viernes, 10 de abril de 2015

Esplendor y degeneración del Art Decó en La Habana

Esplendor y degeneración del Art Decó en La Habana
[09-04-2015 14:49:23]
Mario Hechavarría Driggs

(www.miscelaneasdecuba.net).- El devenir del Art Decó habanero comenzó
en 1930 con la inauguración del edificio Bacardí y, al parecer, el
panorama actual dice que allí mismo se detuvo este suceso cultural,
tanto como el ostracismo permanente de la emblemática marca cubana, tan
importante para nosotros como la Coca Cola para los norteamericanos.
Algunos detalles de aquel entonces asombrarían al capitalino de hoy:
Terminado en menos de 300 días, ostentó el mérito de ser el edificio más
alto de la ciudad, aunque pronto superado por la cúpula del majestuoso
Capitolio. Los Bacardí emplearon ingenio y dinero: mármoles de seis
países europeos, granito rojo de Baviera y una inmensidad de azulejos
catalanes.

Hoy en día es difícil para los turistas evitar la parada frente al
vigilante murciélago en lo alto, gastando megabytes de registros
digitales, foto tras foto. Sin embargo, el Art Decó cubano tiene otros
rostros, no tan bellos como esta inmobiliaria estatal, remozada con el
apoyo de una bien interesada firma italiana.

Muy cerca, en la calle Prado, se nos viene encima el cine Fausto, tan
infortunado como el célebre personaje de Goethe. En Cuba a casi todas
las salas cinematográficas les cayó encima la maldición de Mefisto,
coincidencia de los años treinta, cuando floreció el cine, exhiben hacia
el exterior los rasgos del Art Decó, tal vez una prevista maldición
mirando al futuro.

El Cine Cuba de la calle Reina (Simón Bolívar), anda peor que el
mencionado Fausto, en cualquier momento se viene abajo, aportando a la
ciudad otra enormidad de polvo y escombros, epidemia incontrolable hasta
hoy.

Otros casos consiguieron una suerte a medias entre la ineludible
abominación diabólica que nos persigue y quizás las ventajas del pacto
temporal con Satanás: Son los casos, por ejemplo, de Almacenes Ultra,
también en la calle Reina, y las salas teatro Jigüe y América, una al
lado de la otra, formando parte de un edificio del mencionado estilo
decorativo ubicado en la calzada de Galiano, oficialmente llamada
Avenida de Italia.

De la desgracia no se salvan los vecinos por encima del primer piso y el
mezzanine, sus vetustos apartamentos quedaron a merced de "cuánto
tienes, cuanto vales", aunque los problemas macro, es decir,
estructurales, afectan a todos por igual.

La planta baja resulta todo lo contario en tales casos, concebida para
uso comercial, algo común en el ámbito urbano de cualquier ciudad, fue
totalmente reconstruida; no faltan los acrílicos y tampoco los
lumínicos. En estos sitios mandan los dólares-digo-, tratándose de Cuba
los pesos convertibles.

Hay casos especiales cuando de esta arquitectura se trata, originada en
la monumentalidad del mundo entre guerras, cuando la humanidad adoraba a
Einstein, aplaudiendo el triunfo de la ciencia y la técnica sobre la
naturaleza. Me refiero a estructuras como la ocupada por el Ministerio
del Trabajo y la Seguridad Social, conservada mientras dure la paranoia
iniciada hace 56 años.

No es igual suerte la del Hospital de Maternidad América Arias, otra
joya Art Decó, esperando una reparación capital y, de paso, la justa
remembranza de quien fuera un ejemplo de mujer, desde la manigua mambisa
hasta el palacio presidencial.

Tales son los avatares del Art Decó en La Habana, por ahora la mayoría
de los guías turísticos, oficiales o improvisados, se quedan con la
parada frente al Edificio Bacardí. La arquitectura, sin depender de los
estilos, tiene su propio mensaje, sentenciado por el modernista Gaudí
cuando dijo:

"La belleza es el resplandor de la verdad, y como que el arte es
belleza, sin verdad no hay arte".

Source: Esplendor y degeneración del Art Decó en La Habana - Misceláneas
de Cuba -
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/Article/Index/552675533a682e1a0c4177bf#.VSZ8JvmUc3Q

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