martes, 7 de marzo de 2017

Realmente a Trump le interesan Cuba y Venezuela?

¿Realmente a Trump le interesan Cuba y Venezuela?
BENJAMÍN F. DEYURRE

En su reciente primer discurso ante el Congreso, el presidente Trump
abarcó diferentes tópicos. Entre ellos no estaban incluidos los
problemas más graves que tenemos en el Caribe: en efecto, los temas Cuba
y Venezuela brillaron por su ausencia.

El caso de Venezuela puede generar, incluso, una zona de tensión en la
región, ya que Cuba e Irán pueden entrar en escena, y en teoría, China y
hasta Corea del Norte pudieran ser fichas en el tablero.

Sabemos que el régimen dictatorial comunistoide que impera en Venezuela
tiene fuertes lazos con Irán. También conocemos que China tiene grandes
intereses en Venezuela. En el pasado mes de diciembre le volvió a
conceder a ese país un préstamo por $5,000 millones, los cuales se
sumarán a la deuda previa de $50,300 millones, impagable con los precios
actuales del petróleo. Para colmo, se ha publicado que el vicepresidente
de Venezuela es un connotado narcotraficante. Y para ponerle "la tapa al
pomo" se habla de reconocidos terroristas internacionales que han
adoptado a Venezuela como su santuario particular.

Varios intelectuales del patio han esbozado una interesante teoría que
asemeja el caso del presidente Maduro con el depuesto ex-presidente de
Panamá Manuel Antonio Noriega.

Resulta que el gobierno dictatorial de Noriega cubría operaciones de
narcotráfico. Todavía se recuerda cuando al dictador, machete en mano,
se le ocurrió la infeliz idea de retar al presidente norteamericano en
funciones, George Bush padre, declarándose por demás en estado de guerra
contra EEUU. El 20 de dicembre de 1989, Panamá fue invadido por tropas
estadounidenses, y su gobernante fue depuesto, juzgado y aún permanece
encarcelado.

Muchos piensan que un capítulo semejante puede repetirse en Venezuela.
Si comparamos a Noriega con Maduro, resulta que el primero es "un niño
de pecho".

Panamá fue invadida por mucho menos de lo que ha hecho Maduro y su
régimen. La pregunta obligada es: ¿Acaso Venezuela corre el riesgo de
ser invadida en el corto plazo?

Son épocas distintas. En 1989 la conformación de la OEA y la ONU no eran
como hoy en día, aunque ambas ya eran abiertamente antiamericanas, como
se comprobó entonces cuando tanto la OEA como el Consejo de Seguridad de
la ONU condenaron abiertamente la invasión. Actualmente una multitud de
países incómodos para EEUU se han apoderado de esas instituciones.

A pesar de que estos organismos están desprestigiados y realmente son un
instrumento de la izquierda internacional, a EEUU no le conviene
violentar sus disposiciones. Eso daría pie a que todos los grupúsculos
izquierdistas latinoamericanos regresaran a la década de los 70, cuando
acusar de imperialista a EEUU era la moda.

La solución planteada sería negarles fondos estadounidenses a dichos
organismos y crear una nueva institución con carácter estrictamente
democrático. Sin embargo, esta solución parece irrealizable en el corto
plazo. Eso implicaría que lamentablemente se irá afianzando el régimen
opresor en Venezuela. Y penosamente, sus habitantes se irán
acostumbrando a la penuria y al maltrato, tal como ha acontecido en Cuba
por tres generaciones.

El caso de Cuba es patético. La más larga dictadura comunista que ha
conocido el mundo contemporáneo en América Latina, permanece a escasas
90 millas de la Florida. A través de 58 años no sólo ha reprimido,
encarcelado o desaparecido a sus opositores, sino que además se ha
dedicado a contaminar con su ideología a todos los países
latinoamericanos, desestabilizando varios gobiernos constitucionales y
propagando un sentimiento antiamericano, particularmente en los estratos
más bajos de las sociedades.

Analizando el fenómeno, tal parece que todo tuviera un carácter
estrictamente partidista. Por ejemplo, la esposa del encarcelado líder
opositor venezolano Leopoldo López, Lilian Tintori, recientemente se
retrató con Trump en la Casa Blanca, captando así votos de los
venezolanos. Para variar, el entonces candidato Donald Trump durante su
campaña, tomó su café cubano en el restaurante Versailles, logrando así
el voto de esa comunidad. Y por los vientos que soplan, Trump al parecer
poco o nada hará ni por los cubanos ni por los venezolanos.

El 1ro de marzo pasado, el senador demócrata Ben Cardin impulsó un
documento aprobado unánimemente por el Comité de Relaciones Exteriores
del Senado, pidiendo garantizar las libertades civiles, la liberación de
presos políticos y la ayuda humanitaria en Venezuela. Hacen falta
condenas similares referentes al drama cubano, que por su larga
permanencia, pareciera ser ya una mala costumbre, mientras el pueblo de
a pie en Cuba languidece por todo tipo de necesidades, incluyendo una
persecución política implacable.

Sucede que lo que llama poderosamente la atención es que problemas tan
graves y cercanos, como son los casos de Cuba y Venezuela, hayan sido
obviados por Trump en su discurso. No encontramos otro motivo, a no ser
que se quiera mantener "la leña lejos del fuego", o sea, evitar
cualquier conflicto en el Hemisferio Occidental.

En todo caso, el presidente Trump debe saber que no se trata solo de
hacer política; también existen muchas familias que están esperando por
soluciones para estos casos.

Economista y periodista.

Siga a Benjamín F. DeYurre en Twitter: @DeYURRE

Source: ¿Realmente a Trump le interesan Cuba y Venezuela? | El Nuevo
Herald - http://www.elnuevoherald.com/opinion-es/article136733708.html

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