La aventura de tener un automóvil en la isla sigue siendo una muy
costosa y llena de obstáculos necesidad, a pesar de que el gobierno
recién levantó prohibiciones impuestas a la compraventa.
martinoticias.com 01 de noviembre de 2011
Un carro más moderno, que no sea un "almendrón" de más de medio siglo
como éste, puede costarle a cualquiera en la isla un ojo de la cara.
Cuba probablemente es el único país en el mundo donde no existen rastros
de autos viejos, donde a cualquier cacharro sobre cuatro ruedas se le
pasa un poco la mano y con mucho más ingenio y ocurrencia que dinero se
le administra un purgante de tornillos y tuercas y se le echa a andar.
La pregunta que muchos se hacen ahora es si a corto plazo eso va a cambiar.
Hasta sólo unas semanas atrás, cualquier vehículo fabricado después de
1959 estaba además sujeto a prohibiciones de compra y venta que una vez
levantadas han tenido el efecto de un agradable espejismo, porque en la
práctica la adquisición de un carro sigue siendo para los cubanos una
misión casi imposible por razones de precio.
Tanto es así que mientras un viejo Lada ruso comprado nuevo hace tres
décadas y con tantos kilómetros en el odómetro como abolladuras en los
guardafangos cuesta hoy día en la isla casi 10.000 pesos convertibles
(CUC), muchísimo más que lo que se pagó por él cuando salió de fábrica
en la extinta Unión Soviética.
Para qué hablar de sus parientes occidentales, mejor acabados, de más
fuerte y vistosa manufactura, como un Honda Civic del 2005, ya con casi
100.000 kilómetros caminados, y cuyo precio puede llegar a ser no de
miles sino de decenas de miles de CUC.
En un país donde el salario medio mensual a duras penas ronda los $20
dólares mensuales, ¿cómo arreglárselas para comprar un Hyundai Accent
del 2006 valorado en $32.000 CUC o un Peugeot de 1993 a precio de remate
en $35.000? Sólo quienes tengan un pariente bien forrado en dinero en el
extranjero podrán considerarse agraciados y sentarse al volante.
A eso súmesele que para importar un automóvil todavía se necesita de un
permiso especial del gobierno, que conlleva el pago de un impuesto de
100 por ciento, lo que de entrada ya duplica el precio de cualquier
carro que ponga sus cuatro ruedas en la isla.
Quizás por eso, al menos a corto plazo, parece muy difícil que en las
cuentas del gobierno el paisaje automotriz de las familias cubanas vaya
a variar y pueda ser diferente al que ofrecen en la actualidad los casi
60.000 "almendrones" (carros norteamericanos viejos) que circulan por
las maltrechas calles, carreteras y terraplenes del país.
http://www.martinoticias.com/noticias/cuba-auto-carro-compra-venta-133003228.html
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