viernes, 20 de febrero de 2015

Fracaso del sistema económico cubano

Fracaso del sistema económico cubano
[19-02-2015 22:35:22]
Hugo Araña
Corresponsal de Misceláneas de Cuba

(www.miscelaneasdecuba.net).- Para deducir al menos, y por ende llegar a
una posible conclusión en referencia al proceso económico cotidiano en
nuestro país, siempre nos toparemos con ciertas lagunas debido a la poca
información emitida por el mismo Gobierno en este terreno. No queda otro
remedio que captar lo que nos rodea con sus posibles niveles de
opiniones, donde por supuesto, las dudas y conjeturas hacen de las suyas.
Por lo tanto, nos ubicaremos en lo posible y ateniendonos la historia, a
partir de los años sesenta del pasado siglo. A las autoridades llamadas
revolucionarias que todo lo basaban en lo político, la misma realidad
que es siempre la que dice la última palabra, los obligó a preocuparse
más por el factor económico, que en sí es el que mueve cualquier sistema
social.

La misma población sometida a constantes enunciados políticos, fue la
principal víctima de acciones llevadas a cabo por "los economistas
revolucionarios" que ignoraban cómo implantarlas y desarrollarlas para
que se sintiera algo mejor el nivel de vida como producto del cambio
político económico impuesto, algo que por cierto casi nadie entendió,
ya que el objetivo principal fue borrar del todo el ayer económico pero
que al pasar el tiempo y las circunstancias, los escasos resultados
llevados en ejecución no cumplimentaron las necesidades perentorias,
debido en parte a que los nuevos encargados de dirigir la supuesta nueva
economía no estaban tan preparados para adecuarla a las circunstancias
que se vivieron en esos primeros años de la Revolución al quedarse ésta
casi al pairo, debido al afán por erradicar para siempre la otra
economía, la del capitalismo, al cual se le adjudicó todos los males
posibles y no posibles.

Por lo tanto, el Gobierno con la mira de transformarse en un país
socialista -aunque al principio no lo mencionaba mucho-, trató de
implantar un supuesto nuevo código económico de acuerdo al que primaba
en los países comunistas que pululaban en Europa, y así poder salir a
flote más en lo económico que en lo filosófico, y lograr que la misma
población admitiera que únicamente con ese sistema la economía cotidiana
cubana saldría a flote.

Entre otras tantas acciones, comenzaron a llegar a Cuba técnicos rusos
y checos principalmente -que este comentarista trabajó en cierta forma
con ellos- para orientar, etc., cuyo resultado sería principalmente
poner en ejecución los pasos que debían de llevarse a cabo e igualarse
al modelo de esos países, sin tener en cuenta si se adecuaban a
nuestra realidad, y estuviera de acuerdo o no con sus método. Los
proyectados logros fueron bastante escasos, debido a los fracasos que
poco a poco comenzaron a aparecer siendo el mismo Gobierno fue el gran
perdedor debido a los métodos impuestos, máxime que las mismas
importaciones fueron mucho más que las exportaciones, donde hasta el
azúcar y el níquel tuvieron que ajustarse a las reglas de esos países y
lo que primó entonces fue un intercambio económico muy arraigado al
comunismo, pero que no funcionaba en sí en la Isla, atada desde entonces
a cualquier comercio en esas áreas que ingresara dinero en sus arcas, y
así poder adquirir un poco más alimentos, comestibles, adjuntos a nuevos
proyectos industriales, los pocos existentes que quedaron funcionando y
que casi todos se vinieron abajo lentamente al caerse el campo
socialista, cuyas repercusiones en Cuba fueron desastrosas para la
población en casi todos los sentidos.

La economía decayó ostensiblemente y la muestra más palpable fue la
carencia de productos de primer orden en la canasta familiar, creándose
un déficit presupuestario que ensombreció la realidad del país,
incidiendo en la poca entrada de divisas extranjeras que redujo el
proyectado y ansiado desarrollo, que hasta hoy en día aún no han podido
resolver; aunque es justo anotarlo, que el incremento del turismo
internacional en estos últimos años, actúa como cierto paliativo, pero
que tampoco incide directamente en el pueblo para salir hacia adelante
en su economía en sentido general, ya que es una industria resbaladiza y
no siempre muy segura.

