domingo, 27 de octubre de 2013

Aquí se vive entre el desencanto, la mentira y el temor

Aquí se vive entre el desencanto, la mentira y el temor

Periodista independiente reseña la situación de cuentapropistas que

cerrarán sus negocios por una de esas ilógicas medidas del estado cubano.

Mario Hechavarria Driggs

octubre 26, 2013



Las últimas noticias en Cuba acusan desencanto y falsedad. Miles de

cuentapropistas cerrarán sus negocios por una de esas ilógicas medidas

del estado cubano. Se trata de los vendedores de ropa y calzado,

artículos traídos de otros países, generalmente marcas de primer nivel,

con precios competitivos respecto a la red estatal de comercio minorista.



Las autoridades han dicho claramente que ese segmento del mercado es y

será monopolio del estado. No aceptan la competencia privada. Ni

siquiera de estos minúsculos comerciantes que carecen de locales de gran

tamaño, diseñados para tales actividades, además de estar limitados en

cuanto al empleo de trabajadores,

pagando altos impuestos por su gestión.



El estado fija los precios y aún así les teme a los pequeños

comerciantes, cuyos productos deben pagar aranceles en las aduanas, con

limitaciones en cuanto a la factura que se puede introducir en el país.

Bueno es recordar que en el año 1959 el gobierno intervino la magnifica

red de tiendas y almacenes que existía.



Durante años, el monopolio estatal obligó a los consumidores a pagar

precios arbitrarios por productos de dudosa calidad, incumpliendo normas

internacionales de garantía comercial, junto al estancamiento de las

ofertas, muchas veces pasadas de moda. Excepcionalmente habían

posibilidades mejores, pero pagando cifras escandalosas.



Los cuentapropistas han atemorizado a las autoridades, en poco tiempo su

gestión pone en crisis el modelo económico existente, desde antaño

incapaz de brindar servicios óptimos a la población. Estamos ante

aquello que el decir popular resume en la frase compraron pescado y le

cogieron miedo a los ojos.



No es la primera vez que asistimos a tales retrocesos, recordemos los

años ochenta cuando se abrió por vez primera el mercado libre campesino,

liquidado rápidamente bajo la operación contra los entonces llamados

"Macetas", o sea, los comerciantes que rápidamente generaron un

movimiento mercantil del cual, como es lógico, se beneficiaron

personalmente con altos ingresos, pero brindando al cliente un servicio

imposible de alcanzar por las empresas gubernamentales.



A finales de los años noventa, luego de una débil apertura inicial al

trabajo por cuenta propia, las autoridades arremetieron contra esta

modalidad económica, llevándola a los límites mínimos. Muchos pequeños

restaurantes, Paladares les decimos aquí, debieron cerrar; de otras

actividades posibles, la lista permitida era mínima.



Ahora, refrendada por el Sexto Congreso del Partido Comunista, se

suponía que la llamada ¨actualización del modelo económico cubano¨,

conduciría definitivamente a una apertura sin marcha atrás. Esa era la

esperanza de muchos, lamentablemente cercenada por decisiones como la

que actualmente enfrentan una buena parte de estos pequeños comerciantes.



Desde las páginas de Granma, especialmente la edición de los viernes,

con amplio espacio a la opinión de los lectores, es sospechosa la

selección intencionada de cartas que siempre atacan las medidas de

aperturas en cuanto al mercado, reclamando el regreso a los viejos

tiempos, cuando ni siquiera podía usted pelar a un amigo en su casa,

ante la probable acusación de los Comité de Defensa de la Revolución de

estar realizando actividades económicas ilícitas y contrarrevolucionarias.



La élite en el poder, junto a su burocracia actuante, prefiere mantener

el inmovilismo que les permite gobernar y lucrar con los bienes ajenos.

Los recursos que han levantado al cuentapropismo muy poco tienen que ver

con el estado, sin embargo, están salvando a la nación del paro,

generando centenares de miles de empleos.



Una parte de las inversiones constituyen ahorros de los millones de

cubanos aquí sobreviviendo en medio de insólitas dificultades como la

absurda dualidad monetaria, otra porción no menos significativa

corresponde a sus compatriotas allende los mares, sobre todo en los

Estados Unidos, quiénes igualmente apostaron sus ahorros ante sus

familiares, confiando en la palabra empeñada por los dirigentes comunistas.



Los que gobiernan en Cuba temen a los cambios, retroceden luego de

avanzar tímidamente, faltan a sus promesas, titubean, en fin, nos hacen

vivir entre el temor, la mentira y lo que es peor, el desencanto.



Source: Aquí se vive entre el desencanto, la mentira y el temor -

<http://www.martinoticias.com/content/cuba-cuentapropistas-cierre-negocios-reacciones/28686.html>

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