El maltrato en las tiendas cubanas
Antes de 1959, se cumplía el lema: "el cliente siempre tiene la razón"…
Si seguimos olvidando todo lo bueno que una vez tuvimos, es solo
cuestión de tiempo que nuestra condición humana quede atrás
definitivamente. Video de la tienda El Encanto
martes, abril 21, 2015 | Gladys Linares
LA HABANA, Cuba. — Recientemente presencié un desagradable incidente en
una pequeña TRD (Tienda Recaudadora de Divisas) ubicada en la calle 15
entre Concepción y Dolores, Lawton, municipio Diez de Octubre. Husmeaba
por las mal decoradas vidrieras, mientras las tres empleadas conversaban
de sus problemas domésticos sin prestarles atención a los clientes. A
mis espaldas escuché a una señora que preguntaba: "¿Eso de ahí es un
horno?" pero al parecer, las mujeres no la escucharon, pues siguieron en
su tertulia.
La señora repitió la pregunta, pero esta vez alzó la voz. "Es muy
chiquito", le respondió una de las empleadas, "pero no grite". Y
siguieron conversando. La clienta pidió ver el artículo en cuestión, y
seguía recibiendo la misma respuesta. Ante su insistencia, las empleadas
se pararon al unísono y la increparon bastante descompuestas. "¿Usted
tiene el dinero ahí? ¿Lo va a comprar ahora mismo?" le dijo una de
ellas, mientras la otra gritaba: "Está muy para atrás, no lo podemos
sacar por gusto", y como para justificar sus palabras tumbó unos
artículos colocados ante el horno. La tercera, por su parte, llamó al
empleado del almacén: "¡Ven para que bajes el horno, y trae los papeles,
que esta señora lo va a comprar!" La pobre señora me lanzó una mirada
triste y me dijo: "Yo no sé a dónde vamos a llegar", mientras
rápidamente buscaba la puerta de salida.
Hace unos días también me comentaba una joven que después de esperar
largo rato en otra TRD a que le despacharan al cliente que tenía
delante, que compró un horno de microondas, cuando le pidió al
dependiente una sanduichera, este simplemente le respondió: "No sirve
para microwave" y se retiró. La muchacha pensó que habría ido a buscar
su pedido, pero a los pocos minutos el joven regresó con las manos
vacías y se extrañó de verla aún en el lugar. "¿Querías algo más?" le
preguntó, extrañado. Ella insistió en su pedido, y el muchacho repitió
la réplica. Entonces la muchacha se vio obligada a aclararle, no sin
fastidio, que ella no lo quería para microwave, y solo así consiguió
efectuar su compra.
Comentando estos incidentes con Pedro Rodríguez, un amigo que viaja a
Ecuador, me contó que los zapatos que traía puestos los compró gracias a
la buena gestión de venta de un empleado en una peletería de ese país.
Este lo vio mirando en la vidriera, lo invitó a entrar y como dice él,
por poco le baja la tienda enseñándole zapatos. "Aquí se critica mucho
al capitalismo", me dijo, "pero antes los capitalistas por nada del
mundo te gritaban ni te preguntaban si llevabas dinero encima". Mi amigo
me hizo recordar los tiempos en que daba gusto entrar a tiendas como
Almacenes Ultra, aun sin comprar nada. Los tiempos en que El Encanto le
hacía honor a su nombre.
En nuestro país, sin embargo, aunque estos maltratos son ya rutinarios,
en los cuentapropistas se va notando la mejoría en el trato y la gestión
de venta, pues han empezado a percatarse de que sin satisfacción no hay
clientela, y sin clientela no hay negocio.
Las personas mayores recuerdan a menudo cómo era la atención de los
comerciantes antes de 1959, cómo se cumplía el lema de que "el cliente
siempre tiene la razón". Ojalá que más pronto que tarde el buen trato
(hacia los clientes y entre todos) vuelva a ser algo cotidiano, y no se
quede solo en el recuerdo, pues del recuerdo pasaría al olvido total.
Y lo peor: si seguimos olvidando todo lo bueno que una vez tuvimos, es
solo cuestión de tiempo hasta que nuestra condición humana quede atrás
definitivamente.
Source: El maltrato en las tiendas cubanas | Cubanet -
http://www.cubanet.org/actualidad-destacados/el-maltrato-en-las-tiendas-cubanas/
No hay comentarios:
Publicar un comentario