Cuba, ¿un país estático que comienza a moverse?
Luego de medio siglo de gobierno comunista, el tiempo parece congelado,
pero otros dicen que el ritmo de la vida se ha acelerado mucho en los
últimos tres años
diciembre 20, 2013
En Cuba, todo depende del cristal con que se miren las cosas.
Para muchos isleños, los días transcurren lentamente, bajo un sol
abrasador. Luego de medio siglo de gobierno comunista, el tiempo parece
congelado en las fachadas de mansiones coloniales venidas a menos, el
cromo de los automóviles de la década de 1950 y un reloj que no funciona
en el aeropuerto. Y no sienten apuro alguno.
Otros dicen que el ritmo de la vida se ha acelerado mucho en los tres
años que han pasado desde que Raúl Castro exhortó a la población a
apoyar sus reformas "sin prisa, pero si pausa". De repente aumentó el
tráfico en las callas de La Habana. Hay que cumplir con compromisos,
resolver asuntos privados y otras cosas.
"Yo hallo que este año se ha ido más rápido que nunca. Estamos viviendo
tiempos acelerados", expresó Antonio Hernández, un empleado de
mantenimiento de 57 años. "Uno se levanta por la mañana y... ¡ya estamos
en diciembre!".
La sensación de que todo se acelera le recuerda a mucha gente otras
épocas. Los años que siguieron a la revolución de 1959 fueron un período
sumamente agitado, en el que Fidel Castro y sus rebeldes armados
derrocaron al caudillo Fulgencio Bautista y acabaron con su forma de
capitalismo despreocupado.
En poco tiempo Castro nacionalizó las empresas privadas. El nuevo
gobierno comunista movilizó los maestros de toda la nación para poner la
educación al alcance de los más pobres y no mucho después declaró que
había erradicado el analfabetismo. La fallida invasión de Bahía de
Cochinos fue seguida por un embargo económico de Estados Unidos y por la
Crisis de los Misiles.
A los cubanos se les garantizó vivienda, comida, atención médica y
trabajos sin tomar en cuenta su desempeño. Hubo períodos de auge
seguidos por otros de crisis, se fantaseó en torno a la producción
azucarera, se lanzaron aventuras militares en Africa y se forjó un
fuerte vínculo con todo lo que fuese soviético hasta la desaparición de
ese bloque. Acto seguido, la vida casi se detuvo por décadas. La gente
se dejó estar. La producción decayó. El tiempo se tornó estático. Los
resultados fueron por momentos enloquecedores.
Los cubanos pasaron años en listas de espera para conseguir autos y
viviendas, o hicieron cola por horas para comprar alimentos y artículos
para el hogar, a veces sin saber si estaban disponibles. Una lluvia era
razón suficiente para no ir a trabajar en este país tropical.
A algunos ese ritmo de vida les encantó. No había necesidad de manejar
rápido porque no los esperaban en ningún lado. No había apuro por
contestar correos electrónicos porque pocos tenían acceso a la internet
y nadie hubiera dicho que jugar al dominó con amigos un domingo por la
tarde era una pérdida de tiempo, ya que era un hábito que cultivaron por
40 años.
El tiempo se detuvo también en la política. En otros países un cambio de
gobierno a menudo conlleva una nueva era. Los gobiernos de Ronald Reagan
y Barack Obama en Estados Unidos, el de Margaret Thatcher en Inglaterra.
En Cuba llevaban n casi 50 años de gobierno comunista dirigido por Fidel
Castro y sin la menor perspectiva de cambios.
Lo mismo sucede en el ámbito de las relaciones internacionales. Mientras
que Estados Unidos normalizó relaciones con China, Vietnam y Rusia, La
Habana y Washington siguen hostigándose.
En Cuba la revolución es vista como un estado de cosas permanente. La
historia es tratada como una noticia en la televisión estatal, que
transmite con frecuencia las conmemoraciones de aniversarios de
escaramuzas relacionadas con el alzamiento de 1959. La prensa oficial
sigue imprimiendo discursos que Fidel Castro pronunció décadas atrás.
Recientemente, la nota principal del día fue la recreación hecha por un
grupo de jóvenes del viaje de los hermanos Castro de vuelta a Cuba en el
yate Granma en 1956, que casi termina en un desastre pero que a la larga
fue el punto de partida de la lucha armada que derrocó a Batista.
El pasado y el futuro se confunden en un momento histórico: la marcha
triunfal de Fidel Castro a La Habana en enero de 1959.
Pero para muchos cubanos, la vida se ha acelerado desde que Raúl Castro
asumió la presidencia en el 2006, cuando Fidel sufrió un problema
intestinal que casi lo mata. Raúl legalizó las computadoras y los
teléfonos celulares y eliminó las restricciones para que los cubanos
ingresen a los hoteles, pero esperó tres años para anunciar cambios más
radicales, incluidas formas limitadas de mercado libre capitalista.
