viernes, 3 de julio de 2015

Los líderes republicanos prometen torpedear los avances con Cuba

Los líderes republicanos prometen torpedear los avances con Cuba
El anuncio de apertura de embajadas provoca una cascada de críticas por
lo que la derecha considera una rendición ante Castro
Obama: "Volveremos a izar orgullosos nuestra bandera en La Habana"
PABLO XIMÉNEZ DE SANDOVAL Los Ángeles 2 JUL 2015 - 13:07 CEST

El 1 de julio de 2015 va a pasar a la historia como el día en que EE UU
y Cuba se comprometieron a retomar sus relaciones diplomáticas completas
después de más de medio siglo. Pero lo que queda por delante, al menos
en el lado norteamericano, es una batalla política fenomenal justo
cuando se empieza a calentar la carrera presidencial de 2016. Cuba puede
no ser un tema principal en la política de EE UU, pero la política de EE
UU sí puede acabar siendo un obstáculo en el paso más importante que ha
dado Cuba para acercarse a su vecino.

Los principales líderes republicanos saltaron después del anuncio a
atacar al presidente Barack Obama por lo que consideran una rendición
ante el régimen castrista y una traición a la oposición política cubana.
Su posición no es solo retórica. La mayoría republicana en las dos
cámaras del Congreso de EE UU tiene la llave para hacer realidad dos
avances clave: la confirmación del embajador y el levantamiento de las
leyes del embargo económico.

El senador por Florida Marco Rubio, una opinión cualificada en cuanto
que hijo de inmigrantes cubanos huidos del comunismo y candidato a la
presidencia, prometió ayer votar en contra del nombramiento del futuro
embajador de EE UU en la isla. "La Administración Obama sigue mirando
para otro lado, concesión tras concesión", dijo el miércoles en un
comunicado. "El plan para restaurar lazos diplomáticos es una preciada
concesión al régimen de Castro". Nada se ha conseguido, afirma Rubio,
desde la apertura del diálogo formal el pasado 17 de diciembre que
justifique esta medida.

La posición de Rubio sobre Cuba es que se deben normalizar las
relaciones. Pero sus condiciones para ello son primero reformas internas
en materia de derechos humanos, que Cuba no dé cobijo a terroristas
buscados por EE UU, que se resuelvan los litigios de propiedades
confiscadas por el régimen y que no haya ningún tipo de restricción a
los diplomáticos norteamericanos para viajar por la isla. Estas
condiciones le permiten calificar cualquier avance de "concesión". "Es
hora de que se acaben las concesiones unilaterales a este régimen
odioso", añadió.

Cuba ya ha dicho que las relaciones entre los dos países no serán
completamente normales hasta que se levante el embargo. Aunque se pueden
dar pasos ejecutivos, el embargo en sí no depende de la Casa Blanca,
sino que se compone de una serie de leyes aprobadas a lo largo de
décadas para aislar económicamente a Cuba. Esas leyes tiene que
modificarlas el Congreso. No parece que haya una mayoría dispuesta a
hacerlo y la Casa Blanca no parece dispuesta a dar pasos unilaterales en
ese sentido.

El senador por Texas Ted Cruz, otro de los latinos que se presentan a
presidente entre los republicanos, dijo que se opondrá en el Senado a
"cualquier financiación para construir una embajada en La Habana". Eso
será así "hasta que el presidente pueda demostrar que ha hecho progresos
en aliviar la miseria de nuestros amigos, el pueblo de Cuba". Cruz es
hijo de emigrante cubano.

Jeb Bush, exgobernador de Florida con fuertes lazos con la comunidad
cubana, quizá el republicano mejor situado y con una fuerte identidad
hispana (es el que mejor habla español y su esposa es mexicana), se
pronunció en la misma línea, aunque con menos contundencia. "Las
detenciones de disidentes y continuados abusos sugieren que las
políticas de la Administración están fracasando", dijo.

El congresista por Florida Mario Díaz-Balart publicó un comunicado en el
que daba voz a la oposición más recalcitrante del exilio cubano: "Es una
vergüenza absoluta que la política exterior del presidente ignore la
defensa de los derechos humanos y la seguridad de los Estados Unidos. El
régimen de Castro ha respondido a las incontables concesiones del
presidente Obama aumentado la represión de los activistas pro-democracia".

No menos contundente fue el presidente de la Cámara de Representantes,
John Boehner, quien en un comunicado afirmó: "La Administración Obama
está ofreciendo a los Castro el sueño de la legitimidad sin obtener una
sola cosa para el pueblo cubano que está siendo oprimido por esta brutal
dictadura comunista (...) las relaciones con el régimen de los Castro no
deberían ser revisadas, y mucho menos normalizadas, hasta que los
cubanos disfruten de la libertad, y ni un segundo antes".

Obama ha pedido al Congreso que dé los pasos necesarios para acabar con
el embargo, en el convencimiento de que cuanto mayor sea la relación
comercial, cultural y diplomática con la isla mayores son las
posibilidades de que el régimen acabe virando inevitablemente. Pero esta
batalla legislativa se presenta como el gran obstáculo para la
normalización de relaciones. No está claro, sin embargo, cuál puede ser
el coste o el beneficio político para los republicanos en esta cruzada.

El miércoles, el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, decía a los
periodistas: "Creo que hay, como mínimo, un fuerte apoyo bipartito en el
Congreso a levantar el embargo a Cuba. Es una política en la que el
presidente está animando al Congreso a que avance, y creo que se debe
reseñar lo fuera de lugar que está la oposición a la misma. Vemos, en
los datos sobre las preferencias y opiniones de los cubanos, que apoyan
de manera abrumadora la normalización de relaciones con Estados Unidos".

Source: Los líderes republicanos prometen torpedear los avances con Cuba
| Internacional | EL PAÍS -
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