sábado, 20 de julio de 2013

Los ojos del pescado

Los ojos del pescado

Fernando Ravsberg

BBC Mundo, @ravsberg

Jueves, 18 de julio de 2013



El periódico del Partido Comunista pone el grito en el cielo porque las

madres cubanas se han quedado sin pañales desechables para sus hijos y

acusa a los "inescrupulosos" revendedores de acapararlos para luego

ponerlos en venta a mayor precio.

Dicen en Cuba que hay quien compra pescado y después le tiene miedo a

los ojos. Si abren la economía al mercado se deberían conocer bien sus

leyes para elaborar políticas que protejan a los más humildes de las

prácticas comerciales abusivas.

En la isla esto no es nuevo, existe desde que hay escasez, pero en la

economía de la libreta de racionamiento era una actividad ilegal. Hoy,

sin embargo, no se puede arrestar a nadie por comprar todas las

existencias de un producto, siempre que pueda pagarlo.

No pretendo justificar a los especuladores, quienes generalmente

aparecen en los malos tiempos, de cualquier país y sistema. Son

individuos que se aprovechan de las necesidades de la gente para ganar

dinero haciéndoles la vida aún más difícil.

A veces llegan de forma artificial, recuerdo que durante el gobierno de

Salvador Allende en Chile se encontraban bodegas repletas de productos

de primera necesidad, acaparados para generar malestar en la población y

derrocar al presidente electo.

Pero no me parece que sea el caso de Cuba donde la oposición es mínima,

está atomizada y no cuenta con la infraestructura para semejante

operación. Aquí se trata de simples especuladores que crean escasez

artificial para ganar dinero inflando los precios.

El procedimiento es sencillo: se trata de encontrar un producto de mucha

demanda popular con poca presencia en las tiendas, donde se debe tener

buenos contactos para saber qué día entra el contenedor, información

privilegiada que les permite llegar primero y comprarlo todo.

Hay mucha gente dispuesta a pagar el doble con tal de tener pañales

desechables para el niño o el abuelo, frazadas de piso, pasta de

dientes, el codo de media para reparar la tubería o el cable eléctrico

imprescindible para solucionar un cortocircuito.

Cuando un producto escasea inmediatamente se pone la maquinaria en

marcha y ocurre a plena luz del día. Cada local comercial está rodeado

de personas que acosan a los clientes ofreciéndoles los productos y

advirtiéndoles que no los encontrará dentro.

No soy muy ducho en economía, por eso solo se me ocurren un par de

soluciones a la especulación. Una es la bien conocida libreta de

racionamiento y la otra la saturación del mercado, generando una mayor

oferta que impida la reventa a sobreprecio.



En ocasiones es solo un problema organizativo. Muchos cubanos y

extranjeros cambian sus euros a particulares para evitar las enormes

colas de las casas de cambio del Estado, las que a veces ni siquiera

cuentan con el suficiente efectivo.

Parece como si nadie hiciera el cálculo de cuánto dinero más recaudaría

el Estado si sus Cadecas tuvieran las ventanillas suficientes para que

los clientes puedan acceder rápidamente al canje de moneda. Se ahorran

centavos para perder millones.

Si cuando vacían de pañales una tienda, ésta fuera reabastecida

inmediatamente, los especuladores tendrían que venderlos a un menor

precio, perdiendo así parte del capital inicial, con lo cual

probablemente buscarían otra actividad más lucrativa.

Muchas veces ni siquiera se trata de pobreza, no creo que Cuba carezca

de la capacidad financiera para importar frazadas de piso. Se trata de

su lentitud burocrática, tapizada de papeles inútiles y pomposos comités

sin poder, especializados en reuniones innecesarias.

Esa incapacidad organizativa del Estado es la que aprovechan los

especuladores. Y el problema podría agravarse dado que el gobierno tiene

entre sus planes continuar abriéndose al mercado y eliminar totalmente

las subvenciones a los productos de primera necesidad.

Si en el futuro se va a optar por subvencionar solo a las personas de

bajos ingresos, el Estado debería pensar en cómo evitar que éstas se

vean obligadas a pagar precios artificialmente inflados por la acción de

un especulador capaz de acaparar, retener y vender.

Sería bueno mirarse en el espejo de una España que atraviesa la mayor de

sus crisis por no ser capaz de ponerle reglas al mercado para evitar la

especulación financiera e inmobiliaria. Aprender de los errores de los

demás es un claro síntoma de inteligencia.

La ventaja de Cuba es que sus líderes no "adoran" al mercado, la

desventaja es que conocen poco sus reglas, tras medio siglo de

"planificación socialista". Y la peor de las tentaciones es pensar que

el asunto se resuelve utilizando a la policía en vez de la economía.



Source: "Los ojos del pescado - BBC Mundo - Blogs" -

http://www.bbc.co.uk/mundo/blogs/2013/07/130718_blog_cartas_desde_cuba_los_ojos_del_pescado.shtml

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