Se está facilitando el acceso a la internet y la propiedad de
computadoras y teléfonos celulares. Los cubanos pueden tener sus propios
negocios, comprar y vender casas, abrir pequeñas empresas, contratar
trabajadores y viajar al exterior sin tener que someterse a la
humillación de pedirle permiso al gobierno.
"Si a ti te hubieran dicho hace seis años que podrías hacer esto, esto y
esto y haces una listado de todo lo que ha cambiado en seis años en
Cuba, es impresionante", expresó Carlos Alzugaray, veterano diplomático
cubano y prominente intelectual.
Para la nueva clase empresarial cubana, no poder asistir a una cita
puede conllevar pérdidas. Para sus empleados, llegar tarde puede
costarles el trabajo. Algunos aplazan sus vacaciones para administrar
sus pequeños negocios. Otros transmiten mayor seguridad al caminar por
la acera.
"Ahora ves a algunos cubanos --una minoría, en ciertas partes de la
ciudad-- que tienen otra actitud", expresó Gregory Biniowsky, un abogado
canadiense que vive en Cuba. "Los últimos tres años, de repente sientes
que el tiempo se aceleró. Están de apuro, tratando de llegar a algún
sitio. Si lo comparas con la Cuba de los años 70 u 80, nadie tenía apuro
por llegar a ninguna parte".
Aviel Sanmiguel, gerente de 42 años de Doña Eutimia, un restaurante
privado con 18 empleados en la Vieja Habana, djio que le costó
acostumbrarse a la idea de trabajar 15 horas diarias. También le costó
despedir a un empleado que no rendía.
"Cuesta muchísimo, hemos estado paternalizados mucho tiempo", expresó.
"Ahora sé que me tengo que levantar temprano... Si no hago mi trabajo,
se perjudica el cliente y 18 gentes, que son 18 familias y más contando
con toda la gente externa que depende, el florero, el que lava manteles".
Los más inquietos, sin embargo, dicen que los cambios llegan demasiado
lentos. Sí, pueden viajar y comprar propiedades, pero quieren más: más
dinero, más oportunidades, más libertades políticas. El Partido
Comunista sigue siendo el único partido de la isla y las autoridades
dicen que eso no va a cambiar. La economía sigue débil y los disidentes
continúan siendo hostigados y detenidos. Es legal trabajar por tu propia
cuenta pelando frutas o como custodio de baños, pero no puedes ser un
abogado privado. Y Cuba sigue siendo el país con menor nivel de
penetración de la internet y con el servicio más lento del Hemisferio
Occidental.
"¿Cambios? ¿Qué cambios? Lo que quiero es irme de aquí porque estoy
desesperado", expresó Orlando Rivera, de 28 años, quien dice que no
tiene trabajo.
Mientras que Fidel Castro gobernó mayormente por decreto e impulsado por
la fuerza de su personalidad, su hermano Raúl es más considerado. Busca
el consenso, lo que toma tiempo.
Con un nuevo iPhone en la mano, el diplomático Alzugaray, de 70 años,
dijo que le gustaría que los cambios fuesen más rápidos, pero que el
ritmo mesurado de Raúl Castro puede arrojar resultados más duraderos.
"Tiene un sector conservador del cual no puede prescindir", explicó.
En muchas partes de La Habana el paisaje cambia rápidamente. Hay calles
otrora oscuras por las que la gente camina bajo carteles de neón de
nuevos bares, restaurantes y habitaciones en alquiler. En el puerto, un
viejo muelle fue destruido y pronto abrirá una microdestilería.
En casas y negocios hay cada vez más árboles y coronas de Navidad ya que
ese festejo se está popularizando de nuevo en un país que ha sido
oficialmente ateo por décadas. Se están viendo numerosos autos último
modelo europeos y asiáticos que comparten las calles con vetustos
Chevrolet estadounidenses y Lada rusos.
Por mucho que repita la frase "sin prisa pero sin pausa", Castro siente
el ruido de las agujas del reloj. Tiene 82 años y, en una muestra de los
tiempos cambiantes, dijo que se retirará al completar su mandato en el
2018. Apeló ya a la nueva generación al nombrar a Miguel Díaz Canel, de
53 años, como su primer vicepresidente y heredero aparente.
"Quedan un par de granos de arena en el reloj", afirmó Biniowsky, el
abogado canadiense. "Y lo sabe. Si quieren preservar su legado y
mantener viva la idea de la revolución como institución, algo que sigue,
están en una carrera contra el tiempo".
Source: "Cuba, ¿un país estático que comienza a moverse?" -
http://www.martinoticias.com/content/cuba-estatismo-reformas/30392.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario