lunes, 6 de julio de 2015

Cada cubano le debe 1.334 dólares al Club de París

Cada cubano le debe 1.334 dólares al Club de París
OSMAR LAFFITA ROJAS | La Habana | 6 Jul 2015 - 8:15 am.

El Gobierno quiere borrar la imagen de moroso que se ha ganado en la
arena internacional.

Uno de los secretos mejor guardados por el Gobierno a los cubanos es la
deuda contraída con el Club de Paris.

Dicho Club, fundado en 1956, es un foro informal de acreedores oficiales
de los 16 países más ricos del mundo. Su función es coordinar formas de
pago y renegociación de deudas.

El conflicto del Gobierno cubano con el Club de París se originó en
1985, cuando Fidel Castro tomó la decisión unilateral de congelar los
pagos pendientes a ese grupo de países acreedores.

El monto de la deuda ascendía en aquel entonces a seis mil millones de
dólares.

Fidel Castro, que gobernaba como un déspota omnímodo, inconsultamente,
aprovechó la por él promovida reunión internacional sobre la deuda
externa, celebrada en el Palacio de las Convenciones de La Habana, el 3
de agosto de 1985, para afirmar que la deuda era "impagable".

Fue un dislate, típico de un gobernante irresponsable, tirar a la basura
los compromisos contraídos por su Gobierno de pagar el dinero que le
habían concedido en calidad de préstamos.

Han transcurrido 30 años. Por no honrar el pago de los servicio de la
deuda y los intereses acumulados, al finalizar 2014 el Gobierno cubano
le adeudaba al Club de París la muy respetable cifra de quince mil
millones de dólares. O sea: cada cubano le debe al Club de Paris 1.334
dólares

Hoy todo parece indicar que a pesar del proclamado apego a las alocadas
enseñanzas de su respetado Comandante en Jefe, los actuales gobernantes
cubanos no están dispuestos a seguirlas al pie de la letra.

El pasado mes de marzo, de manera subrepticia, estuvo en La Habana el
jefe del Club de París, Bruno Bezard. La visita estuvo enfilada a
negociar con las autoridades cubanas una solución sobre el pago de la
deuda. Las conversaciones fueron llevadas a cabo de manera bastante secreta.

El Gobierno del General Raúl Castro está urgido de atraer capitales y
tecnología para revertir el desastroso estado de la economía nacional.
La Ley 118 de Inversiones Extranjeras, puesta en vigor el 16 de abril de
2014, hace más expedita la búsqueda de socios extranjeros para que
inviertan en Cuba, sin muchos contratiempos ni trabas burocráticas.

Todo indica que La Habana se quiere quitar de manera definitiva de
encima el pesado fardo de ser un Gobierno que incumple sus compromisos
internacionales.

Fidel Castro, al dejar de honrar sus obligaciones de pago, propició que
se le cerraran a Cuba todas las puertas de los bancos especializados en
el otorgamiento de crédito en condiciones ventajosas.

Los empresarios extranjeros radicados en Cuba, al ver la arbitraria
retención del pago de sus ganancias, suspendieron sus actividades,
cerraron sus empresas y se retiraron definitivamente a sus países.

En 2002 funcionaban en Cuba 400 empresas mixtas y contratos de
asociación de administración en la hotelería, la producción y los
servicios. En 2011 solo quedaban 160 empresa mixtas, y los contratos de
administración internacional sumaban 75. En conjunto, para esa fecha,
solo funcionaban en Cuba 235 firmas extranjeras. Es decir, en un periodo
de nueve años el Gobierno cubano desactivó un total 165 empresas
extranjeras.

Todavía se siente el negativo impacto que tuvo en la economía nacional
el retroceso en la inversión extranjera.

La desconfianza reina entre los empresarios foráneos ante la nueva Ley
de Inversiones. Tienen que pensarlo cien veces antes de decidirse a
invertir en Cuba. Todavía perdura en ellos la incertidumbre. Y el
principal responsable de que esto suceda es Fidel Castro.

Ahora, para vencer esa desconfianza, el Gobierno cubano se esfuerza en
mostrar que cambió y que hay en marcha una apertura al capital extranjero.

El Gobierno ha logrado reestructurar las deudas pendientes y la
condonación de buena parte de ella. China decidió reducirla al 42,3%, y
lo restante lo dio como inexistente. Japón decidió condonar el 80%.
México y Rusia condonaron el 70% y el 90%, respectivamente. Así, La
Habana se ahorra miles de millones de dólares que no tendrá que abonar a
esos países. Sin lugar a dudas, resulta un sustancial alivio a las arcas
cubanas y le proporciona un mayor campo de maniobra en su política de
atraer capitales extranjeros en un ambiente de mayor confianza.

El Gobierno tiene que borrar la imagen negativa que se ha ganado en la
arena internacional como pagador moroso, reacio a honrar los compromisos
financieros contraídos.

El tema de la deuda externa pendiente de pago nunca ha sido objeto de
debate público por parte del Gobierno o por el virtual parlamento que
dice representar los intereses del pueblo. La ciudadanía ha estado
siempre ajena a este importante asunto, que le toca tan directamente, y
sobre el que ha primado un total y absoluto secretismo.

Habrá que esperar a ver si los pasos que ha dado últimamente el Gobierno
de Raúl Castro en relación con la negociación de la deuda —de cara a
obtener de los acreedores internacionales los urgentes créditos que
necesita para el despliegue de la estancada economía nacional—,
significarán el fin del secretismo y la prevalencia de la trasparencia.

De materializarse esto, mandaría una positiva señal de que tiene la
voluntad de ir hacia adelante y dar pasos hacia los urgentes cambios que
la economía cubana pide a gritos.

Source: Cada cubano le debe 1.334 dólares al Club de París | Diario de
Cuba - http://www.diariodecuba.com/cuba/1436166953_15538.html

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