viernes, 3 de febrero de 2006

El pueblo sufre las consecuencias

ECONOMIA INFORMAL
El pueblo sufre las consecuencias

Miriam Leiva

LA HABANA, Cuba - Febrero (www.cubanet.org) - El viejo y maquillado auto
americano de los años 30, 40 ó 50 se acerca a la multitud, que se empuja
para sacar la mano primero y lograr un asiento incómodo para tres
personas, pero que alojará a cuatro detrás, y dos más el chofer delante,
todos convenientemente apretados y aliviados de haber conseguido salir
de la esquina distante del lugar de destino. ¡Quién sabe cuándo llegará
el próximo ómnibus, o sea, la cubana guagua!

Las señas del folclórico propietario del "almendrón", como popularmente
se llama a estos vetustos taxis para nacionales, en pesos cubanos, ya
son bien conocidas por la población. Quizás su mano indica hacia
delante, a izquierda o derecha, y los presuntos clientes insistirán en
abordar el vehículo.

Entre el gentío, alguien logra decir al chofer el lugar hacia donde se
dirige, y éste presto responde: "Sí, aunque para allí ahora son 20
pesos". La cara de la cubana desgreñada por el forcejeo hace una mueca y
protesta: "¡Si siempre ha costado 10!" No hay arreglo, lo toma o lo
deja. Sale alegre el almendrón, con esa música que ya no se disfruta,
porque se imponen los ritmos más estridentes a decibeles tan elevados
que dentro de poco toda la población será sorda. Si algún cliente pide
que bajen el volumen, el alterado conductor (como la mayoría de los
cubanos ahora) usualmente se molestará y hasta amenazará con bajarlo del
auto.

Tan pronto se pone en marcha, una señora irónicamente pregunta si el
Vedado ha subido de categoría y la Habana Vieja se ha alejado, porque de
La Lisa al Vedad, y de éste a La Habana hay que pagar el doble. Por
suerte, el anfitrión lo toma con calma. Explica que desde que el
gobierno está apretando aún más, los taxistas tienen que gastar 15 CUC
(pesos cubanos convertibles) diarios en combustible, que él cobra en
pesos cubanos normales, por lo que tiene que salir a buscar una CADECA
para cambiar el dinero, pero pocas hacen la operación de venta de
divisa, de manera que debe andar La Habana y hacer cola. Con sentimiento
de comprensión, dice: "Ustedes son los que pagan las consecuencias".

Comienzan los comentarios y las preguntas. La señora respira
profundamente; ella desde enero está pagando mucho más por la
electricidad. "Por supuesto", continúa el hombre, "y pagaremos más por
todo, porque cuando cosas tan necesarias suben de precio, lo demás tiene
que seguirle". El está obligado a mantener el auto en muy buen estado,
no sólo porque es la fuente del sustento de su familia, sino por todos
los controles y exigencias del gobierno. Recientemente tuvo que pintarlo
por 280 CUC -y además te anotan el nombre y el número de licencia cada
vez que compras el producto en un CUPET (estaciones de servicio ahora
controlados por jóvenes trabajadores sociales, porque los "pisteros"
fueron enviados a casa hace meses para "impedir el robo"). Eso sin
contar las multas impuestas por los inspectores para diversos
propósitos, y los policías siempre a la caza.

Alguien detrás comenta que el transporte público continúa de mal en
peor. Se ha anunciado que será mejorado próximamente, y que los precios
se aumentarán. Se producen los lógicos intercambios de opiniones
bastante escépticas o malhumoradas. Los salarios y pensiones son muy
bajos, pero todo sube y sube…

"¡Yo lo que quiero es visas para mí, mi mujer y mis hijos, para irme, y
lo dejo todo!", revienta en un exabrupto emocional alguien. "Hubiera
podido hacerlo cuando se fueron mi papá y mi hermano, pero no iba a
dejar a mi familia. Unicamente yo tenía derecho a visa. No me
arrepiento, porque no puedo abandonarlos y contentarme con enviarles
dinero desde allá".

Tristemente, los cubanos, ante la imposibilidad de solucionar los
problemas que los agobian, siguen la única senda que el gobierno cubano
les ofrece: "Si no les gusta, cállense, preparen los papeles o juéguense
la vida en el mar, y váyanse". Cada día es mayor el descontento popular,
sin que las autoridades brinden soluciones a los crecientes problemas.
Crecen las desigualdades y las tensiones sociales. También aumenta la
toma de conciencia sobre los caprichos del gobierno.

http://www.cubanet.org/CNews/y06/feb06/02a9.htm

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