jueves, 4 de abril de 2013

Y ahora... las maquiladoras en Mariel

Y ahora... las maquiladoras en Mariel



Mientras se crea un marco jurídico para incentivar a inversores

extranjeros a explotar maquiladoras en el puerto cubano del Mariel, nada

se habla de garantías laborales para sus futuros operarios.

Rolando Cartaya

abril 03, 2013



Este miércoles 3 de abril se informó que el gobierno de Cuba dictó un

reglamento para las empresas 'maquiladoras' que operarán en la futura

Zona Especial de Desarrollo del Mariel.



A mediados del año pasado el escritor cubano Leonardo Padura se

preguntaba en el diario madrileño El País cómo podría reabsorber la

economía cubana la progresiva desaparición de hasta un millón de empleos

del sector estatal prevista en la llamada "actualización del modelo

económico", considerando que el resorte del "controlado y limitado"

cuentapropismo había "alcanzado el máximo de su tensión", aproximándose

por entonces a las 400.000 personas.



Más adelante, Padura mencionaba la "gran apuesta" que Cuba estaba

haciendo en el terreno de las inversiones con la modernización del

puerto de El Mariel a base de capital y técnicos brasileños. El autor se

cuestionaba entre otros asuntos "¿Cuántos trabajadores podrá absorber

este objeto económico una vez terminada su construcción? ¿Será cierto

que allí funcionarán 'maquiladoras' chinas?



La última pregunta acaba de tener respuesta: sí habrá maquiladoras en

Mariel. Si serán o no "chinas", todavía no está claro, aunque no hay que

descartar que al menos sean de "estilo" chino.



El despacho de France Presse precisa que la resolución No.85/2013 del

Ministerio de Finanzas y Precios, publicada en la Gaceta Oficial,

establece un régimen aduanero especial para las empresas que operen en

esa zona, eximiéndolas de impuestos de importación a "determinadas

mercancías" que serán reexportadas con mayor valor agregado, entre otras

medidas.



Las empresas se beneficiarán también del reintegro de derechos de

exportación "en caso de que la exportación resulte beneficiosa para la

economía nacional", según la resolución.



El cable apunta que la Zona Especial de Desarrollo del Mariel prevé una

plataforma industrial para la importación, producción y venta al mercado

interno o a otros países, así como un moderno "megapuerto" que asumirá

el comercio marítimo que ahora opera el de La Habana. Las obras de

infraestructura, por 900 millones de dólares, las realiza la empresa

brasileña Odebrecht, con financiamiento de 640 millones aportados por

Brasil, y el resto por Cuba.



MAQUILADORAS: LA EXPERIENCIA MEXICANA



Una maquiladora es una empresa que importa materias primas sin pagar

aranceles para ensamblar o producir a bajo coste artículos que luego se

comercializan en el país de origen de los materiales. El capital suele

ser íntegramente extranjero. El término se originó en México, país donde

las maquilas han tenido una fuerte presencia. En marzo del 2006 el

personal empleado por las maquilas mexicanas era de 1.300.000 personas.



Durante la segunda mitad de los años 60, la industria maquiladora se

expandió rápidamente, y en 1985 se había convertido en la segunda fuente

de ingresos procedentes de las exportaciones para México, después del

petróleo. A fines del siglo XX, la industria representaba el 25 por

ciento del producto interno bruto mexicano, y el 17 por ciento del

empleo total. Las fábricas se concentraban cerca de la frontera de 2.000

kilómetros con Estados Unidos.



Para atraer la inversión extranjera, la mano de obra mexicana se

mantenía barata y competitiva. Las trabajadoras mexicanas ganaban

aproximadamente una sexta parte de lo que se pagaba en Estados Unidos

por el mismo trabajo. Vivían en condiciones de pobreza y su seguridad

laboral era deficiente.



Pero en la primera década de este siglo la industria mexicana de la

maquila cedió frente a la competencia de otros países con disponibilidad

de mano de obra más barata, como Malasia, India y Pakistán. Sin embargo,

la mayor amenaza provino de las Zonas Económicas Especiales de China.



