lunes, 5 de octubre de 2015

Los sueños de un “hombre nuevo”, que acabaron en la basura

Los sueños de un "hombre nuevo", que acabaron en la basura
Rogelio cuenta que "el invento y la basura son la única salida en este país"
lunes, octubre 5, 2015 | Pablo González

LA HABANA, Cuba – Rogelio Hernández tiene 61 años y recoge basura en la
calle para poder vivir. Trabajó en la Empresa de Servicios Comunales por
diez años, pero lo dejó porque se dio cuenta de que "en la calle hay
millones de dólares botados en basura" y, según dice, se estaba privando
de ello mientras era un empleado del gobierno.

Trabaja por cuenta propia desde hace siete años, recogiendo latas,
cartones, pomos plásticos y otros para después venderlos en los puntos
de venta de materia prima del Estado. Él mismo confeccionó el transporte
que le sirve para realizar este trabajo. Repite una y otra vez que vive
"obsesionado con la basura".

El resultado de lo que ha podido lograr en su vida es reflejo de los
fracasos del régimen totalitario qué surgía cuando él apenas tenía cinco
años.

En los años 70 tuvo que incorporarse al servicio militar obligatorio.
"El servicio antes era candela, ahora uno se salva si eres hijo de un
'pincho' militar (oficial de alto rango) o pagas papeles de loco", cuenta.

Refiriéndose a su etapa de militar continuó diciendo: "Después de tres
años de mi vida desperdiciados, llevaba diez meses en la calle cuando me
citaron para luchar en la guerra de Angola en el año 1975. No tenía
elección, ni justificación. Tuve que ir. Muchas veces estuve en peligro
de perder la vida, como desgraciadamente le pasó a muchos de mis
compañeros, pero casi pierdo el ojo izquierdo por una bomba que cayó
cerca de mí. A la larga me jodieron bien porque casi no veo de ese ojo y
no escucho del oído izquierdo."

"Regresé a Cuba con psicosis de guerra. Llegué aquí y al día siguiente
fui al Comité Militar para que me mandaran para Etiopia, pero gracias a
Dios nunca me llegó la citación", agregó.

Con la discapacidad que le dejó la guerra trató de sobrevivir en la
calle como albañil y jardinero, haciendo trabajos particulares. Pasados
los años terminó en la Empresa de Servicios Comunales donde trabajó por
largo tiempo.

"Cuando trabajaba en Comunales tenía que resolver los instrumentos por
mi propia cuenta", relata. "Tampoco la empresa garantiza comida o
bebida, y los supervisores revisan el trabajo todos los días. Si
encuentran el más mínimo reguero de basura en el tramo asignado te hacen
recorte de salario. La venta de pomos plásticos que encontraba en los
basureros era mi negocio por la izquierda, los lavaba bien y se los
vendía a los que hacen refresco por cuenta propia, pero ya no aguantaba
más el abuso y decidí irme a recoger materia prima por mi cuenta".

Recoger materia prima para vivir es un trabajo duro, sobre todo si se
considera que en Cuba no se atienden las reglas de reciclaje, ni de
higiene. En los basureros se halla todo tipo de materiales mezclados y
pueden permanecer hasta meses sin que nadie los recoja, creando fetidez,
y lugar para insectos y roedores.

Pero Rogelio, quien ha puesto todo su empeño y dedicación en este
trabajo, asegura lo siguiente: "Yo no paro de trabajar, me levanto a las
seis de la mañana y termino de noche, pero gracias a eso estoy vivo, el
invento y la basura son la única salida en este país. Hay millones de
dólares botados en la calle en basura (se refiere a la materia prima).
Voy montando todo lo que me encuentro en mi carretilla, lo voy
almacenando hasta llegar a tener bastantes kilos y después doy el
paletazo (vende la materia prima). Tengo que recoger como loco, de otra
forma no se ve el resultado ya que pagan una miseria."

"Yo no sé de qué forma, pero mis tres cajas de cigarro diarias tienen
que salir de alguna parte. Y mi 'Planchao' (ron en cajas) de vez en
cuando. Así es este país, se trata de sálvese quien pueda, está todo en
ruinas y a la deriva", agregó.

Rogelio nació en Bayamo en 1954, en la localidad rural perteneciente al
barrio San Juan. Fue el tercero de nueve hermanos criados en un hogar
lleno de tradiciones patrióticas, según asegura. Su infancia transcurrió
entre el trabajo del monte, los cuentos de su abuelo sobre la guerra en
la manigua y la responsabilidad de sus hermanos.

En los años 60 sus padres, por falta de recursos, tuvieron que mandarlo
a La Habana para que estudiara la primaria becado en una escuela. Su
sueño era llegar a ser un gran doctor. Cuando terminó 6to grado se quedó
en casa de una tía en La Habana.

Aunque para ese entonces el castrismo prometía cambios, la familia
estaba segura de que con estudio no podría alimentar otra boca. De esta
forma su sueño de ser doctor se convirtió en una utopía.

Prácticamente nació con la revolución. Ha servido a su país por muchos
años, sin embargo, a su edad no tiene casa propia donde vivir. De estar
obsesionado con ser médico pasó a estarlo con la basura, y sus
aspiraciones son que le sobre algún dinero para poder comprar cigarro y ron.

Source: Los sueños de un "hombre nuevo", que acabaron en la basura |
Cubanet -
https://www.cubanet.org/actualidad-destacados/los-suenos-de-un-hombre-nuevo-que-acabaron-en-la-basura/

No hay comentarios:

Publicar un comentario