sábado, 23 de marzo de 2013

Retrato con punto guajiro

Reformas Económicas



Retrato con punto guajiro

Raúl Rivero | Madrid | 23 Mar 2013 - 10:55 am.



'En aquellas ruinas han descubierto que no es grave que alguien venda

refrescos o que era un error no admitir que un hombre se ganara la vida

como paseador de perros o de fontanero por cuenta propia.'



Uno de los grandes poetas campesinos cubanos escribió unas décimas en

las que compara su país con una vieja carreta de caña atascada en el

camino de la romana en plena zafra azucarera. El carretero desesperado,

la vara del aguijón en alto. Y los bueyes de la yunta guía con el fango

de las lluvias de primavera en las patas, el narigón y el yugo. Es una

metáfora amarga que suele cerrar las canturías a la hora en que quedan

solo amigos y familia.



El poder y la popularidad de esa espinela tienen que ver con la realidad

de una sociedad obligada a renunciar al progreso y al porvenir porque

comenzó, en los años 60, a destruir las estructuras del pasado

capitalista. Ahora se empeña en aniquilar el pasado de un socialismo

sostenido a larga distancia por lo que allí llaman, sin ninguna

concesión a la creatividad o al decoro, manos amigas.



Se acabó el capitalismo y sobre sus escombros se levantó un aparato

importado, pegado con saliva, con más eficacia verbal, represiva y de

ensoñación que arraigo verdadero. Todo en el mismo tiempo detenido, que

es este tiempo mismo todavía en el que el régimen ha tenido que ordenar

que se busque entre los ripios de capitalismo unos emplastos para ayudar

a sepultar el proyecto que llevó la Isla al pantano que describe el

repentista.



Esos residuos del capital se utilizan para devolverle unos pedazos de

tierra a los campesinos porque la agricultura estatal es el edén del

marabú que nada más sirve para hacer carbón. En aquellas ruinas han

descubierto que no es grave que alguien venda refrescos o que era un

error no admitir que un hombre se ganara la vida como paseador de perros

o de fontanero por cuenta propia.



Esta semana la campaña de arrase socialista se centra en eliminar el

puntal de la igualdad proclamada por el castrismo en sus orígenes: la

cartilla de racionamiento, vigente desde 1962. Otro parche grotesco del

momento es la decisión de pagarle generosamente a los médicos sus

guardias nocturnas. A dos pesos cubanos la hora. El salario promedio de

esos profesionales es de 500 pesos al mes, unos 21 dólares.



El afán de acabar con los dos pasados sin mirar al futuro es la carreta

estancada que ve el poeta. Le deja a la imaginación del lector el

policía que está detrás del flamboyán.



Este artículo apareció en El Mundo. Se reproduce con autorización del autor.



http://www.diariodecuba.com/cuba/1364032557_2232.html

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