¿Por qué no se habla del otro embargo?
JORGE A. SANGUINETTY | Washington | 24 Feb 2015 - 10:16 am.
Las restricciones comerciales y de todo tipo impuestas por el castrismo
a los cubanos son la principal causa de la pobreza en la Isla.
Como se sabe, el embargo de Estados Unidos a la economía cubana es un
conjunto de restricciones que impide las relaciones comerciales entre
ambos países. Tal embargo coexiste desde su comienzo en 1961 con las
restricciones comerciales y de todo tipo que La Habana impuso ese mismo
año a la economía de los cubanos y que se mantiene hasta nuestros días
con algunas modificaciones. No se necesita hacer un análisis económico
muy profundo para concluir que tales restricciones, o lo que yo llamo el
"embargo interno" o verdadero bloqueo económico, han sido y siguen
siendo más costosas a la economía nacional que las del embargo de EEUU.
Entre las restricciones más dañinas se encuentra la prohibición del
Gobierno cubano de que sus ciudadanos posean o desarrollen empresas
productivas, con la excepción de algunos pequeños agricultores. Incluso
en 1968, el trabajo por cuenta propia quedó estrictamente prohibido,
llegándose al extremo de expropiar a los vendedores callejeros. Desde la
caída de la Unión Soviética, sin embargo y en los últimos pocos años, el
gobierno se vio forzado a levantar marginalmente esta absurda
restricción a la economía de los cubanos. Esto se debió a que la
creciente insolvencia y endeudamiento de Cuba no le permitía al Gobierno
mantener a todos los cubanos empleados por el Estado.
Un segundo grupo de restricciones limita la actividad de los cubanos
como consumidores, sujetos desde 1962 a un rígido régimen de
racionamiento y a la necesidad de recurrir al mercado negro para obtener
abastecimientos básicos. Parte del régimen de racionamiento incluye el
hecho de que es el Gobierno quién determina centralmente lo que los
cubanos van a consumir o pueden comprar, de manera que el concepto de
"soberanía del consumidor" no existe en Cuba.
Otra restricción crítica es la del comercio, tanto doméstico como
internacional. En 1961 Fidel Castro estableció el monopolio absoluto de
ambas formas de comercio, liberándose la del comercio interior en una
medida muy limitada en los últimos años. No obstante perduran muchas
regulaciones como el control de precios de las mercancías disponibles y
los cobros de elevados impuestos confiscatorios junto a muchos
requisitos burocráticos como permisos y licencias para operar cualquier
negocio.
A la larga lista de restricciones hay que sumar las que minimizan la
libertad de los trabajadores para laborar en donde pueden ser más
productivos y tengan mejor remuneración y beneficios. O sea, como casi
todas las empresas son estatales y administradas centralmente, el
Gobierno es casi el único empleador, lo que se llama en economía un
monopsonio, cuyo resultado, combinado con su carácter de monopolio, es
que el ciudadano como trabajador y como consumidor carece de casi todo
poder económico.
Las restricciones económicas impuestas por el Gobierno cubano son tantas
que no las puedo detallar aquí. Sin embargo es importante señalar que
dichas restricciones económicas están reforzadas por innumerables
restricciones políticas y de derechos civiles. De hecho, la revolución
cubana ha utilizado la economía nacional como un instrumento de control
político, comenzando con las expropiaciones masivas de 1960 y las otras
medidas que prosiguieron. En realidad el desarrollo económico de Cuba y
el mejoramiento de las condiciones de vida de los cubanos han estado
supeditados a la agenda personal de los gobernantes. Esto ha causado la
doble depauperación de los cubanos, en lo económico y en lo político y
civil. En este marco se puede afirmar con todo rigor que el embargo
interno y no el americano es la causa principal de la regresión
económica de Cuba y su estancamiento crónico.
Cuando honesta y rigurosamente examinamos el modo en que ha evolucionado
el proceso revolucionario en Cuba desde 1959, nos damos cuenta que la
centralización máxima de poderes económicos en manos de los hermanos
Castro ha borrado la separación entre lo que es propiedad pública y
propiedad privada. O sea, por el modo como se toman las decisiones, la
economía se maneja como si fuera privada (aunque disfrazada de
socialista), pero de manera muy ineficiente, como si fuera un ministerio
público.
Por estas razones siempre me he preguntado por qué los que abogan por el
levantamiento del embargo de EEUU a la economía de los hermanos Castro
nunca reconocen el otro embargo, o sea, el bloqueo de ellos a la
economía de los cubanos. Hay una iniquidad ínsita en las proposiciones
de levantar el embargo americano sin levantar el otro. Si así fuera,
como muchos proponen, el resultado sería el de mejorar la economía
privada de la familia Castro, sus herederos de facto y sus seguidores
más cercanos, dejando al ciudadano cubano fuera del juego. Por eso yo
creo que un levantamiento unilateral del embargo de EEUU es moralmente
injustificable.
Source: ¿Por qué no se habla del otro embargo? | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1424769412_13049.html
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