Los ojos del pescado
Fernando Ravsberg
BBC Mundo, @ravsberg
Jueves, 18 de julio de 2013
El periódico del Partido Comunista pone el grito en el cielo porque las
madres cubanas se han quedado sin pañales desechables para sus hijos y
acusa a los "inescrupulosos" revendedores de acapararlos para luego
ponerlos en venta a mayor precio.
Dicen en Cuba que hay quien compra pescado y después le tiene miedo a
los ojos. Si abren la economía al mercado se deberían conocer bien sus
leyes para elaborar políticas que protejan a los más humildes de las
prácticas comerciales abusivas.
En la isla esto no es nuevo, existe desde que hay escasez, pero en la
economía de la libreta de racionamiento era una actividad ilegal. Hoy,
sin embargo, no se puede arrestar a nadie por comprar todas las
existencias de un producto, siempre que pueda pagarlo.
No pretendo justificar a los especuladores, quienes generalmente
aparecen en los malos tiempos, de cualquier país y sistema. Son
individuos que se aprovechan de las necesidades de la gente para ganar
dinero haciéndoles la vida aún más difícil.
A veces llegan de forma artificial, recuerdo que durante el gobierno de
Salvador Allende en Chile se encontraban bodegas repletas de productos
de primera necesidad, acaparados para generar malestar en la población y
derrocar al presidente electo.
Pero no me parece que sea el caso de Cuba donde la oposición es mínima,
está atomizada y no cuenta con la infraestructura para semejante
operación. Aquí se trata de simples especuladores que crean escasez
artificial para ganar dinero inflando los precios.
El procedimiento es sencillo: se trata de encontrar un producto de mucha
demanda popular con poca presencia en las tiendas, donde se debe tener
buenos contactos para saber qué día entra el contenedor, información
privilegiada que les permite llegar primero y comprarlo todo.
Hay mucha gente dispuesta a pagar el doble con tal de tener pañales
desechables para el niño o el abuelo, frazadas de piso, pasta de
dientes, el codo de media para reparar la tubería o el cable eléctrico
imprescindible para solucionar un cortocircuito.
Cuando un producto escasea inmediatamente se pone la maquinaria en
marcha y ocurre a plena luz del día. Cada local comercial está rodeado
de personas que acosan a los clientes ofreciéndoles los productos y
advirtiéndoles que no los encontrará dentro.
No soy muy ducho en economía, por eso solo se me ocurren un par de
soluciones a la especulación. Una es la bien conocida libreta de
racionamiento y la otra la saturación del mercado, generando una mayor
oferta que impida la reventa a sobreprecio.
En ocasiones es solo un problema organizativo. Muchos cubanos y
extranjeros cambian sus euros a particulares para evitar las enormes
colas de las casas de cambio del Estado, las que a veces ni siquiera
cuentan con el suficiente efectivo.
Parece como si nadie hiciera el cálculo de cuánto dinero más recaudaría
el Estado si sus Cadecas tuvieran las ventanillas suficientes para que
los clientes puedan acceder rápidamente al canje de moneda. Se ahorran
centavos para perder millones.
Si cuando vacían de pañales una tienda, ésta fuera reabastecida
inmediatamente, los especuladores tendrían que venderlos a un menor
precio, perdiendo así parte del capital inicial, con lo cual
probablemente buscarían otra actividad más lucrativa.
Muchas veces ni siquiera se trata de pobreza, no creo que Cuba carezca
de la capacidad financiera para importar frazadas de piso. Se trata de
su lentitud burocrática, tapizada de papeles inútiles y pomposos comités
sin poder, especializados en reuniones innecesarias.
Esa incapacidad organizativa del Estado es la que aprovechan los
especuladores. Y el problema podría agravarse dado que el gobierno tiene
entre sus planes continuar abriéndose al mercado y eliminar totalmente
las subvenciones a los productos de primera necesidad.
Si en el futuro se va a optar por subvencionar solo a las personas de
bajos ingresos, el Estado debería pensar en cómo evitar que éstas se
vean obligadas a pagar precios artificialmente inflados por la acción de
un especulador capaz de acaparar, retener y vender.
Sería bueno mirarse en el espejo de una España que atraviesa la mayor de
sus crisis por no ser capaz de ponerle reglas al mercado para evitar la
especulación financiera e inmobiliaria. Aprender de los errores de los
demás es un claro síntoma de inteligencia.
La ventaja de Cuba es que sus líderes no "adoran" al mercado, la
desventaja es que conocen poco sus reglas, tras medio siglo de
"planificación socialista". Y la peor de las tentaciones es pensar que
el asunto se resuelve utilizando a la policía en vez de la economía.
Source: "Los ojos del pescado - BBC Mundo - Blogs" -
http://www.bbc.co.uk/mundo/blogs/2013/07/130718_blog_cartas_desde_cuba_los_ojos_del_pescado.shtml
No hay comentarios:
Publicar un comentario