viernes, 25 de diciembre de 2015

Lo que cuesta la Nochebuena a los cubanos

Lo que cuesta la Nochebuena a los cubanos
ALBERTO MÉNDEZ CASTELLÓ | Las Tunas | 24 Dic 2015 - 3:52 pm.

"Cuando la noche del 24 de diciembre de 1959 el Dr. Fidel Castro hizo
descender su helicóptero en mitad de la Ciénaga de Zapata, se encontró
con dos familias muy pobres, pero en plena festividad de la Navidad, la
celebración más alegre en Cuba hasta ser desarraigada poco después",
escribí desde Soplillar, en la Ciénaga de Zapata, el 24 de diciembre de
2009, enviado por DIARIO DE CUBA para reportar acerca de los 50 años de
la Nochebuena de Fidel Castro entre carboneros.

En 2009, la situación para los habitantes de aquellos parajes era
imposible a la hora de celebrar la cena navideña. Dos familias como
aquellas de Carlos y Rogelio (los carboneros con los que cenó Fidel
Castro y su comitiva), con poco menos de 20 comensales, habrían
necesitado 1.280 pesos para comprarse un cerdo de 80 libras. Y, al
preguntarle a un empleado de turismo por la marcha de la temporada en
Playa Larga, avisó que empeoraba.

Pero en este 2015 a la industria turística del régimen de La Habana no
le ha podido ir mejor, luego del restablecimiento de relaciones con
Washington, por lo que cabe preguntarse si los cubanos pasarán mejor
esta Nochebuena. Y tal parece que no. Tal parece que el incremento del
turismo no cuenta para los cubanos que pedalean bicicletas desvencijadas.

"¿Cuánto cuesta ese cerdo?", preguntó este corresponsal a un vendedor.

"1.200 pesos y es suyo", respondió.

Nada menos que dos salarios mensuales, según el promedio nacional, por
un cerdito de unas 40 libras en pie, que, una vez sacrificado y asado,
acaso quedará en la mitad de su peso.

"Diógenes, ¿a cuánto está la torta de casabe?"

"A cuatro pesos", contesta el parapléjico que se gana la vida vendiendo
productos agrícolas, sentado en su silla de ruedas.

Entre particulares la libra de carne de cerdo cuesta 25 pesos. Una
pierna para asar puede costarle a un obrero empleado en un central
azucarero o en un taller lo que gana en el mes. Pero el comercio estatal
no vende más barato. El kilogramo de muslos de pavo cuesta 2,40 CUC en
las Tiendas Recaudadoras de Divisas (TRD) o 60 CUP. Una cena de
Nochebuena con pavo, vino y dulces comprados en TRD bien puede costarle
a un médico o a un ingeniero el sueldo del mes. Una botella de vino de
producción nacional, la de inferior calidad, cuesta 1,50 CUC, casi 40 CUP.

La libra de carne de cerdo en el mercado estatal cuesta 16 pesos la
libra. Pero es raro encontrarla, y cuando las carnicerías son
abastecidas con unos pocos cientos de libras, las colas son enormes, por
lo que tampoco resulta raro que los últimos de la cola no alcancen ni
para un chicharrón.

A inicios de diciembre la carnicería más cercana a mi domicilio fue
abastecida con unas dos toneladas de carne de cerdo a media mañana. Para
media tarde la venta ya había concluido. "Aproveche y compre ahora,
porque no la volverá a ver", avisó el carnicero. Y efectivamente, ya en
vísperas de Nochebuena no han abastecido más a esa carnicería de carne
de cerdo, y mucho menos de carne de res, producto prohibido y sancionado
en Cuba.

Esta Nochebuena será para los cubanos como un día más de estos 56 años
de castrismo: otro día de carencias y precios exorbitantes. Pero la
carencia mayor es la Nochebuena misma. Ese día de amor ya no existe para
demasiados cubanos de la Isla. Su esencia fue castrada no solo con la
prohibición de la fiesta, sino con un abanico de prohibiciones
innecesario citar aquí, no por su profusión, sino porque están en el
recuerdo de cuantos las hemos sufrido, que somos todos los cubanos, aún
los castristas, y ahora me vienen a la memoria los expulsados del
Partido Comunista porque el día de Nochebuena fueron a comer lechón
asado en casa de la suegra.

Este era un día de amor en todos los hogares de Cuba, aun en el de las
familias más pobres, donde no faltaba un cerdo asándose en púa. Y esa
fraternidad tenía un símbolo: el intercambio inútil de platos.

Inútil porque padres, hermanos, hijos, abuelos, amigos, incluso vecinos
recién conocidos, todos con cerdos girando sobre el fuego, concluidos
sus asados, unos a otros comenzaban a enviarse platos con carne,
precisamente, a mesas donde la carne sobraba, porque no era de comida el
intercambio, sino de amor. Esos platos llevaban un mensaje entre
familias y vecinos. "Los tenemos presentes y pueden contar con
nosotros", parecía ser el rótulo de todas aquellas bandejas, hoy
quebradas, como las familias y la nación toda.

Ese es el precio más alto que en Cuba vamos a pagar en esta Nochebuena
de 2015: la falta de unidad entre los cubanos. Es el precio que por más
de medio siglo viene cobrándonos el castrismo: la desunión entre
hermanos y la flojedad como ciudadanos.

Source: Lo que cuesta la Nochebuena a los cubanos | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1450838318_19021.html

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