lunes, 2 de enero de 2017

La estatización económica estimula el delito y la corrupción

La estatización económica estimula el delito y la corrupción
ORLANDO FREIRE SANTANA | La Habana | 2 de Enero de 2017 - 10:22 CET.

Como parte de la denominada "actualización del modelo económico", las
autoridades toman medidas para hacer más eficiente el trabajo de las
empresas y entidades estatales. Ello adquiere suma importancia en el
contexto de las reformas implementadas por el gobernante Raúl Castro, ya
que se persiste en considerar al sector estatal como la columna
vertebral de todo el sistema de propiedad que se erige en la Isla.

Sin embargo, un obstáculo de grandes proporciones se interpone ante el
deseo de los jerarcas del castrismo: el delito y la corrupción parecen
indetenibles en las referidas empresas y entidades. De acuerdo con datos
suministrados por la Contraloría General de la República, durante el año
2015 se detectaron 233 delitos, entre los que 106 clasificaron como
hechos de corrupción. De los perjuicios económicos propinados al
patrimonio público, el 33% correspondió al presupuesto del Estado,
mientras el restante 67% fueron a empresas y entidades. Se recomendaron
6.614 medidas disciplinarias contra los infractores directos y sus
colaboradores.

Entre las anomalías que casi siempre afloran en controles y auditorías,
sobresalen los faltantes y pérdidas de bienes, la existencia de cuentas
por pagar vencidas, la inejecución por negligencia de recursos aprobados
para inversiones, la deficiente gestión de los sistemas de contratación,
así como indisciplinas tributarias.

Mención aparte para los problemas que presenta la contabilidad en buena
parte de las empresas y entidades, bien sea por desconocimiento o falta
de personal capacitado, y en ocasiones porque les conviene a los propios
jefes y administradores ―los que con frecuencia suelen ser los que más
roban―, lo cierto es que en muchos centros laborales los registros
contables no reflejan la realidad de esos lugares. Y sin una
contabilidad confiable, de nada valen los supuestos logros que se puedan
obtener.

¿Alguien se imagina a una empresa que, como parte de la estrategia
concebida para que trabaje con mayor autonomía, sea autorizada a pagar
ilimitadamente el salario de sus trabajadores, y no cuente con una
contabilidad confiable que certifique el cumplimiento de los indicadores
que permiten la formación del estímulo salarial? Un verdadero paraíso
para el caos y el despilfarro.

Nadie podría negar que el delito y la corrupción existen en cualquier
tipo de sociedad. No obstante, las evidencias indican que semejantes
fenómenos son más frecuentes en las economías estatizadas, donde los
jefes o administradores, al no ser dueños en efectivo, no poseen el
adecuado sentido de pertenencia. Entonces, si le roban al Estado se
estaría cumpliendo aquello de que "nadie se roba a sí mismo".

Lo más grave del asunto es que ese robo en empresas y entidades
estatales ―en ocasiones se usa eufemísticamente el término "desvío de
recursos"― se aprecie como algo normal para muchas personas. Se trataría
de una de las maneras de "lucha" con la que muchos cubanos intentan
escapar de la crisis de la vida diaria.

A propósito, en el contexto de una visita que la señora Gladys Bejerano
Portela, contralora general de la República, hiciera hace poco a
Santiago de Cuba, el primer secretario del Partido Comunista (PCC) en
el territorio, Lázaro Expósito Canto, al referirse al delito empresarial
afirmó que "hay que escapar de esa trampa de ver lo anormal como normal,
de permitir la impunidad, y salir todos los días a la calle impregnados
del sentimiento de fidelidad a Fidel, a Raúl, al Partido y a la
Revolución, para que nuestra conducta marque ante las masas el
cumplimiento del deber con disciplina y responsabilidad".

Sin embargo, la maquinaria del poder no da su brazo a torcer. Los
gobernantes no aceptan que las manifestaciones de delito y corrupción
son, en buena medida, una consecuencia de la centralización económica.

A menudo vinculan esos fenómenos con eventos coyunturales que ha
padecido la Isla. La Conceptualización del Modelo Económico y Social de
Desarrollo Socialista constituye un ejemplo de ello. Tras reconocerse
que últimamente se han incrementado entre las personas las diferencias
económicas y sociales no provenientes del trabajo aportado, y que además
este no es retribuido de manera adecuada, el inciso 30 de la referida
Conceptualización expresa que: "Todo ello ha afectado la motivación para
trabajar y ser eficiente, a la vez que se observa cierta erosión de
valores inherentes a nuestra sociedad, el incremento de manifestaciones
de corrupción, delitos, indisciplinas y otras formas de marginalidad
social".

Al no ir a la esencia del problema, el castrismo pretende combatir el
delito y la corrupción mediante mecanismos que ya han exhibido su
inoperancia. El general-presidente, por ejemplo, acudió a fórmulas
guevaristas de trabajo sobre la conciencia del hombre. En su Informe
Central al VII Congreso del PCC, apuntó que: "Grandes potencialidades se
pierden a causa del inadecuado trabajo con las reservas de cuadros y por
la débil influencia de los responsables en el proceso de selección y
formación de la cantera, lo cual propicia que personas sin compromiso y
ética sean promovidas a responsabilidades vinculadas al control y
disposición de recursos materiales y financieros, creando el caldo de
cultivo para la corrupción y otras ilegalidades e indisciplinas".

La otra modalidad con que cuentan las autoridades para combatir el
delito y la corrupción ―quizás la más publicitada― es el denominado
"control interno" en las empresas y entidades. Es decir, un mecanismo
preventivo que detecte los problemas antes de que lleguen los
controladores o auditores externos. Este control interno casi siempre
resulta fallido por dos razones principales. En primer lugar, a muchos
jefes no les agrada tener en la empresa a alguien que le esté
fisgoneando constantemente todas sus acciones, y por tanto envían al
auditor interno a realizar otras labores. Por otra parte, no son muchos
los especialistas que aceptan ser auditores internos. Para ocupar esa
responsabilidad tienen que estar dispuestos a chivatear a sus propios
compañeros de trabajo. Y sabemos que en este país ser tildado de chivato
es uno de los pecados que no se perdonan.

Otro elemento que muestra las irregularidades de la sociedad cubana es
la magnitud que va alcanzando la economía sumergida. En algunos casos
como consecuencia de actos delictivos o hechos de corrupción, pero en
otros como un mecanismo de defensa del cubano de a pie ante imposiciones
del Estado o el no reconocimiento por este último de las relaciones de
mercado. Un ejemplo lo tenemos en las operaciones de compra y venta de
viviendas. Comprador y vendedor se ponen de acuerdo y declaran
oficialmente un valor para la transacción, por el cual pagan los
impuestos correspondientes. Sin embargo, el valor real de la
transacción, hecha a escondidas, es mucho mayor ―hasta diez veces el
informado de manera legal―, con lo cual el Estado deja de ingresar sumas
considerables de dinero.

Según los investigadores Roger Keeran y Thomas Kenny, en su libro
Socialismo traicionado (Ciencias Sociales, La Habana, 2015), el gran
tamaño alcanzado por la economía sumergida en la antigua Unión Soviética
―se dice que hacia la década de los 80 podía ser hasta la tercera parte
de los ingresos de un ciudadano corriente― fue un factor determinante en
la caída del comunismo en esa nación. ¿Se repetirá la misma historia en
Cuba?

Source: La estatización económica estimula el delito y la corrupción |
Diario de Cuba - http://www.diariodecuba.com/cuba/1483197658_27795.html

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