[31-01-2012]
Elías Amor Bravo
Economista ULC
(www.miscelaneasdecuba.net).- Gran expectación mediática con la visita
de la presidenta de Brasil al régimen castrista. Los defensores de la
línea de cambios que viene introduciendo Raúl Castro ya se han
apresurado a realizar una valoración muy positiva del impacto de esta
visita que, parece haber tenido ya un primer resultado, al anunciarse
que la empresa brasileña Odebrecht va a producir azúcar en Cuba,
convirtiéndose además en la primera inversión extranjera en la
agricultura, un sector hasta ahora cerrado en la isla por el régimen
comunista.
Según ha trascendido a los medios, Odebrecht firmará con el monopolio
estatal castrista que ha sustituido al tradicional ministerio del
azúcar, denominado Grupo de Administración Empresarial del Azúcar
cubano, un "contrato de administración productiva" por el ingenio "5 de
Septiembre" en Cienfuegos.
La historia, a veces, no deja de sorprender.
Primero, que Cuba necesite que Brasil le enseñe a producir azúcar parece
un contrasentido, cuando estamos hablando de que hace unos 60 años, era
precisamente Cuba la primera potencia mundial productora de un artículo
de gran demanda en los mercados mundiales y para el que se habían
desarrollado instrumentos financieros y económicos muy avanzados para su
tiempo. Este "contrato de administración productiva" simplemente me
parece un ejemplo más del infortunio que los cubanos padecen como
consecuencia del régimen castrista, algo que les debe llevar a
reflexionar sobre el sentido de su historia.
Segundo, nada que objetar, por otra parte, a la decisión. Desde hace más
de quince años, los turistas españoles que viajan a Cuba se sorprenden
en los hoteles y cafeterías cuando piden un café y abren la bolsita de
azúcar, en la que dice textualmente "hecho en Brasil". Desde que a
comienzos de siglo XXI el entonces gobernante Fidel Castro declarase la
guerra al sector azucarero acusándolo de falta de productividad y de
rémora para la economía, las cosas no podrían haber ido a peor. La cuota
mundial del azúcar cubano, situada en aquel momento en torno a los 6
millones de toneladas, fue ocupada por otros países que nunca habían
alcanzado los niveles de la Isla y lo sucedido después es conocido:
precios al alza en los mercados mundiales, fabricación de etanol,
biocombustibles, etc. Todo un nuevo sector de aplicaciones industriales
perdido por las inoportunas ocurrencias de la cúpula dirigente del país.
Y ahora, llega el acuerdo con Odebrecht, plasmado en ese "contrato de
administración productiva" cuyo objetivo es que durante 10 años se
incremente la producción de azúcar y la capacidad de molienda a la vez
que ayudar a la recuperación de la industria nacional.
De ese modo, Cuba, la otrora potencia mundial, puede convertirse por
obra y gracia del devenir de los tiempos en una "maquila" azucarera de
Brasil, vía aportación de tecnología del país sudamericano, y lo más
importante para el régimen, capital extranjero sometido a riguroso
control que sostenga la pésima situación de las finanzas internas.
Hasta la fecha, el régimen, cuya queja permanente del bloqueo se ha ido
desgastando con el paso de los años ante la evidencia de los hechos,
había autorizado la inversión internacional en actividades como el
turismo o el petróleo, pero es la primera vez que lo hace en la
agricultura, y en esta ocasión de la mano de Brasil. Según se ha podido
conocer, han sido varias las empresas privadas de otros países que
llevan años negociando su entrada al sector azucarero de Cuba, cuyo
potencial es indiscutible.
La apuesta por Brasil es fruto de una meditada decisión política como
casi todo lo que se cuece en el castrismo. Imaginemos que el yacimiento
de Repsol en aguas del golfo de México sale mal y Cuba se queda sin
petróleo. Quienes siguen de cerca estos asuntos saben que Odebrecht
también producirá etanol y energía, a partir de biomasa en Cuba.
Tal vez lo más relevante de todo esto sea el hecho de que la producción
de etanol a gran escala en Cuba ha tenido siempre en contra al ex
presidente Fidel Castro, un crítico feroz de la utilización de alimentos
como por ejemplo el maíz para fabricar biocombustibles. Sus artículos
últimamente han puesto especial énfasis en estas cuestiones.
¿Cabría pensar en una nueva polémica entre los dos hermanos a cuenta de
Odebrecht? No estaría mal. De hecho, los analistas señalan que el
proyecto de Cienfuegos es muy parecido al que Odebrecht ya viene
desarrollando en Angola con la petrolera de aquel país Sonangol para
producir unas 260.000 toneladas de azúcar; pero lo más importante son
los 30 millones de litros de etanol y 45 megavatios de energía eléctrica.
Lo cierto es que ya desde antes de la "revolución", el potencial de la
industria azucarera cubana sonaba para sus aplicaciones para la
producción de etanol, pese a que la tecnología de entonces no es la
misma que en la actualidad. De hecho, son muchos los expertos que opinan
que si Cuba resucitara su industria azucarera podría volver a ser el
tercer mayor productor del biocombustibles del planeta tan solo por
detrás de Estados Unidos y Brasil.
Estimaciones realizadas por Ron Soligo, economista en la Universidad
Rice de Houston, apuntan a que Cuba podría alcanzar una producción de
7.500 millones de litros de etanol al año (fuente: Infobae). Pero,
también añade que desarrollar el sector de la producción de etanol en
Cuba tardaría un cierto tiempo, porque gran parte de la tierra ha sido
abandonada durante muchos años.
Brasil, el segundo mayor productor de etanol del mundo, tendrá que
emplearse a fondo para recuperar el potencial productivo y se sabe de
buena fuente que ha ofrecido a las autoridades cubanas asistencia
técnica para la producción de biocombustibles a partir de caña de
azúcar, a pesar de que esto no entra en los planes de Fidel Castro. No
parece que esta sea la posición de su hermano, que contempla con buenos
ojos a Odebrecht, sobre todo porque gracias a esta empresa se están
ejecutando actualmente obras por 800 millones de dólares para modernizar
el puerto de contenedores de Mariel, al oeste de La Habana. Un proyecto
financiado por el estatal Banco Nacional de Desarrollo brasileño que ha
abierto las puertas a Odebrecht en la modernización de la deprimida
industria azucarera cubana.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=35019
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