lunes, 6 de octubre de 2014

Una epidemia de papelitos impresos parece indetenible en La Habana

Una epidemia de papelitos impresos parece indetenible en La Habana
octubre 6, 2014
Vicente Morín Aguado

HAVANA TIMES — Una nueva invasión contaminante está ocupando la capital
cubana, sus métodos son expeditos, el efecto es particularmente dañino
para la estética urbana. Todo se resume en papeles y más papeles, en
blanco y negro o a todo color, pegados donde exista un mínimo espacio
para hacerlo. Sencillamente se trata de vender cualquier y así La Habana
se está vendiendo a papelitos.

La ciudad es víctima de un "marketing" alocado, un tanto salvaje, cuya
manifestación concreta son, no exagero, tal vez millones de impresos
ofreciendo casas, juegos de muebles, la entrada a un concierto de música
cuyo protagonista será muchas veces algún joven necesitado de darse a
conocer, en fin, el vender llega hasta ofrecernos una máquina de frozen
o la posible reparación a domicilio de cualquier equipo doméstico.

La causa de este nuevo virus de la información es el interés comercial,
desde hace unos años introducido en los mecanismos neuronales de un por
ciento muy alto de la población cubana. Dada la densidad de habitantes
registrados en el ámbito capitalino, la situación es aquí alarmante. En
La Habana casi todo el mundo quiere vender algo.

La propagación de esta nueva enfermedad cuanta con el apoyo de la
digitalización, capaz de facilitar la impresión de la propaganda
escrita, plasmando la imaginación de los emprendedores nuevos
comerciantes cubanos.

Hay sitios preferidos si se trata de colocar los endemoniados papelitos:
junto a los teléfonos públicos, en las paradas de ómnibus, al lado de la
puerta de un centro comercial y, si no aparece otro espacio, hasta los
postes del alumbrado público sirven porque la cantidad de organismos
maliciosos es tal, unida a los vectores biológicos, que no alcanzan los
sitios privilegiados a la hora de colocar tantos impresos comerciales.

Cuando digo" vectores biológicos" no es una metáfora, el caso que me
ocupa es el último conocido porque quiénes ponen los carteles son
personas pagadas para realizar la misión, reciben dinero de otros o lo
hacen por cuenta propia.

No falta la malignidad en cuanto a la trasmisión de la nueva enfermedad,
los papelitos pueden colocarse encima de otros, anulando los efectos de
aquellos ahora opacados; a veces el "vector" rasga con odio la
propaganda anterior cuando se trata de un mensaje competitivo con el
suyo y entonces el efecto sería doble, elimina a un contendiente
mientras instala su mensaje.

Les recuerdo mi alusión anterior a puntos clave para pegar la propaganda
comercial y, luego, su extensión a cualquier espacio donde sea posible
ejecutar la tarea. No olviden que en estos lugares clave los carteles
impresos se multiplican, unos matan a los otros, en fin, crecen como un
genuino tumor, abarcando sin concierto el espacio a su alrededor.

Por último, es alarmante la proliferación de una modalidad nueva en
cuanto a la trasmisión del virus de los papelitos vendiendo La Habana a
pedacitos, se trata de los impresos volantes, entregados mano a mano,
directamente al transeúnte por parte de ciertas personas empeñadas en
cumplir sus encargos.

Es evidente que falta dinero a la hora de cubrir las necesidades básicas
diarias, las reglas para los comerciantes legales son duras, entonces
acuden a una forma de propaganda fácil, directa, sobre todo sin coste
adicional alguno: el apartamento, un juego de muebles, la computadora… A
este paso temo que terminen por acabarse las ventas o peor aún, entremos
en un círculo vicioso de reventas interminables, verdadero cáncer económico.

Moralmente es difícil denostar a quiénes hacen un esfuerzo por
sobrepasar las barreras impuestas por la dura realidad, aunque no deja
de mostrarse el efecto dañino sobre la estética urbana, en tanto los
recogedores de basura tienen cada día más trabajo a realizar en las muy
contaminadas calles habaneras.

Hablando en términos epidemiológicos, eliminar el vector equivale
liquidar a miles de personas actuantes, algo así como un genocidio, por
tanto, la alternativa es erradicar las causas del mal, asunto difícil
porque implica decisiones políticas dirigidas a ofrecerles a los cubanos
las libertades económicas por ahora tan limitadas.

Por tanto, el virus de los papelitos sigue y seguirá reproduciéndose,
testimonio de una ciudad que está vendiéndose a pedacitos, agrego, por
medio de papelitos.
—–
vicentemorin@yahoo.com

Source: Una epidemia de papelitos impresos parece indetenible en La
Habana - Havana Times en español - http://www.havanatimes.org/sp/?p=99752

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