lunes, 1 de febrero de 2016

Cuba, Birmania y Obama

Cuba, Birmania y Obama
ANTONIO G. RODILES | La Habana | 1 Feb 2016 - 5:06 pm.

A más de un año del anuncio del restablecimiento de relaciones entre el
Gobierno norteamericano y el régimen de La Habana, resulta incierto qué
camino tomará el escenario político y económico de nuestra Isla.

La Administración del presidente Barack Obama ha trazado y cumple una
amplia agenda llena de concesiones al régimen sin pedir ni recibir nada
a cambio, ni para Estados Unidos ni para el pueblo cubano.

Es importante remarcar que la violación de las libertades y derechos
políticos, civiles, económicos, sociales y culturales de los cubanos
está contemplada en el sistema jurídico y legal vigente, lo cual limita,
por ley, la implementación de cualquier medida que pudiera favorecernos.

El Gobierno norteamericano ha validado al castrismo como actor político,
logrando incluso que sectores internos y externos, que se asumen dentro
de la oposición, acepten esta premisa y generen estrategias basadas en ella.

La agenda muestra cierta lógica y puntos coincidentes a la establecida
con Birmania, aunque el régimen cubano ni siquiera se muestra dispuesto
a dar pasos iniciales. Es importante señalar que las proyecciones y
alcances, sobre todo en la arena internacional, de ambas dictaduras han
sido muy distintas, al igual que los entornos en que se han desarrollado.

Uno de los elementos que hace muy particular el caso cubano es la
existencia de un exilio a solo 90 millas con un notable capital humano,
político y financiero, al que el régimen observa con profundo temor. No
en balde se ha enfocado en los últimos tiempos no solo en tratar de
parasitarlo, sino en buscar agentes y espacios de influencia para
intentar controlarlo o al menos maniatarlo. Ninguna dinámica política o
social en el presente o futuro de la Isla podrá ser efectiva
desconociendo el papel del exilio.

En concordancia con el caso birmano, algunos proponen en Cuba la vía
electoral como un posible camino a la democracia, aun dentro del férreo
entorno totalitario. Avalar un proceso electoral dentro de este
escenario terminaría por legitimar al régimen y sus sucesores, al menos
en el mediano plazo, y dejaría en sus manos también todo el poder
económico y redes de influencia para un nuevo momento político.
Acreditar al neocastrismo es el camino opuesto a la creación de un
Estado de Derecho.

La posible visita del presidente Obama a nuestra Isla parece planteada
en términos similares a la primera que realizara al país asiático. En
ese caso, el presidente tuvo un encuentro con la líder opositora Aung
San Suu Kyi, quien en no pocas ocasiones ha sido criticada por mostrarse
titubeante ante violaciones de derechos humanos. También se reunió
brevemente con otros representantes de la sociedad civil. La visita
ocurrió bajo fuertes críticas de opositores como el exprisionero
político Aung Din, que la señalaban como un acto de legitimación del
régimen imperante.

Existe una fuerte preocupación con respecto a que un viaje del
presidente norteamericano a Cuba se convierta en otro espaldarazo al
neocastrismo. Si bien el gobernante ha declarado públicamente que desea
encontrarse con distintos sectores de la sociedad cubana, tenemos la
impresión de que la oposición, sobre todo esa que no comparte la agenda
de la actual administración, podría ser disminuida como ya ha ocurrido
en otros casos.

La inclusión dentro de la sociedad civil de cuentapropistas, artistas,
intelectuales y otros actores, que permanecen bajo el pleno control del
régimen, intenta y logra, en múltiples casos, diluir y relativizar el
discurso claro y directo sobre los desmanes y abusos que se cometen a
diario en la Isla.

Hemos escuchado con insistencia el falaz argumento de que la oposición
está alejada del pueblo y sus problemas. Esta aseveración muestra un
vacío de información y un desconocimiento de la naturaleza y el actuar
de los regímenes totalitarios.

La oposición es la porción de ese pueblo, ya harto, que se atreve a
señalar abierta y directamente al régimen como el eje principal de
nuestros problemas, y que reclama sus derechos básicos a pesar del alto
costo que implica. Exigir el ejercicio de nuestras libertades constituye
el máximo compromiso de cualquier movimiento de oposición frente a una
dictadura despótica y corrupta como la implantada en nuestra tierra
desde hace ya casi 60 años.

Admitir la legitimidad del castrismo, implica consentir sus crímenes y
violaciones del pasado y presente. Aceptar que el neocastrismo sea parte
del futuro de nuestra nación nos lastra profundamente y condena en
anticipo. Se equivocan quienes proponen una supuesta reconciliación en
la que no se contemple la verdad, la justicia y la compensación de las
víctimas como elementos fundamentales.

La Casa Blanca tiene en sus manos dar un golpe de timón a un proceso que
no goza de la consideración y apoyo de amplios grupos de cubanos, sobre
todo de aquellos que han pagado un alto costo por enfrentar abiertamente
a tan despótico régimen. Insistir en una agenda donde los principios y
la verdad están ausentes es condenarla al fracaso.

La visita del presidente Obama, a pesar de que propicie una cortina
inicial cargada de euforia y expectativas, puede traer más legitimidad
al régimen y más confusión y desconcierto a los cubanos. Como en otras
ocasiones, todo ese momentum terminará disolviéndose si no se condiciona
a la dictadura a dar pasos concretos en el desmantelamiento del
totalitarismo.

Está muy fresca en nuestra memoria la desfavorable impresión que dejaron
a muchos cubanos las visitas del papa Francisco y del secretario de
Estado John Kerry. En ambas fue el régimen quien sacó mayores dividendos
afincándose cómodamente en su intransigencia y violencia.

Tres pasos básicos que pudieran darse en el contexto de la visita
serían, como propone el Foro por los Derechos y Libertades (ForoDyL):

—Cese inmediato de la represión contra todo cubano que defienda sus
derechos y libertades fundamentales. Amnistía para los presos políticos
o con connotación política.

—Ratificación y monitoreo sobre la implementación de los Pactos de
Derechos Humanos de Naciones Unidas.

—Encuentro formal con una representación de la oposición cubana.

Quienes exigimos y defendemos la libertad y nuestros derechos y desde
hace más de nueve meses salimos al espacio público para ejercerlos bajo
la campaña #TodosMarchamos, conocemos bien el rostro represivo del
régimen. A pesar del costo que implica continuaremos en un esfuerzo que
consideramos vital en esta lucha.

En circunstancias semejantes, y frente a retos y disyuntivas similares
el líder de los derechos civiles Martin Luther King aclaró: "En relación
a algunas posturas adoptadas, la cobardía plantea una pregunta: '¿es
peligroso?'; el oportunismo plantea la pregunta: '¿es político?'; y la
vanidad lo junta todo y plantea la pregunta: '¿es popular?'. Pero la
conciencia plantea la pregunta: '¿es justo?'. Y llega entonces un
momento en que uno debe posicionarse ante algo que no carece de peligro,
que no es político, ni es popular, pero debe hacerlo porque su
conciencia le dice que es lo justo".

Source: Cuba, Birmania y Obama | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1454342799_19897.html

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