MADE IN CHINA: NO TAN BUENO, PERO BONITO, BARATO…E INHUMANO



En su artículo para El País Leonardo Padura se preguntaba, no si habría

maquiladoras en el Mariel, sino si habría maquiladoras chinas. El

escritor revelaba así su privilegiado nivel de información: si las

condiciones de los obreros en las maquilas mexicanas han sido

criticadas, el capitalismo de Estado chino ha impuesto récords

explotando despiadadamente a los suyos.



El blog maquilasquematan.blogspot.com señala, citando un informe de 2005

de la Confederación Internacional de Sindicatos Libres (CISL), que los

trabajadores chinos sufren la peor explotación en el nuevo mercado global.



Precisa que para poder convertirse en el primer fabricante mundial y

enriquecerse rápidamente, China ha optado por un modelo económico basado

en el desmantelamiento del sector público, los atentados al medio

ambiente, la presión sobre los trabajadores y la prohibición de los

sindicatos.



Agrega que la mayoría de los productos fabricados en el país asiático

son artículos semi-acabados o maquilados y destinados a ser

transformados por otra filial, una firma extranjera o un subcontratante

local. De ahí que el valor agregado para China "sea modesto", y se

genere gracias a mano de obra muy barata.



Pero como los minoristas del mundo aprecian los "precios chinos", los

compradores extranjeros exigen incesantemente reducciones de costos y

rendimientos más elevados a los fabricantes chinos. Estos fabricantes, a

su vez, trasladan la presión a los trabajadores, "en una carrera hacia

abajo en las condiciones laborales" de acuerdo a la CISL.



De ahí que los trabajadores chinos tengan jornadas laborales de 60 a 70

horas (contra 45 en México); duerman hacinados en dormitorios de 8 a 16

personas; ganen menos que el salario mínimo de 44 dólares por mes, y

sean despedidos después de un accidente de trabajo. Esta explotación se

produce con la "bendición de las autoridades", que prohíben sindicatos

independientes o el recurso de la huelga. Del medio millón de empresas

creadas en China por inversionistas extranjeros desde 1980 "sólo una

ínfima parte ofrece condiciones decentes de trabajo", según el informe.



Millones de trabajadores en las nuevas empresas chinas provienen del

área rural, de donde han sido desplazados por el avance de la pobreza.

El gobierno chino recurrió a las maquiladoras como una solución para dar

trabajo a estos campesinos desplazados, pero a un alto precio.



CAPITALISMO (DE ESTADO) SALVAJE



Un diario digital mexicano, El Machete, presenta el cuadro humano detrás

del informe de la CISL. Un artículo titulado Explotación en las

Maquiladoras Chinas ofrece una descripción:



"Los juguetes que regala Mc Donald´s en su promoción los fabrican en

China niñas de entre 12 y 17 años. Trabajan entre 14 y 18 horas, tienen

15 minutos para comer y cuatro horas para dormir en cuchitriles situados

en las mismas fábricas. Al anochecer, son registradas para comprobar que

no han robado nada (…)".



"Montar, empaquetar, montar, empaquetar, ,... las 600 jóvenes trabajan

como robots, sin levantar la mirada, darse un respiro o hablar entre

ellas. Todas han llegado del campo tratando de salir de la pobreza y

aquí están, montando y empaquetando muñecos de plástico. Una ruidosa

sirena les devuelve a la realidad y anuncia el nuevo día mucho antes de

que amanezca. Las empleadas saltan de la cama, se ponen las batas y

forman en línea antes de correr escaleras abajo hacia sus puestos (…)".



"En China se las conoce como dagongmei o chicas trabajadoras, jóvenes y

adolescentes dispuestas a producir, producir y producir sin descanso por

un miserable salario del que los jefes descuentan la comida y lo que

llaman gastos de alojamiento".



