jueves, 15 de diciembre de 2011

Interesantes y controversiales propuestas hacia Cuba

Instituciones financieras

Interesantes y controversiales propuestas hacia Cuba

El trabajo del profesor Feinberg constituye una esclarecedora base de
datos y sus recomendaciones merecen ser consideradas con mente amplia

Miriam Leiva, La Habana | 15/12/2011

"Un acercamiento a la nueva economía de Cuba y la respuesta
internacional" es el título [1] de un interesante y enjundioso estudio,
elaborado por el Profesor Richard E. Feinberg, publicado por la
Iniciativa Latinoamericana en Brookings a mediados de noviembre. Sus
recomendaciones sobre la eventual colaboración de las instituciones
financieras internacionales con La Habana, propósito clave del trabajo,
denotan una visión de futuro, al tiempo que ha disparado apoyos,
objeciones y críticas.

El documento brinda mucha información sobre la situación económica en
Cuba, las medidas en proceso de aplicación y la incipiente cooperación
para el desarrollo de Canadá, España, Bélgica, Suiza, Japón, la
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) —donde
participa Estados Unidos—, e instituciones de la Unión Europea, así como
ejemplifica experiencias con Viet Nam y Nicaragua. Cada uno de esos
capítulos merece comentario propio, aunque vale señalar que en general
contribuyen a aproximarse al proceso de modificaciones en la rígida e
ineficiente economía cubana, que ha comenzado a moverse a tenor con los
Lineamientos del VI Congreso del Partido Comunista, efectuado en abril
pasado.

Pero los capítulos dedicados a "Las Instituciones Financieras
Internacionales: Relaciones con No Miembros" y "Conclusiones y
Recomendaciones: Empujando la historia hacia delante" constituyen el
objetivo central, e indudablemente requieren una lectura acuciosa y
desprejuiciada. Como expresa el autor "las conclusiones pueden ayudar a
iluminar las potenciales direcciones futuras para el acercamiento de la
comunidad internacional a Cuba, a fin de promover su renovación
económica", y sugieren recomendaciones relacionadas con el Fondo
Monetario Internacional/Banco Mundial, el Gobierno cubano y los Estados
Unidos. Resultan esclarecedores e interesantes los datos sobre esas
organizaciones, la participación cubana en ellas hasta inicios de la
década de 1960 y sus perspectivas, así como las políticas
norteamericanas cautivas del pequeño, pero influyente, lobby
cubano-americano, que dificulta cambios para adecuarlas a las
circunstancias actuales en la Isla.

El autor expone que después de muchos años acusando al FMI y el Banco
Mundial de ser instrumento del "enemigo histórico" (los Estados Unidos),
y plaza fuerte de perniciosas ideologías imperialistas, Cuba —tanto el
Gobierno como el pueblo— no están preparados para un súbito abrazo. En
su lugar se requiere un proceso gradual de creación de confianza. Además
ha alegado que aquel país impediría su ingreso a esas instituciones
financieras internacionales. Esa propaganda isleña obstaculiza que
presente la solicitud de membresía, mientras el vecino del Norte no
puede vetar la admisión, aunque una eventual consideración de ingreso
crearía una incómoda situación para los demás miembros, teniendo en
cuenta que Washington es el principal contribuyente. Los criterios de
ingreso en esas instituciones son muy abiertos, por lo que agrupan a 187
países, y solamente no participan los pequeños estados de Andorra,
Mónaco, Liechtenstein, Nauru, así como Corea del Norte y Cuba.

Nuestro país fue miembro del FMI hasta que se retiró en 1964, aunque en
términos aceptables, pues incluso negoció el pago pendiente de un
préstamo de 25 millones de dólares recibido en 1958 y cuotas de
membresía. No obstante, Feinberg sugiere la posibilidad de aproximación
mediante la asesoría técnica y la formación de cuadros, posiblemente
realizado en otro país, como en el Centro de Asistencia Técnica Regional
para el Caribe (CARTAC), y financiado a través de un fondo ajeno a la
institución. Colaboraciones similares con no miembros se tienen en la
Franja de Gaza y Sudan del Sur. También plantea la posible participación
de la "Diáspora Cubana" residente en Estados Unidos, Canadá, Europa y
América Latina. Según el autor, un funcionario del Ministerio de
Relaciones Exteriores le expresó que "Cuba no posee una posición de
principios contra las relaciones con el FMI y el Banco Mundial", y un
relevante economista cubano (muy probablemente vinculado al Gobierno) le
sugirió 10 temas de estudio, durante una visita suya a La Habana en
junio pasado.

En cuanto a la política de Estados Unidos, Feinberg considera que no se
debería politizar o tratar de impedir la readmisión de Cuba en las
instituciones financieras internacionales, para lo cual la Casa Blanca
debería iniciar una revisión de los mandatos congresionales (Ley
Helms-Burton, por ejemplo), que condicionan la política hacia la
vinculación cubana, con el propósito de permitir una respuesta
norteamericana más flexible a las expresiones de interés por trabajar
con las mismas. Añade que el Gobierno debe estimular las reformas
económicas en Cuba, por ejemplo permitiendo a ciudadanos norteamericanos
(incluyendo a los cubano-americanos) y las organizaciones de la sociedad
civil ayudar al sector privado legal, así como propiciar los fondos para
microcréditos, de manera que los empresarios emergentes puedan acceder a
capital y a experiencia administrativa vinculada a él.

Aunque algunas personas argumentan en contra de las propuestas del autor
que se estaría abriendo las puertas al Gobierno cubano, hay que
considerar que estos programas facilitarían el acceso a técnicas
actuales y formarían a especialistas para procurar el avance económico
de la nación. Es cierto que actualmente se afronta la selección por las
autoridades, aunque las personas dicen exponer criterios a título
privado. No obstante, las necesidades para procurar salir de la crisis
actual son muy amplias, los conocimientos abren las fronteras mentales y
en la sociedad prevalece la convicción sobre la necesidad de efectuar
cambios sustanciales. Indudablemente es difícil encarar estas
propuestas, teniendo en cuenta que muchos cubanos que han expresado sus
criterios, han sido y son expulsados de los trabajos y reprimidos, por
lo que no podrán participar en esas oportunidades. Indudablemente
resulta muy difícil abrir la sociedad totalitaria.

El trabajo del profesor Feinberg constituye una esclarecedora base de
datos y las recomendaciones merecen ser consideradas con mente amplia.
Es un esfuerzo para desbrozar caminos.

[1] "Cuba's New Economy and the International Response", Richard
Feinberg, Latin America Initiative at Brookings.

http://www.cubaencuentro.com/opinion/articulos/interesantes-y-controversiales-propuestas-hacia-cuba-271607

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