viernes, 4 de septiembre de 2009

Alimentos perdidos

Alimentos perdidos
Osmar Laffita Rojas

LA HABANA, Cuba, septiembre (www.cubanet.org) - Cuba está sumida en la
peor crisis de los últimos 50 años. La insolvencia monetaria es
generalizada, los recortes en todos los sectores de la economía se
sienten, su capacidad de exportar es muy limitada y las importaciones se
han reducido al extremo. La compra de alimentos en el exterior se redujo
en los últimos meses. Uno de los dolores de cabeza más grande del
gobierno es hacer que lleguen los alimentos a los hogares cubanos.

Pero en la práctica no se aprecia que haya voluntad para resolver este
problema, dado que se ahondan y generalizan las ineficiencias, y las
pérdidas por el deterioro de viandas, vegetales y frutas por los
prolongados períodos de almacenamiento, la tardía distribución, las
infinitas trabas, la descoordinación y el mal trabajo.

Con la incorporación de decenas de miles de usufructuarios que están
poniendo a producir las tierras cubiertas de marabú o mal atendidas, se
impone extirpar los males que durante años arrastró la agricultura
cubana. Para lograrlo hay que aplicar profundas trasformaciones
estructurales no conocidas hasta el momento.

Por la demora en la descarga, los camiones se han convertido en
almacenes rodantes, donde se deterioran grandes cantidades de viandas y
frutas, que terminan como alimentos para cerdos.

Por el abarrote de los almacenes, los mercados se niegan a recibir las
mercancías y le orientan a los choferes que busquen otro destino.
Entonces surge la paradoja: hay excedente de productos agrícolas, pero
los precios siguen igual. La burocracia prefiere que se echen a perder a
venderlos más baratos.

El gobierno decidió desmantelar las ineficientes empresas de acopio y
trasladar sus activos a la Empresa Comercializadora de Productos
Agropecuarios, perteneciente al Ministerio de Comercio Interior. Los
mercados subordinados brillan por su ineficiencia. Hay carencia de
medios para transportar los productos, y los pocos camiones que
administran tampoco reúnen los requisitos. Eso origina que las viandas y
frutas almacenadas se acumulen, rebasen la capacidad de distribución y
frenen los flujos de distribución con las naturales perdidas de
productos.

La burocracia, para ponerle fin al enriquecimiento de los
intermediarios, planificó 300 camiones para trasladar los productos a
los mercados concentradores, y de allí a los cientos de mercados
agropecuarios estatales que estaba previsto inaugurar en Ciudad de La
Habana.

En la práctica, los camiones no alcanzan, y los destinados al acarreo y
comercialización son insuficientes. Al llegar las mercancías, como no
hay camiones disponibles para distribuir a los diferente puntos de
ventas, y los almacenes están abarrotados, tienen que hacer cola para la
descarga, provocando una estadía que en muchos casos sobrepasa los tres
días, con los consiguientes efectos negativos a la economía y la
población.

Este desastre se refleja directamente en el desinterés de los
agricultores, que ven impotentes cómo sus mercancías no llegan al
consumidor, y en algunos casos se echan a perder.

La demora de la descarga estimula una cadena de ineficiencias que frena
el proceso productivo, origina atraso en la recolección, así como la
tardanza en la preparación de la tierra para las campañas de siembra.

Cuba: Alimentos perdidos (4 September 2009)
http://www.cubanet.org/CNews/y09/Sept09/04_C_5.html

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