miércoles, 17 de septiembre de 2008

Una ironía del destino?

Economía
¿Una ironía del destino?

Aunque la propaganda oficial diga lo contrario, Cuba depende
económicamente cada vez más de Estados Unidos.

Oscar Espinosa Chepe, La Habana | 15/09/2008

A pesar de la propaganda de las autoridades acerca del embargo comercial
norteamericano, los datos oficiales sobre el intercambio comercial y la
realización de transacciones económicas y financieras prueban lo contrario.

La información contenida en el Anuario Estadístico 2007 indica que
Estados Unidos ya representa el quinto socio comercial del gobierno
cubano en el intercambio de bienes, con un suministro de mercancías por
valor de 573,2 millones de dólares ese año, fundamentalmente alimentos,
como maíz, harina y frijol de soja, arroz, trigo, leche en polvo, pollo
congelado, una gran variedad de conservas y productos panificados.

Además, en años anteriores se han importado partidas de más de 30
millones de dólares en postes de madera para el sistema
electroenergético, y hasta cabezas de ganado vacuno. Este comercio,
iniciado en 2001, ha ido creciendo y se espera que este 2008 rebase
ampliamente los 600 millones de dólares para totalizar en el período
2001-2008, algo más de 3,0 miles de millones, con una clara tendencia a
continuar su engrosamiento. En el primer cuatrimestre de este año se
suscribieron contratos por aproximadamente 255 millones de dólares,
según informaciones extraoficiales.

Estados Unidos se ha convertido en el primer suministrador de alimentos
a la Isla en un rango que oscila entre el 35 y el 40% del conjunto de
alimentos adquiridos en el exterior en el período señalado. A causa de
la bancarrota en la producción agropecuaria, La Habana compra en el
exterior el 84% de la canasta básica, de acuerdo con cifras oficiales.

En términos reales, habría que agregar al monto del comercio directo
reseñado, las compras que se realizan de bienes norteamericanos o
elaborados por sus subsidiarias en terceros mercados, lo cual incrementa
el peso de los productos de ese país en la economía cubana a niveles
sustancialmente más altos que los señalados en las estadísticas.

Las finanzas hablan

Es cierto que hasta el momento existen muchas barreras impuestas al
comercio con el régimen por parte de Estados Unidos: no pueden ser
comprados productos de la Isla; las ventas autorizadas sólo incluyen
alimentos y medicinas; está prohibido el otorgamiento de créditos, lo
cual obliga el pago al contado de los artículos adquiridos; la
transportación debe efectuarse en barcos no cubanos; los empresarios
norteamericanos no pueden invertir en el país; y los contactos entre los
hombres de negocios de ambas naciones tienen múltiples restricciones.

No obstante, hay que indicar que la prohibición de comprar productos
cubanos tiene relativa poca importancia hoy, pues Cuba no posee
capacidad de exportación, con excepción de pequeñas cantidades de
tabaco, ron y algunas conservas, ya que el níquel, principal producto de
exportación, está muy comprometido en negocios con Canadá y otros
países. El único rubro que sí elevaría sustancialmente las posibilidades
para el gobierno cubano sería la recepción de turistas estadounidenses,
actividad prohibida hasta el momento por las leyes norteamericanas.

En cuanto al financiamiento, La Habana ha seguido la práctica de
conseguir créditos a corto plazo en terceros países, básicamente
europeos, para financiar las compras, lo cual encarece las operaciones,
pero los ahorros por costos inferiores en la transportación de los
productos, y la calidad y seriedad de las transacciones con las empresas
norteamericanas compensan las dificultades. Resulta evidente que en caso
de existir alguna flexibilización en los mecanismos comerciales por
parte de Estados Unidos, el intercambio se fortalecería
extraordinariamente, a pesar del escaso poder de compra de las empresas
importadoras de la Isla.

Al intercambio de bienes habría que sumar otras operaciones realizadas
actualmente con el vecino país, que le confieren aún más importancia a
los actuales vínculos. En esto se incluye el envío de remesas, que
alcanza aproximadamente el 90% del total recibido por la población,
ascendente a una cifra aproximada de mil millones de dólares. Uno de los
principales ingresos nacionales hasta el presente, que, a diferencia de
los provenientes del turismo, tiene beneficios netos considerablemente
altos.

Además, habría que añadir la colaboración en la esfera de las
telecomunicaciones, fundamentalmente la telefonía, donde Estados Unidos
ocupa el primer lugar. A pesar de desconocerse el monto exacto de las
operaciones, es incuestionable la importancia estratégica de esta
cooperación para la economía en su conjunto, así como su positivo
impacto financiero por los exagerados precios en divisas impuestos a los
servicios prestados por las entidades cubanas, varias veces más altos
que los ofertados internacionalmente, gracias al monopolio absoluto del
mercado nacional.

La industria del entretenimiento

Por otra parte, para tener un cuadro más aproximado de las relaciones
con Estados Unidos, habría que considerar también la abrumadora
influencia de la industria del entretenimiento norteamericana en los
medios de la Isla, aunque sin mediar transacciones comerciales y
financieras. Sin exageración alguna, se puede afirmar que nunca antes de
1959, hubo una presencia tan fuerte en la televisión y la radio de
programas, espectáculos y filmes provenientes del vecino del norte. Esto
no habría sido permitido por los sindicatos de actores en aquella época,
cuando el país estaba "sometido al imperialismo yanqui".

En adición, la influencia de la música norteamericana y puertorriqueña
es enorme, convirtiéndose en una paradoja que Cuba, una notable
exportadora de melodías al mundo en el pasado, se haya transformado en
gran importadora de ritmos foráneos.

Aunque la retórica oficial es altamente agresiva hacia Estados Unidos,
en la práctica la crisis nacional provocada por tantos años de
aplicación de un sistema disfuncional y la inepta conducción del país ha
incrementado la dependencia respecto a Norteamérica.

Parece una ironía del destino, pero las "hipernacionalistas" autoridades
de la Isla podrían pasar a la historia con sus egoístas ansias de poder
absoluto, como quienes más contribuyeron a hacer dependiente a Cuba, no
sólo de la Unión Soviética en el pasado, y más recientemente de
Venezuela, sino de Estados Unidos en el futuro.

http://www.cubaencuentro.com/es/cuba/articulos/una-ironia-del-destino-113167

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