2009-08-03.
Elías Amor, Economista ULC
(www.miscelaneasdecuba.net).- Los cubanos, un pueblo acostumbrado por
desgracia a vivir en las peores condiciones en términos de bienes y
servicios a su disposición desde que al poco tiempo de triunfar la
denominada "revolución" entrase en funcionamiento la tristemente célebre
"libreta de racionamiento", no saben bien lo que les espera.
Las declaraciones de Raúl Castro este fin de semana, anunciando "un
nuevo modelo económico… orientado por un socialismo racional" apuntan al
peor de los escenarios posibles.
Una primera advertencia. Ignoro lo que se entiende por "socialismo
racional". El socialismo es o no es. La experiencia socialista cubana,
al igual que la de los países del Este de Europa, Corea del Norte, Yemen
o cualquier otro accidente histórico de la guerra fría, deja un balance
altamente insatisfactorio. Por todo ello, dejémonos de apelativos que
carecen de valor, y llamemos al pan, pan, y al trigo, trigo.
¿Puede el socialismo ser racional? ¿Es que el pueblo de Cuba, del que
Raúl Castro parece sentirse capaz de interpretar sus deseos y
aspiraciones, quiere realmente seguir siendo una sociedad socialista,
después del reconocimiento del fracaso histórico de 50 años?
Creo que el socialismo, tal y como lo interpreta Raúl Castro, es la peor
de las respuestas a la situación de crisis permanente en que se
encuentra la economía cubana. Y tampoco es solución.
En ausencia de un marco estable y regulado de la propiedad privada, de
una economía basada en el funcionamiento del mercado libre, con señales
claras de los precios que determinen las capacidades y la productividad
de los agentes económicos y sociales, la economía cubana no tiene futuro.
Me atrevo a pedir a los dirigentes del PCC que reflexionen sobre el
fracaso histórico del empeño en diseñar una economía regulada e
intervenida centralmente, que deja en manos de burócratas planificadores
las decisiones sobre qué calorías debe consumir una persona, o qué tipo
de viandas son las más recomendables para la salud.
El resultado es el que ahora muestran las estadísticas. La agricultura
cubana es improductiva e incapaz de generar alimentos para la población,
por lo que es preciso comprar trigo y carne en el exterior, ¿dónde? En
Estados Unidos, por supuesto, que se beneficia de precios baratos
subvencionados. Pero esa es otra historia.
Ninguna de las reformas emprendidas para llegar a ese socialismo
racional, han dado sus frutos. Las tierras siguen en manos del Estado y
sólo un 25% se ha puesto en cultivo por agricultores en régimen de
enfiteusis, un modelo practicado en la Europa feudal que ni siquiera los
chinos defienden.
Los mercados siguen desabastecidos porque no hay redes de
comercializadores eficientes que trasladen las mercancías del campo a
las ciudades. Ahí también siguen los experimentos fallidos, sin dar los
resultados previstos.
Tampoco se ha podido implementar la medida de sueldos en función de
productividad en las empresas, porque, ¿cómo se mide la productividad en
una economía sin mercado?
En ausencia de un régimen estable de propiedad privada, a quién
beneficia el sacrificio de todos los días tener que madrugar para que
los ciudadanos puedan comer. Quizás los dirigentes del PCC deberían leer
el manuscrito "La increíble máquina de hacer pan". Lo he recomendado en
muchas ocasiones, pero observo que siguen sin hacerme caso.
En este nuevo escenario de experimentación social que preside la
retórica comunista del régimen, se anuncian nuevos procesos de obtención
de información para más de 5 millones de cubanos, como los que puso en
marcha Raúl Castro al poco tiempo de acceder al poder.
Y yo pregunto, ¿para qué preguntar más a una población angustiada que no
sabe a dónde la llevan? Lo que se tiene que hacer, todo el mundo lo
sabe, pero nadie quiere, como dice el propio Raúl Castro, "poner el
cascabel al gato".
No se resuelven los problemas de la economía cubana con la persecución
sistemática a los trabajadores que no cumplen con sus horarios y que
carecen de líderes sindicales que defiendan sus derechos, persiguiendo y
encarcelando a quiénes se dedican a actividades privadas en la
denominada con especial animadversión por Fidel Castro "economía negra",
a los que venden productos en los mercados agropecuarios que todavía
escapan al control del aparato político militar, suprimiendo licencias a
los cuentapropistas, o elevando de forma artificial los impuestos para
pagar un gasto público que la economía cubana no puede asimilar.
Eso es ir contracorriente de lo que necesita Cuba, su economía y su
sociedad, para avanzar al futuro.
Por el contrario, reducción del aparato burocrático y administrativo,
mejora de la eficacia y la productividad de la economía, reducción de
los gastos sociales en educación y sanidad para fijarlos en línea con
las posibilidades reales de la economía (supresión de la escuela al
campo, por ejemplo) sí que son decisiones acertadas a las que desde aquí
doy todo mi apoyo, pero insisto, no van a dar los resultados apetecidos
si no van acompañadas de las dos reformas que necesita la economía
cubana: propiedad privada y mercado. El resto, serán más penurias para
la población. Y, ojo, aviso, lo peor no ha llegado todavía.
ECONOMÍA CUBANA: LO PEOR NO HA LLEGADO TODAVÍA - Misceláneas de Cuba (3
August 2009)
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=22047
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