A vueltas con las decisiones erróneas en política económica: unificación
de precios en diplotiendas, ¿quién gana, quién pierde?
[07-08-2012]
Elías Amor Bravo
Economista ULC
(www.miscelaneasdecuba.net).- Poco a poco siguen llegando noticias sobre
las decisiones económicas adoptadas por el régimen castrista que, en
absoluto, se pueden calificar como acertadas, sino que más bien, parecen
diseñadas para evitar ese proceso de cambios a los que continuamente se
refiere Raúl Castro.
En estos términos cabe valorar la decisión por el Ministerio de Finanzas
y Precios de aprobar una "lista de precios únicos para más de cien
productos" de las "tiendas de recaudación de divisas", entre ellos el
pollo y el detergente, reportó la agencia oficial AIN.
Tal vez habría que explicar por qué unos determinados productos y no
todos. Ésta es una cuestión que escapa de este análisis. Las
consecuencias pueden ser, incluso, peores.
La unificación de precios incluye una serie productos alimenticios
seleccionados, como aceite, yogur, pollo y picadillo, entre otros, así
como de aseo, tales como jabones de lavar, detergentes y frazadas de
piso, informó este lunes el semanario oficial Trabajadores, que forman
parte de la modesta cesta de consumo de los cubanos.
Además, se encuentran lo que se califica como "surtidos de importancia
económica", como cigarros, bombillos ahorradores y radios multifuentes.
Por tanto, las autoridades han buscado identificar el conjunto de bienes
de cierta necesidad, con una notable incidencia en los niveles de renta
y de gasto de las familias.
La existencia de varias unidades monetarias en circulación en la Isla
está generando no pocos problemas de ajuste en la economía. Las
autoridades permanecen impasibles ante esta situación que supone una
permanente división de clases económicas en función del acceso a las
monedas más fuertes, de modo que los cubanos que tienen acceso a CUC o
divisas para ser cambiadas, pueden acceder a los productos y servicios
que hasta la fecha se vendían en las denominadas diplotiendas.
En cambio, quienes sólo reciben sus retribuciones en pesos cubanos, la
moneda nacional oficial, se ven privados de dicho acceso, dado el bajo
nivel de las retribuciones. En efecto, mientras que 100 euros al mes
enviados desde España o Italia suponen un poder de compra para la
familia, el sueldo medio de un cubano, 16 euros al mes, permite muy
pocas oportunidades de gasto.
Los cubanos, por desgracia, se han acostumbrado a pensar en términos de
esa dualidad, incluso triplicidad de monedas con las que se realiza todo
tipo de transacciones, y ello en absoluto contribuye a dar transparencia
a las escasas decisiones de los agentes económicos, y mucho menos, a dar
valor de análisis comparativo a las retribuciones salariales. Además, el
valor relativo de las distintas monedas, y los precios de los bienes,
cambia en función del acceso a las mismas, como se ha señalado.
La unificación, que no es el resultado de la dinámica del mercado, sino
de una decisión administrativa, puede traer consecuencias peores con
respecto a la situación actual. Inés Argüelles Gutiérrez, directora
general de precios del Ministerio de Finanzas y Precios, señaló que "con
la unificación puede ocurrir que un producto aparezca con un precio
inferior al que tenía en una determinada cadena, pero igual o superior
al que se expendía en otra".
El caso es que, hasta ahora, los precios de determinados bienes
experimentaban fuertes oscilaciones en los establecimientos comerciales.
Por ejemplo, el kilogramo de pechuga de pollo, tiene precios que oscilan
entre 4.50 y 6.50 CUC entre los distintos establecimientos. Una
variación cercana al 45% que pone de manifiesto los graves
desequilibrios y desajustes que existen en la economía castrista. Tras
la decisión administrativa de unificar el precio, este queda en 4.50 CUC
para todas las entidades.
No está muy claro por qué este criterio de unificación, y no otro
cualquiera de los muchos posibles, como tampoco se puede prever qué
consecuencias puede tener para los establecimientos que vendían a los
precios más altos, la obligación de vender al nivel más bajo del
intervalo. Bueno, de eso saben mucho en el castrismo.
Cuando el mercado no asigna los recursos y los precios se fijan por
medio de este tipo de decisiones, racionamiento, escasez y carestía
están a la vista, con lo que ahora el ciclo del comercio tradicional se
traslada a la actividad de las diplotiendas, donde los márgenes se van a
ver notablemente resentidos como consecuencia de estos cambios.
Dicen que detrás de esta decisión se encuentran las "presiones sociales"
y las "reiteradas insatisfacciones de la población", y después de haber
realizado una coordinación con los precios de las empresas encargadas de
la comercialización de los alimentos, en Cuba casi todas estatales, y
que confiarán al gobierno la financiación de los déficits en que van a
incurrir como consecuencia de este tipo de prácticas.
Pierden los consumidores, que verán reducir la oferta y escasear los
productos, pierden las empresas distribuidoras que tendrán pérdidas,
¿quién gana? No es difícil contestar a esta pregunta. Cuando se analiza
la liquidación de los presupuestos de la economía castrista, una partida
de cierta relevancia va dirigida a compensar los diferenciales de
precios de productos importados, para abaratar su consumo. Son productos
que en la economía castrista no se producen, simplemente por la
ineficiencia del sistema o porque no se dispone de base empresarial. ¿A
qué esperan? Tal vez a que venga alguien y les diga cómo hacerlo.
Lo más alarmante y lo que preocupa si cabe más aun, es el anuncio de las
autoridades de extender esta misma medida no sólo a las tiendas donde se
paga con CUC, sino también a aquellos en los que se compran los bienes
con el peso cubano. Todavía puede ser peor. Ya verán.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=36700
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