martes, 4 de mayo de 2010

Otra inyección venezolana

Otra inyección venezolana
Miriam Leiva

LA HABANA, Cuba, mayo (www.cubanet.org) - El viaje del presidente Raúl
Castro, el pasado 18 de abril, para participar en las celebraciones del
bicentenario de la independencia de Venezuela, se combinó con otra
Cumbre de la Alianza para las Américas (ALBA), y se convirtió el día 20
en "una visita de trabajo, para seguir alimentando y conformando la
unidad", como dijo Hugo Chávez al anunciarla. El jueves 15, el
Presidente venezolano había dado uno de sus frecuentes salticos a La
Habana, procedente de Nicaragua, para "cuadrar" con Fidel Castro el
salvamento económico del totalitarismo, y garantizar el desfile del
General cubano con fanfarria bolivariana.

El énfasis de la televisión cubana a la acogida del presidente cubano en
Caracas tuvo su colofón en la "nota informativa" al término de la
visita, que evocaba una pequeña "reflexión". Se narraba cómo Chávez
recogía al visitante en la residencia para llevarlo al recibimiento
oficial en el Palacio de Miraflores, y finalmente hasta la escalerilla
del avión.

Raúl Castro colmó de halagos al benefactor, para acuñar la dependencia.
"Me voy muy satisfecho porque se consolidan y avanzan las relaciones con
nuestros hermanos venezolanos. Cada día somos más la misma cosa", dijo.
Años antes había gustado la alusión de Carlos Lage a que Cuba tenía
dos presidentes (Fidel y Chávez), y de Felipe Pérez Roque sobre la
bandera única. Ahora se pretende unidad en pie de igualdad para no dar
crédito a que "quien paga, manda", ni que exista asomo de perspicacia
sobre la pérdida de soberanía cubana.

La situación financiera del gobierno es tan desesperada que la
subvención venezolana es insuficiente. También está complicado el
bolivarismo, política y económicamente, lo que se procura remendar antes
de las elecciones de septiembre. Ambos socios tienen que hilar fino y,
como dicen los jóvenes cubanos, Chávez no puede "dejar tirado" a su
mentor y sus herederos. Resulta evidente que las intenciones de Raúl
Castro de lograr en Argelia, Rusia, Irán, China, Brasil y Angola
salvavidas tan inmensos como los recibidos desde la URSS y sus
satélites, y luego de Venezuela, se han quedado cortos. En esta nueva
coyuntura obtiene pequeños créditos de salvación, donaciones
humanitarias de trigo y otras menudencias, pero sobre todo otorga
concesiones que permiten el posicionamiento en lugares claves, como el
puerto de Mariel por Brasil para tener notables dividendos, sin
licitación, cuando se abra el comercio con Estados Unidos; el turismo
para beneficiarse con los visitantes norteamericanos; el petróleo y el
gas en las aguas del Golfo por todos los demás, incluida Venezuela.

Además de los acuerdos bilaterales y en el marco del ALBA, la
"consagración de la primavera 2010" ha sido más petróleo y gas, no para
cubrir necesidades isleñas, sino para obtener petrodólares que den un
respiro a la bancarrota del gobierno cubano. Durante la estancia de Raúl
Castro se anunció la constitución de la empresa mixta Petrolera VENCUPET
SA, con 60% de la estatal venezolana y 40% de Comercial CUPET cubana,
para explotar y producir durante 25 años. En la información oficial se
constata que "se fortalece la cooperación energética a través del
desarrollo de importantes reservas de hidrocarburos, situadas en suelos
venezolanos." Según expertos, se trata de una zona sin complicaciones y
con resultados inmediatos. Puede sospecharse que la participación cubana
no será con capital; previsiblemente con servicios, o sea, personal.

La estrategia de la cúpula gobernante en Cuba de ganar tiempo puede ser
que se logre a corto plazo con la nueva inyección de Venezuela, pero
cualquier persona con sentido común sabe que la gran crisis económica,
política y social cubana no comenzará a resolverse con respiración
asistida. Bien podrían utilizarla para echar a andar el país, soltando
las amarras de la creatividad para que los cubanos puedan procurarse una
vida adecuada. Tampoco parece fiable esperar el fortalecimiento
económico de Bolivia en esa batalla por el tiempo, pues, además de
demorar el auge económico de aquel país, las teorías desarrollistas de
Evo sobre transgénicos que causan la homosexualidad y la calvicie,
prejuiciosas y anticientíficas, denotan capacidad limitada y efímera.

Ya no queda tiempo para dilapidar miles de millones de dólares, como
han hecho durante más de 51 años. Las máximas autoridades pueden aliviar
el legado de destrucción y pasar a la historia como rectificadores de su
terrible voluntarismo, e iniciadores de la apertura.

http://www.cubanet.org/CNews/y2010/mayo2010/04_C_5.html

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