"Las cientos de miles de factorías de mano de obra barata repartidas por

todo el país son la otra cara de ese Made in China que ha invadido las

tiendas de todo el mundo. Y para las dagongmei, estas fábricas son su

casa, su familia, su celda. En ellas los supervisores se encargan de que

la producción nunca disminuya".



"Si quebrantan las reglas internas o no rinden al nivel esperado, un

sistema de penalizaciones permite a los jefes reducir el sueldo o los

ocho días de vacaciones que se conceden al año. 'Hay que vigilarlas; si

no, se relajan', dice entre risas el patrón de una fábrica de Shenzhen

que fabrica diminutos juguetes de plástico".



¿MAQUILADORAS EN CUBA?



Cuba no es China, pero existe igualmente una vasta reserva laboral que

incluye a miles de jóvenes agobiados por las crecientes desigualdades

entre La Habana y el interior, ávidos por ganar a cualquier precio un

salario que supere la media de 18 dólares mensuales incluyendo siquiera

algunos "estímulos" en pesos convertibles. Y además, las reglas del

juego totalitario en materia laboral han estado claras desde hace mucho.



Tres fundadores del portal Cubanálisis, Eugenio Yáñez, Lázaro González y

Antonio Arencibia, identifican en un artículo titulado Biología y

Sucesión "los gangsteriles mecanismos actuales de cobrar

centralizadamente a los inversionistas extranjeros los salarios de los

trabajadores a precios de mercado (deprimido), y pagarle al

proletariado, supuestamente dueño y beneficiario de la gloriosa

revolución, miserables salarios en inoperantes pesos cubanos, más

algunas migajas en pesos convertibles".



Ellos señalan que las maquiladoras en sí mismas representan para los

países receptores fuentes de trabajo, nuevas habilidades técnicas,

tecnológicas y gerenciales, crecimiento de ingresos personales y de la

riqueza social. "No hay nada que objetar a la industria maquiladora"

--agregan-- siempre y cuando se concreten acuerdos satisfactorios,

particularmente en materia salarial, régimen laboral, protección del

trabajador y seguridad en el puesto de trabajo".



Pero esa no parece ser la perspectiva para Cuba. El autor del blog

Capitol Hill Cubans, el abogado cubanoamericano Mauricio Claver-Carone

reaccionó a la noticia de que La Habana estaba preparando el marco

jurídico para instalar maquiladoras en Mariel recordando que el régimen

castrista es un conocido violador de los convenios internacionales sobre

el trabajo.



"Sus prácticas laborales constituyen una violación de la libertad

sindical y de la protección del derecho de sindicalización, la

Convención sobre igualdad de remuneración, la Convención sobre

Discriminación (en empleo y ocupación) y La Convención sobre sobre

Inspección del Trabajo.



Claver-Carone lamenta que a pesar de ello, "la firma brasileña Odebrecht

esté ayudando a los hermanos Castro a establecer un monopolio de

"maquilas" del régimen ("la Zona Especial de Desarrollo del Mariel"), en

el que las empresas extranjeras podrán establecer operaciones fabriles

(en colaboración con los militares cubanos), con el fin de explotar las

condiciones de trabajo esclavo de la isla".

Rolando Cartaya



rcartaya@ocb.ibb.gov



Rolando Cartaya (La Habana, 1952) Graduado de Periodismo, Universidad de

La Habana 1976. Ha trabajado en la página cultural de Juventud Rebelde,

la agencia UPI, el servicio Worldnet y como editor de las revistas

"Newsweek", "Discover" y "Motor Trend" en español. Ha traducido más de

20 libros para la editorial cristiana Thomas Nelson, Inc. Con Radio

Martí desde 1989, ha sido editor, redactor, reportero, y director y

guionista del programa "Sin Censores ni Censura". Actualmente trabaja en

martinoticias.com. Fue vicepresidente en la isla del Comité Cubano Pro

Derechos Humanos.



http://www.martinoticias.com/content/article/21111.html

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