Leonel Alberto Pérez Belette
LA HABANA, Cuba, mayo (www.cubanet.org) - La iniciativa privada se
impone poco a poco en la economía doméstica, a pesar de las
restricciones estatales. La presente feria de artesanía que se presenta
en el pabellón Cuba, Arte para Mamá, en el Vedado, es una de las tantas
pruebas de lo afirmado, y que nada tiene que ver con el modelo chino,
sino con una modalidad criolla.
La feria, auspiciada por el Fondo de Bienes Culturales (FBC), abrió sus
puertas el 20 de abril y finalizará el próximo 11 de mayo. Su principal
propósito ha sido brindar una opción para que los capitalinos puedan
comprar un regalo para el Día de las Madres el próximo domingo.
Objetos confeccionados con materiales como semillas, piel, madera,
metales, piedras, conchas, etc, pueden apreciarse en los diferentes
estantes. Existen ofertas para todos los bolsillos y gustos. Diseños y
creaciones maravillosas producto de la inventiva de artistas
desconocidos. Algo curioso es que por primera vez se presenten los
kioscos de los artesanos bajo el rótulo de "negocio familiar", que
aunque en la práctica es fiscalizado por el FBC, tiene un cierto aire de
liberalización.
El Estado, a través del Ministerio de Comercio Interior (MINCIN) ha
demostrado una y otra vez su incapacidad para cubrir las demandas de la
población, a pesar de contar con la industrial nacional. Baste señalar
que el año pasado para el Día de las Madres, a los funcionarios de dicho
ministerio se le ocurrió surtir las tiendas que venden en moneda
nacional con piezas de repuestos para bicicletas rusas y chinas. Ni
flores, ni otras opciones, era cuestión de llegar y decir: ¡Mamá, te
compré una catalina y un dinamo nuevos!
En Cuba, durante casi medio siglo, las autoridades han mantenido una
guerra abierta contra la iniciativa privada. Hace dos años, los
artesanos de otras entidades fueron expulsados de sus espacios
naturales, en plazas al aire libre como la popular feria del Malecón, y
enviados a locales cerrados y de difícil acceso, como la destartalada
otrora tienda Fin de Siglo. La razón esgrimida por las autoridades es
impedir que los artesanos se enriquezcan o especulen. En la práctica el
resultado de esta política ha sido que los más capaces se vayan del
país por cualquier vía.
Otros espacios feriales, pertenecientes a la oficina del Historiador de
La Ciudad, dirigida por Eusebio Leal Spengler, están a punto de
desaparecer de las proximidades de la Plaza de la Catedral para ser
trasladados al final de la Avenida del Puerto. Los artesanos afectados
aún no saben cuál será su destino, pero prevén una caída de sus ventas.
No obstante, hay muchos artesanos optimistas que confían en que la
realidad cotidiana y el sentido común terminarán por imponerse.
Por el momento, el gobierno ha dado luz verde a algunos proyectos de
producción independiente en este sector, y en otros, pilares de economía
nacional. Incluso se han desmantelado las improductivas cooperativas de
producción agropecuaria creadas por el estado, para dar paso a proyectos
de tipo familiar. Simultáneamente, en el área de la vivienda también
las autoridades han iniciado un plan para favorecer las construcciones
por medios propios.
Aunque estos cambios no parecen suficientes para desatascar la
productividad, la población los recibe con agrado. La mayor parte del
público que asiste al Pabellón Cuba sale complacido, y la asistencia es
grande. Hace falta que se incentive aún más la competencia y que estos
experimentos se extiendan a toda la sociedad.
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