domingo, 27 de octubre de 2013

Cuba y las dos monedas

Publicado el domingo, 10.27.13

Cuba y las dos monedas
CARLOS ALBERTO MONTANER

El gobierno de Raúl Castro ha declarado su intención de terminar
gradualmente con la dualidad monetaria. Estupendo. Mientras más rápido
desaparezca esa cruel anomalía, tanto mejor. La estafa, comenzada en
1994, ha durado demasiado.

En la Isla hay dos monedas. Una es el peso o CUT, carente de valor
adquisitivo, con el que les pagan a los trabajadores. La otra es el CUC,
o peso convertible, equivalente (más o menos) al dólar, en el que les
venden a precios internacionales todo lo que es deseable comprar.

Pese a que, oficialmente, el peso regular y el convertible tienen el
mismo valor, en realidad los CUC se cambian por 24 CUT. Razón por la que
el salario promedio de los cubanos sea uno de los más bajos del planeta.
Oscila entre 10 y 20 dólares al mes.

Sin embargo, el fin de la dualidad monetaria no acabará con los
quebrantos económicos de la Isla. Todo lo que conseguirá es hacer más
transparente el desastre. Mientras más se sincere la economía más obvias
serán sus falencias. Entendámoslo: esa detestable trampa no es el
problema. Es sólo el reflejo de un gravísimo mar de fondo: la
improductividad tremenda del sistema.

La moneda cubana es la expresión fiel de la economía. Es una birria,
porque el colectivismo planificado por los comisarios, basado en las
supersticiones del marxismo-leninismo, provoca que la producción y la
productividad de los cubanos sean bajísimas. ("Es el sistema, estúpido",
diría James Carville).

Mientras existió el patrón oro, cualquier moneda que tuviera el respaldo
de ese metal y admitiera la libre convertibilidad, como sucedía con el
peso cubano hasta el triunfo de la revolución, era respetable. Cuando se
abandonó el patrón oro, las monedas sólo quedaron amparadas por la
solvencia, la estabilidad y el carácter predecible de la sociedad que
las imprimía.

De ahí la despreciable insignificancia del peso cubano. De ahí, también,
por la otra punta, la supremacía del dólar americano, pero también, en
menor medida, del euro, el yen o la libra esterlina. Incluso, del franco
suizo, con los escasos ocho millones de habitantes con que cuenta el
pequeño país. La imponente productividad de la nación alpina y la
fortaleza de sus instituciones convierten al franco suizo en una
moneda-refugio ante cualquier turbulencia económica internacional. Cada
vez que tiemblan las rodillas los expertos compran francos suizos.

¿Qué puede hacer Raúl Castro para, realmente, enderezar la economía
cubana? Sin duda, enterrar ese disparatado modo de producir y organizar
la sociedad. El sistema no es enmendable. Gorbachov, quien también trató
de salvar el comunismo, acabó por admitir que no era posible, como
sucedió en prácticamente toda Europa oriental.

¿Por qué Raúl Castro no lo hace? Supongo que, al menos, por tres
razones: por confusas convicciones ideológicas que no ha conseguido
sacudirse; por aferrarse al poder; y (la de más peso), por ser
emocionalmente incapaz de aceptar que se ha pasado ochenta años
defendiendo ideas equivocadas. Debe ser muy duro admitir que la obra de
toda la vida es un perfecto disparate que ha generado un daño inmenso.

Por supuesto, el fin del comunismo entrañaría la liquidación política de
la casta dominante en Cuba, pero si Raúl Castro quisiera, realmente, que
ese pobre país comenzara a producir como Dios manda, y los cubanos
pudieran vivir decentemente, como asegura que son sus intenciones, no le
quedaría más remedio que renunciar totalmente al error colectivista,
admitir las libertades democráticas, y regresar a la existencia de la
propiedad privada como principal agente económico y al mercado como
forma de asignar recursos, aunque tenga que liquidar el frondoso
berenjenal en que su hermano Fidel, irresponsablemente, internó a los
cubanos.

Mientras los fundamentos del comunismo persistan, aunque hoy estén
mitigados por algunas reformas laterales, da más o menos igual que haya
una moneda o cuatro. El país seguirá patas arriba y los cubanos
continuarán desesperados tratando de huir. El mal está en otra parte. A
ver si se entera.

Periodista y escritor. Su último libro es la novela Otra vez adiós.

www.firmaspress.com

Source: CARLOS ALBERTO MONTANER: Cuba y las dos monedas - Opinión -
ElNuevoHerald.com -
<http://www.elnuevoherald.com/2013/10/27/1599547/carlos-alberto-montaner-cuba-y.html>

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