Y es quizás, aunque es imposible enmarcarlo en una fecha exacta, el
tiempo quien siempre dice la última palabra y los mismos dirigentes
últimamente buscan otros mercados y ayudas para complementar las
necesidades básicas del cubano, que como siempre sucede es el que sufre
los desmanes manteniéndose en una especie de loca carrera por sobrevivir
a como fuese; ya que por otro lado, hasta los mismos sueldos no
satisfacen las necesidades de la clase obrera, surgiendo entonces como
desde hace un tiempo el contrabando, la especulación con todos sus
matices, el robo hasta dentro de los mismos ministerios (que aún hoy en
día no ha podido ser abolido) y cuya repercusión ha sido tan grande que
el mismo diario Juventud Rebelde de agosto 31 del pasado año, publicó un
comentario cuyo título fue bastante elocuente: "Subterránea y
peligrosa", exponiendo la degradación existente en la población, no en
su necesidad por vivir, sino más bien por sobrevivir, donde para más,
nuestra idiosincrasia sin remedio alguno, ha sufrido una
desmoralización nunca vista de la cual se han hecho eco los mismos
ciudadanos.

Esto dio lugar por otra parte a que el Gobierno, sumarísimo crítico de
las economías capitalistas, no le quedara otro remedio de pactar en
cierta forma con ellas; eso sí, sin mucha publicidad en pos de paliar la
triste realidad del cubano y con el paso de los días comenzaron a surgir
entidades nada socialistas ni comunistas en la Isla dando como
resultado que ya no se puede deducir en sí, cuál sistema económico
ímpera en la actualidad.

Estos desbalances a veces aparecen -por supuestos muy moderados- hasta
en el mismo diario Granma (léanse las páginas de Economía de los viernes
en la sección "Cartas a la dirección"), eso sí, de manera muy mesurada y
hasta a veces con palabras bastante moderadas para no agregar más
desosiegos que redunden negativamente en la población y ya muchos se
preguntan: ¿qué tipo de economía tenemos?, porque por otra parte sí no
se adecúan a una real respuesta.

Uno de los resultados más latentes y lamentables, es una falta de fe
en el mismo Gobierno, provocándose como un especie de divorcio y con los
años quienes nos dirigen no han tenido otra alternativa que permitir
negocios particulares pequeños, claro con permiso estatal, así como en
el mismo sector campesino donde ya existen productores con esta
solución, eso sí bastante controlados, donde pueden vender sus
productos directamente al pueblo a precios algo asequibles, y donde las
instituciones del turismo se aprovechan para adquirir productos frescos
del campo y se ha permitido una especie de despegue que pensamos que con
el tiempo y las circunstancias cobre más fuerza , cuyo resultado es y
será aceptar sin lugar a dudas una situación que se creía muerta para
siempre en la Isla.

Pero en los platos fuertes, es decir en las industrias pesadas, todo
continúa igual o casi peor. Los avances no se captan. Las producciones
estatales no abastecen las necesidades de las mismas o cierran esta o
aquella, e importan entonces equis producto que, no sólo viene con una
calidad superior, cuyo resultado es que muchos obreros quedan al pairo.
El mismo presidente Raúl Castro en un reportaje transmitido por la TV
Nacional (junio del 2014) "auguraba" que ese desfase disminuiría en
cierto modo, cuando "como ejemplo", la Terminal de Contenedores en el
puerto del Mariel, la cantidad de obreros que requerirá, será grande
sean de donde procedan, y así se disminuirá en cierto modo el por
ciento de los desempleados actuales; o en las transformaciones técnicas
en los nuevos yacimientos de níquel que se llevan a cabo en Nicaro,
situados al este de la Isla y que ya ofrece condiciones a la masa obrera
para que se traslade a ese lugar y quizás (ojalá) resulte lo que se
espera, sólo que habrá que darle tiempo al tiempo para ver dichos
resultados, y palpar si el índice económico del pueblo podrá subir un
poco en su nivel de vida, y así ayudar y alcanzar ciertos índices no
solo de la productividad, sino que ellas mismas incrementen otros
proyectos, y por ende, los salarios sean también más remunerados.

De todos modos para finalizar este comentario, la realidad es que ya el
Gobierno desde hace algunos años no atraviesa una fase estable. Por lo
cual, y por informaciones en la misma prensa y en algunos programas
televisados, esperemos que otras entidades capitalistas entren en la
Isla para crear nuevas industrias, o que modernice las pocas que se
mantienen en pie. Veremos entonces como una silenciosa bofetada, el
Gobierno que contra viento y marea continúa auto titulándose socialista,
tendrá que bajar la cabeza por su decadente política económica que
impuso en nombre de ese socialismo que fue y es en la actualidad y
para más sin lugar a dudas, un clásico FRACASO.

Source: Fracaso del sistema económico cubano - Misceláneas de Cuba -
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/Article/Index/54e6571a3a682e0cf4b110d5#.VOcFR_nF9HE

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