martes, 4 de noviembre de 2014

Negocio de quilos

Negocio de quilos
ADRIANA ZAMORA | La Habana | 4 Nov 2014 - 10:17 am.

Marta, La China y Ana María son jubiladas que comenzaron el negocio para
ayudar a la economía familiar.

Marta, La China y Ana María venden café y cigarros Criollos al menudeo
en un barrio de La Habana. Son jubiladas que comenzaron el negocio para
ayudar a la economía familiar. Se ubican todos los días en el mismo
lugar, a una distancia de media cuadra una de otra. Sin embargo, las
tres tienen clientes fijos que van a tomarse su café de la mañana antes
de ir al trabajo o empezar las labores cotidianas.

Ninguna de las tres tiene licencia. "¿Qué licencia voy a sacar?",
pregunta Marta. "Este es un negocio de quilos, no me alcanzaría para
nada si tuviera que pagar licencia".

"Siempre tomo con La China, porque es la que más temprano llega. A las
seis de la mañana, que es cuando salgo, ya ella está aquí", dice un
cliente. "A veces el café le queda aguado, pero si no tengo en mi casa,
¿qué remedio?".

Por la cuota (la libreta de abastecimiento) le corresponde a cada
persona un paquetico de 115 gramos de café "mezclado" al mes. Dejando a
un lado la calidad del producto (circulan muchos chistes sobre los
ingredientes de la mezcla), esa cantidad de café solo dura unos tres
días para un cubano promedio. Así que las vendedoras mañaneras tienen su
venta asegurada.

La China es quien lleva más tiempo vendiendo en este barrio, pero no es
la que tiene más clientes fijos.

"Yo prefiero el de Marta, es más fuerte", asegura una señora mayor.
Otros aseguran que Marta le pone más chícharo a la mezcla. "Es más
amargo, claro, pero a mí me parece puro chícharo".

Marta reconoce que añade mitad y mitad. "El café en grano está carísimo.
Si no hago así, no me da la cuenta".

Ana María fue la última en llegar, pero es la que más clientela tiene.
Cuando aparece, a las 6:30, ya tiene una colita esperándola. El "café de
Ana María" es muy popular en el barrio. Su secreto es la poca cantidad
de chícharo que le pone.

"Mi hijo me regaña cuando estoy moliendo, porque piensa que no le gano
nada al café. A veces le echo un poquito de chícharo delante de él para
que no proteste. Pero tiene razón, apenas le saco", confiesa ella.

La libra de café sin tostar le cuesta 35 pesos ("¿Tú sabes cuánto café
tengo que vender yo para sacar 35 pesos?"), lo tiene que tostar, moler y
preparar. Las paredes de su cocina están tiznadas por el proceso diario.

Junto con el café, las tres vendedoras ofertan también cigarros al
menudeo. Los Criollos, que cuestan 7 pesos la caja por el Estado, ellas
los venden a 50 centavos cada uno. Ganan 3 pesos por cada caja vendida.

La China cuenta que cuando empezó a vender café, muchos clientes le
pedían cigarros. Así se le ocurrió comprarlos para revender. "A esa hora
de la mañana no hay ningún abastecimiento estatal abierto, así que la
gente los compra cantidad".

"El que no tiene para comprar la caja completa también viene y pide uno
o dos", comenta Ana María. "Igual, no es demasiada ganancia. Mucha gente
ya tiene cigarros y no todo el que toma café fuma."

A pesar de ser un negocio sin muchos beneficios, estas tres mujeres
continúan en su sitio diariamente. "Es lo que puedo hacer sin alejarme
de la casa, porque tengo que atender a la familia", explica Marta. "Al
menos da para sacar los mandados y comprar algunas viandas en el puesto.
Es una ayuda que hace falta, porque no quiero que mis nietos dejen de
estudiar por tener que mantener la casa."

Source: Negocio de quilos | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1415089049_11052.html

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