mercado negro y el autor perciba las regalías por su creación; es un
conjunto de leyes que son aplicadas sobre la obra tanto de identidad, o
sea, de pertenencia, como moral del autor, expresión del autor sobre su
obra.

Esta ley data de mediados del siglo XVIII. Luego del surgimiento de la
imprenta y por ende la reproducción masiva de obras literarias, el autor
quedaba sin derechos sobre su creación. Esta ley concede al creador la
autoría, difusión, distribución y comercialización, así como
reproducción de productos derivados de la obra y lo hace merecedor de un
pago por la reproducción de su trabajo. La ley varía de acuerdo a cada país.

Ahora bien, este es un tema muy polémico, en especial en nuestro país. A
partir del embargo impuesto por el gobierno de Estados Unidos, Cuba tuvo
un cerco al acceso de la información: libros, música, audiovisuales,
software, sistemas operativos, etc. La medida del gobierno fue el
llamado craqueo de programas: sistemas operativos y todo tipo de software.

Al transcurrir los años y, con la llegada de los nuevos medios,
fundamentalmente el Internet, la información corre a velocidades
incalculables; millones de personas se comunican en diferentes latitudes
en un mismo minuto, se envía todo tipo de información, se intercambia,
se promociona, prácticamente se vive más de forma virtual que en la
realidad.

Este es un fenómeno que en Cuba tiene características específicas, el
acceso a internet y los nuevos medios es restringido y se debe buscar
vías alternativas para acceder a toda esa gran montaña de información.

Solución: "La piratería". El 99 % de la música, películas e información
en general que tiene un cubano en dependencia de su edad, status y
preferencia es pasado de memoria en memoria -como se dice en el argot
popular- por un amigo, vecino o compañero de estudios, y cuidado que no
llegue a un 100 %.

Ahora, cómo evitar que un creador cubano sea pirateado y proteger sus
derechos de autor, si casi el 70 % de los programas que transmite la
televisión cubana son pirateados; no pagamos el derecho de ninguna de
las películas, series, novelas, documentales extranjeros, etc., pues la
mayor producción de información la genera Estados Unidos y no podríamos
comprarla.

Con los acontecimientos del 17 de diciembre de 2014 se espera un cambio,
pero la cultura del pirateo es ya parte del cubano, es además
institucionalizada. En ninguna cláusula de la ley del cuentapropista que
da licencia de vender CDS y DVDS a los ciudadanos, se pide que las obras
sean originales.

Entonces, cómo podemos reclamar a ese vendedor que brinda una copia de
mala calidad de una producción cubana si él es simplemente un mediador
entre otro intermediario de un proveedor mayor, y con el salario que
gana por vender los discos se sustenta.

Esa persona no es la culpable del problema, la pregunta es: ¿cómo llegó
la copia a sus manos, qué medidas tomó la productora para que la copia
no se filtrara?

Obviamente la creadora no se la dio; no se trata de multar al vendedor
por piratería, pues estaríamos multando al Estado por la ley, y
tendríamos que multar al ICRT e ICAIC al transmitir materiales sin pago
de derecho de autor.

Es interesante también destacar los fenómenos que los cercos
informativos en Cuba hacen posible: el paquete semanal es todo un suceso
que ha revolucionado el acceso a la información en Cuba.

Sus creadores, que vienen trabajando este proyecto desde hace 8 años,
obtienen información de diferentes vías y de todas las latitudes;
realizan un proceso intelectual de selección de la información, edición
de los materiales día a día, para que al final de la semana el volumen
de información esté contenido en un terabyte y pueda ser distribuido por
toda la Isla a la semana siguiente.

Sé que el paquete trasciende la capital y llega a provincias donde lo
aumentan con productos locales y, lo más sorprendente, ha trascendido la
frontera nacional: lo consumen en Europa y en universidades de Estados
Unidos, por la calidad de la selección de los materiales.

Una manera audaz de masificar la información de forma creativa, austera
y, claro, sacrificada dada las condiciones del país, que demuestra la
capacidad y potencial humano que se desarrolla en Cuba a pesar de todas
las dificultades.

Actualmente, la ley de derecho de autor en el mundo es casi obsoleta,
pues todo se encuentra en la nube, internet, claro para los que tienen
acceso. Por otra parte es una ley restrictiva y excluyente, pues una
persona que percibe un salario de 250 pesos cubanos no va a comprar un
DVD original en ese precio: o lo gasta en el agro o ve la película; este
fenómeno es de escala mundial.

Los más pobres no pueden destinar su dinero a comprar una copia original
y por tanto quedan al margen de la información y permanecen en la
ignorancia y la inopia absoluta creándose así el eterno circulo vicioso
de las clases sociales que pueden acceder a esa información, prepararse
y superarse.

No hablemos de términos económicos, hablemos de realización espiritual y
de su enriquecimiento con el acceso a la cultura. Se trata, por tanto,
viendo al derecho de autor desde otra arista, de una privatización de
las expresiones humanas, un monopolio cultural al que solo unos cuantos
tienen acceso.

Pero entonces cómo negarle al creador la remuneración por su trabajo
después de tanto esfuerzo, tanto recurso económico y humano utilizado en
su producción, pero a su vez, cómo negarle la información al pueblo…

En muchas partes del mundo se está estableciendo el copyleft, o sello de
izquierda, Argentina lo aplica desde hace algunos años, y su principal
propósito es la masificación de la cultura. Hacer llegar la cultura a
todos consiste en respetar la autoría del creador y que éste perciba un
porciento por su trabajo, no el total que lo haría con el copyright; el
precio de los productos es menor y de mayor acceso.

Parece una medida sumamente revolucionaria y humanista. ¿Hasta qué punto
los creadores están dispuestos a sacrificar sus ganancias en bien de la
democratización de la cultura? Aquí ya depende de la visión que se tenga
del arte: si se vive de él o para él.
—–

(*) Naty Gabriela González Calderón nacío en El Cusco, Perú en el año de
1984, es ciudadana Cubana por parte de padre, vive en La Habana.

Source: El fenómeno piratería y la democratización de la cultura -
Havana Times en español - http://www.havanatimes.org/sp/?p=105493

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