Si el Gobierno quiere endurecer su embargo contra el pueblo, no debemos
ayudarlo
RIC HERRERO | Miami | 8 Sep 2014 - 9:43 am.
Las nuevas restricciones aduaneras prueban que La Habana sigue más
obsesionada con mantener en un puño la economía nacional que en lograr
que sus limitadas reformas tengan éxito.
Las nuevas restricciones aduaneras puestas en vigor por el gobierno
cubano prueban que La Habana sigue más obsesionada con mantener en un
puño la economía nacional que en lograr que sus limitadas reformas
tengan éxito. También revelan el no tan pequeño secreto del liderazgo
cubano: no tienen la menor idea de cómo manejar una economía de mercado.
La trayectoria de La Habana durante estos últimos años deja claro que
las autoridades solo saben reaccionar con tácticas viejas y fallidas al
miedo de ser superadas por el emergente sector privado. En marzo
anunciaron una nueva Ley de Inversión Extranjera, pero continúan
negándole a los extranjeros el derecho de emplear a sus trabajadores
directamente o invertir en negocios privados. No sorprende, por tanto,
que Reuters reportara el mes pasado que "Cuba no ha logrado atraer a
nuevos inversionistas extranjeros", describiendo esto como "un signo de
precaución a la hora de hacer negocio con el gobierno comunista y su
inseguridad en seguir adelante con sus propias reformas de libre mercado".
Mientras el sector privado continúa creciendo en Cuba, también sigue
siendo desalentado por esa "inseguridad" del Gobierno. En 2013, dos años
después de aflojar las restricciones del trabajo por cuenta propia, el
Gobierno ordenó el cierre de las salas privadas de cine 3D y prohibió la
venta de ropa y otros artículos importados. Las recientes restricciones
sobre el acceso a las inversiones extranjeras, combinada con los nuevos
límites en la cantidad de mercancía que los cubanos pueden importar,
sólo mete el dedo en la llaga.
Como es de esperarse, el Gobierno le echa la culpa a otros por sus
fracasos. Justifica las restricciones aduaneras como necesarias para
acabar con el mercado negro. Pero si eso fuera su prioridad, ya hubiera
establecido un mercado mayorista como lo ha hecho para productos
alimenticios.
Lo cual nos trae a la excusa de siempre, la del embargo de EEUU. El
gobierno cubano está haciendo un trabajo tan estelar en espantar a la
inversión extranjera que casi ni necesita la ayuda de sanciones
estadounidenses para lograrlo.
Los líderes del Partido Comunista bien saben que cada nueva apertura
corresponde a una cierta pérdida de control. Por eso las reformas
económicas han llegado a cuentagotas, mientras las reformas políticas,
con excepción de la política migratoria —que resulta en mayores ingresos
monetarios—, han sido inexistentes. Es también la razón por la cual al
Gobierno no le gusta mucho eso del "enriquecimiento". Sabe que mientras
más control sienta el pueblo cubano sobre sus vidas y sus destinos, más
difícil será controlarlos.
Pero los dirigentes cubanos también saben que mientras el mandato del
"todo o nada" de la ley Helms-Burton siga dictando la política de EEUU
hacia Cuba, tendrán bastante tiempo para seguir jugando con su economía
sin tener que lidiar con una diversa participación de intereses
estadounidenses. Varios lo ven como una oportunidad para tratar de
perfeccionar un capitalismo de Estado que en realidad funcione para
mantenerlos en el poder, a mucho después de que los hermanos Castro ya
no estén presentes.
El cambio en Cuba sólo vendrá desde adentro, pero para eso el pueblo
debe primero alcanzar un nivel de vida que lo ponga en posición para
demandar cambios de manera más efectiva.
En ese contexto, debemos continuar buscando maneras de hacerle más fácil
al cubano de a pie tener acceso a productos, servicios y know how
estadounidenses. A pesar de que La Habana trata de micro-manejarlo todo,
no significa que en la práctica lo logre. Cada nueva apertura que las
autoridades permiten se llena inmediatamente con cubanos que ven una
oportunidad para incrementar su propia autonomía.
Estas nuevas restricciones aduaneras puede que frenen un poco ese
impulso, pero hay muchos más cubanos trabajadores dispuestos a echar
hacia adelante. Los emprendedores licenciados operando en Cuba hoy día
han sobrepasado a los 470.000. Los cubanos compran y venden sus
propiedades. Miles viajan cada mes y regresan con nuevos contactos,
recursos y un mejor entendimiento del estancamiento en qué se encuentra
su país. En los programas televisivos de Miami, es difícil que pase una
noche sin que se entreviste a algún disidente denunciando al Gobierno o
a algún artista promocionando una nuevo obra. Estas cosas simplemente no
eran comunes hace tres años.
Lo mejor que podemos hacer para facilitar los cambios es aprovechar cada
apertura para expandir más el flujo de contactos y recursos desde el
pueblo americano al pueblo cubano, mientras seguimos exigiendo que el
gobierno de La Habana respete los derechos de los ciudadanos que supone
representar.
Esto quiere decir levantar restricciones de viajes, remesas y comercio
directo entre el sector privado estadounidense y los empresarios
independientes cubanos, para que se beneficien más cubanos, y no solo
los que tienen familia en el extranjero. Es hacerle más fácil y más
asequible a los estadounidenses enviar suministros a la sociedad civil
de la Isla y comunicarse con ella; así como también facilitarle el
camino a cualquier ONG y otras instituciones privadas que puedan proveer
programas de capacitación empresarial en Cuba.
Si eliminamos obstáculos por nuestra parte, es muy probable que el
gobierno cubano insista en aumentarlos por la suya, pero así se
encontrará cada día más a la defensiva, teniendo que justificarle
repetidamente al pueblo por qué deben restringirse los suministros y
visitantes que proceden de Estados Unidos.
No perdamos más tiempo esperando a que el liderazgo cubano haga lo
correcto para nosotros ampliar nuestras vías de apoyo al pueblo. Si La
Habana insiste en encontrar nuevas formas de embargar a su propio
pueblo, lo último que nosotros debemos hacer es ayudarla.
Source: Si el Gobierno quiere endurecer su embargo contra el pueblo, no
debemos ayudarlo | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1410162189_10306.html
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