miércoles, 19 de abril de 2006

Convierten en Cuba autos clasicos en ahorradores

Convierten en Cuba autos clásicos en ahorradores
EFE
El Universal
Martes 18 de abril del 2006

Sustituyen motores de gasolina por diesel o gas licuado; otros conservan
las piezas originales y son la envidia de coleccionistas

Ante la necesidad los cubanos han agudizado el ingenio y se han
convertido en expertos mecánicos capaces de mantener en activo miles de
vehículos de la primera mitad del siglo XX que circulan por la isla como
auténticos museos rodantes.

Cruzarse, por ejemplo, con un “ Ford ” , un “ Chevrolet ” o un “
Oldsmobile ” de 1930 a 1950 por las calles de las grandes ciudades o
cualquier carretera es absolutamente normal en Cuba, donde es difícil
saber a ciencia cierta cuántos miles de estos vehículos aún se conservan
en activo o guardados en garajes a buen recaudo.

Los Almendrones, el invento para ahorrar

Las restricciones gubernamentales impuestas a los cubanos para la compra
de vehículos nuevos han obligado a los propietarios de estos viejos
automóviles a ingeniárselas para mantenerlos en funcionamiento.

Muchos de estos vehículos, de fabricación estadounidense, mantienen sus
motores originales, la carrocería y algunos agregados, pero otros han
sido modificados para seguir “ en marcha ” debido a la falta de piezas
originales.

Es común ver en La Habana viejos modelos con motores rusos “ Lada ” ,
piezas de “ Mitsubishi ” o de otras marcas, preferiblemente de diesel,
que los hace más rentables.

En algunos casos, para abaratar costes, los propietarios han logrado que
sus viejos vehículos se muevan gracias a un pequeño cilindro de gas
licuado en sustitución de la gasolina.

Este particular sistema es uno de los más utilizados en los grandes
vehículos antiguos convertidos en taxis particulares y bautizados por
los cubanos como “almendrones” .

“Este nuevo 'invento' tiene sus riesgos, pero conducimos con el mayor
cuidado posible, y hasta ahora no ha habido que lamentar ningún
accidente”, explica uno de los usuarios de este mecanismo.

El auto, una forma de vida en Cuba

Abraham, un joven fotógrafo habanero, posee un “ Oldsmobile ” de 1953
que conserva su motor original de ocho cilindros y “ consume gasolina
como un caballo ” , lo que le obliga a “ inventar ” para mantenerlo.

El joven considera su “ almendrón ” como un “ pluri-oficio ” porque le
permite trasladar mercancías ligeras o pasajeros para ganarse la vida.

Entre tanto, Julio Enrique es propietario desde 1990 de un “ Chevrolet
Torpedo ” de 1951 que conserva su carrocería en muy buen estado y muchas
de sus piezas originales.

El vehículo, asegura Julio Enrique, dispone de un motor original de seis
cilindros, reparado hace 15 años, que gasta un litro de combustible cada
7 kilómetros.

“Es una renta, pero trato de mantenerlo a toda costa para ganarme la
vida” , comenta este habanero, que reconoce que en su “ Torpedo ” lo
mismo traslada sacos de cemento que pasajeros y “ lo que venga ”.

“Intento llenarle 'la panza' (depósito), de 60 litros de capacidad,
porque su utilización me permite sobrevivir” , añade.

Joyas cubanas del automovilismo

Algunos propietarios de estas viejas joyas, conocedores del valor que
pueden tener en el mercado internacional, han preferido guardarlos en
garajes u ocultarlos en sus viviendas a la espera de que cambie la
legislación y les permitan venderlos a coleccionistas dispuestos a pagar
un alto precio por conseguir uno de estos modelos.

Otros se han sumado a alguno de los proyectos de autos históricos que se
han puesto en marcha en Cuba, sobre todo en las principales ciudades
como La Habana, Pinar del Río, Santiago y Matanzas.

Estas iniciativas tienen carácter no lucrativo y forman las Escuderías
de Autos Históricos, registradas por la Federación de Automovilismo y
Kartismo de Cuba como una modalidad deportiva más.

Las escuderías realizan exposiciones promocionales y competitivas en
diferentes modalidades, según las marcas de los autos, su antigüedad y
su estado.

El primer automóvil llegó a Cuba en 1898 y, en menos de diez años, la
compañía Ford ya había comercializado en La Habana un gran número de
vehículos popularmente conocidos como “ tres patadas ” , debido a sus
tres cambios de velocidad.

Registros de principios del siglo pasado señalan que en 1917 circulaban
por la isla más de 4 mil 400 vehículos de un centenar de marcas
diferentes, concentrados fundamentalmente en la capital cubana.

http://www.eluniversal.com.mx/articulos/30563.html

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